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Alemania

El Führerbunker, diez metros bajo tierra

El Führerbunker resistió los bombardeos soviéticos de las últimas horas de la guerra. Era una mole cuyas paredes tenían cuatro metros de espesor. Cuarenta escalones permitían el acceso al espartano refugio

Parte del búnk er Hitler
Parte del búnk er Hitlerlarazon

La figura de Adolf Hitler sigue despertando interés setenta años después de su muerte. Aunque los detalles de su vida y su final son ya conocidos, Jonathan Mayo –ganador de varios documentales emitidos en la BBC– y Emma Craige –autora de «Tarta de Chocolate con Hitler»– describen ahora cómo fue su último día minuto a minuto. La exactitud cronológica es capaz de encerrar al lector en el mismo búnker para vivir como testigo directo el plato de espaguetis que pidió como última comida, la fiesta que se celebró aquella noche y los consejos de los médicos para que su suicidio tuviera éxito. Algunos extractos de «Hitler’s Last Day: Minute By Minute» (Short Books) han sido publicados ahora por el rotativo británico «Daily Mail». El búnker era una construcción diseñada por el arquitecto oficial, Albert Speer, que aprovechó las obras para levantar unos nuevos refugios que comenzaron a construirse en 1943. La obra fue ejecutada por Carl Piepenburg. Allí se trasladó Hitler el 16 de enero de 1945. Cuarenta escalones conducían al búnker. En la planta baja se localizaban las habitaciones y despachos de Hitler y de Eva Braun, así como la sala de conferencias, el dormitorio de Goebbels, la sala de los médicos, los baños y las habitaciones auxiliares y del personal auxiliar. El techo y las paredes tenían un grosor de 4 metros. Su coste ascendió a 1,35 millones de Reischmark.

00:01 . domingo, 29 abril, 1945

Casi a diez metros bajo tierra, Eva Braun se prepara para el día de su boda. Está en su dormitorio en el Führerbunker. Su asistenta le peina el flequillo cuidadosamente, fijándoselo para arriba a la derecha, como a ella le gusta. En deferencia a su prometido, que detesta el maquillaje, pide que se la maquille de manera muy natural. Para la ocasión ha elegido un largo vestido de tafetán de seda negro, zapatos de ante del mismo color de Ferragamo, una pulsera de oro con gemas de turmalina rosa, un collar de topacio y su reloj de diamantes favorito. Esta noche, 14 años después del inicio de su romance secreto, se casará, al fin, con el hombre al que ama.

00:30. lunes, 30 de abril

En la centralita, Rochus Misch es despertado de un sueño ligero. Hitler quiere saber si ha habido alguna noticia sobre un contraataque alemán. No la ha habido.

1:30 horas

Cerca de 25 guardias y funcionarios han sido convocados por la Cancillería del Reich al Führerbunker. Hitler les comunica que tiene la intención de quitarse la vida antes de ser capturado por los rusos. Da la mano a cada uno de ellos, dándoles las gracias por su servicio y diciéndoles que están liberados de su juramento de lealtad.

2:00 horas

El médico de la SS Ernst Schenck nunca ha estado físicamente tan cerca de Hitler. Mirando a los ojos del Führer, se da cuenta de que carecen de expresión y están inyectados en sangre, con bolsas oscuras debajo. El doctor, que previamente había experimentado con prisioneros del campo de concentración de Dachau, es una de las cuatro personas que han sido despertados de un sueño profundo para esta reunión. Después de trabajar en el hospital de emergencia durante toda la semana con un sinfín de operaciones está agotado. Hitler –anota– «es un hombre encorvado con agitación en sus extremidades. Claramente tiene Parkinson». Su chaqueta está manchada de comida. Nada queda ya del líder inspirador que Schenck había admirado durante tanto tiempo. El Führer da la mano a todos los médicos como gesto de agradecimiento a su trabajo. Entre ellos se encuentra también una enfermera, Erna Flegel. Cuando Hitler se despide, ella se rompe y solloza: «¡Mi Führer! Ten fe en la victoria final. ¡Guíanos y te seguiremos!». Hitler no responde.

2:30 horas

Médicos y enfermeras se unen a una gran fiesta en la parte superior del búnker. Dos secretarias aparecen con una tercera mujer, Eva Hitler, que se sienta en un extremo de la mesa. Bebe y domina la conversación con historias alegres. «Quiero ser un cadáver bonito», dice ella. El doctor Schenck no sabe si el temblor de su voz es causado por los nervios o por el alcohol.

3:00 horas

Hitler es informado de que las tropas alemanas están cercadas o bajo ataque y no pueden llegar a Berlín. En la frustración, ordena un mensaje para ser enviado al almirante Dönitz, jefe de la marina alemana: «Acción despiadada inmediata contra todos los traidores». Schenck necesita ir al servicio. Abandona a los bebedores y se apresura hacia la parte inferior del bunker. Normalmente está custodiada por dos hombres armados, pero parecen haber desaparecido. El Führerbunker está fantasmalmente tranquilo. Solo se escucha el zumbido del generador de electricidad. A través de una puerta abierta, ve al Fuhrer manteniendo una profunda conversación con otro médico, el doctor Haase. Le está diciendo que quiere morir exactamente en el mismo momento que Eva. Mientras, en el Ministerio del Interior, a unos 600 metros de la Cancillería del Reich, se ha creado una cocina Soviética en el sótano. Los cocineros preparan gachas como un desayuno temprano para las tropas, que están a punto de lanzar un asalto durante la madrugada al Reichstag, el antiguo edificio del parlamento de Alemania. Stalin ha ordenado que la bandera roja ondee desde la azotea a tiempo para la fiesta nacional de Rusia, que se celebra al día siguiente.

4:30 horas

En el Führerbunker, Hitler se retira a la cama. El doctor Schenck regresa a la Cancillería del Reich, donde una estridente fiesta está en pleno apogeo. Detrás de la puerta de la cirugía dental de la Cancillería, una mujer está atada a la silla del dentista. Durante el día, la sala se utiliza para extracciones de piezas dentales. Por la noche, es el lugar para tener sexo.

6:00 horas

Hitler está sentado en una silla junto a la cama, vestido con zapatillas de cuero y una bata de satén negro por encima de la ropa de dormir. Convoca al general Mohnke. «¿Cuánto tiempo podemos aguantar?», pregunta. «Veinte o 24 horas a lo sumo, mein Führer». Mientras tanto, se comunica por radio un mensaje a Moscú para informar de que el Reichstag ha sido tomado.

6:30 horas

Hitler se dirige sin hacer ruido al pasillo. Martin Bormann y los generales Krebs y Burgdorf están durmiendo en los bancos fuera de su habitación. Junto a ellos, hay botellas de aguardiente y pistolas cargadas, con el seguro puesto. En la sala de centralita, Hitler le pregunta por radio al comandante de Berlín cómo están las cosas. La respuesta llega rápidamente: los rusos están a punto de llegar.

15:20 horas

El Führer se encierra por última vez en su despacho acompañado por Eva. Poco después, Linge que asumió la responsabilidad de abrir la puerta haciéndose acompañar por Bormann, encuentra a Hitler y Eva sentados en el sofá. Ambos yacen muertos.