El básico toque femenino
«Garage», de Voadora, convierte una fábrica de coches en una metáfora del mundo para abordar el cambio de rol de la mujer
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Los gallegos de Voadora podrían haber contado su historia sin un coche, sí, pero no sería lo mismo. Así que, allá donde van, ellos se presentan con el auto, un Peugeot 106 en los inicios y un Citröen AX en la actualidad. ¿Que no entra? No se preocupen, que ellos harán que suba al escenario: en ascensor –«por eso elegimos el 106, era el único que cabía»– llegó al Teatro Nacional de Montbéliard para abrir la temporada 17/18 y troceado se introdujo en las tablas de Santiago de Compostela. Más cómodo resulta un Valle-Inclán de Madrid en el que no necesitarán pegarse con los elementos. Eso sí, el «pifostio», como lo llama Marta Pazos –directora–, va con ellos: «Estamos desmontando todo para que parezca un garaje de verdad».
Es «Garage», una nueva muestra de ese teatro real que hacen en Voadora. Tras pasear su sueño «trans» de una noche de verano y un «Don Juan» repleto de jubilados, presentan una propuesta propia donde serán ocho trabajadoras de la fábrica de Citröen PSA-Vigo –en Francia, donde les encargaron el original, usaron a gente de Peugeot– las que desarrollen la investigación poética de la compañía sobre el cambio de rol de la figura de la mujer en el marco socioeconómico europeo. «Pese a que las piezas están ensambladas con testimonios de las participantes, no es una propuesta documental porque se entrelaza con la fantasía», añade Fernando Epelde –autor–.
Entre otras historias y acompañados de música compuesta con el sonido de los motores, se podrá vivir el primer día de una de ellas: «Atravesó un pasillo de 150 metros por el que le soltaron todo tipo de piropos», cuenta Pazos, «pero también están las que, después de años, prefieren llegar diez minutos antes para evitarse el mal trago». Testimonios «fuertes», puntualizan, que llevan al espectador a la piel de sus protagonistas en «una fábrica que es como el mundo». Mujeres en una industria de hombres donde, sin embargo, el toque final lleva firma femenina: «El nacimiento, el proceso en el que decenas de señoras miran minuciosamente cada detalle y, luego, arrancan el coche para que ande sus 10 primeros metros», dice Pazos. El otro foco de atención está en la fantasía que aportan el AX junto a un «crush dummy» encargado de testar los vehículos y que aquí se aprovecha para contar cómo ven las máquina a los humanos.
Todo alrededor de un coche que emplean como métafora de nuestras vidas: «Desde que nuestras madres fueron a dar a luz montadas en uno hasta el que nos ha llevado de vacaciones este verano, pasando por ese en el que echamos el primer polvo o el que nos llevará, por último, hasta el tanatorio», cierran.