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Un Premio Planeta con voces femeninas

El premio literario, que se falla hoy en Barcelona, alcanza su edición LXVII con una mayor presencia de temas sobre la mujer cercanos a la realidad actual y dando mucho más protagonismo a ellas.
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El premio literario, que se falla hoy en Barcelona, alcanza su edición LXVII con una mayor presencia de temas sobre la mujer cercanos a la realidad actual y dando mucho más protagonismo a ellas.
A lo largo de su historia, el Premio Planeta ha servido para dar a conocer o consagrar voces femeninas como las de Ana María Matute, Mercedes Salisachs, Soledad Puértolas y Dolores Redondo, por citar unas pocas de una gran lista. Que vivimos nuevos tiempos en los que la mujer toma más la palabra es evidente y este discurso necesario y reivindicativo parece haberse colado en la edición de este año del galardón que convoca anualmente el Grupo Planeta. Al menos, eso es la impresión que recibió ayer quien estuvo presente en la tradicional rueda de Prensa previa al fallo del premio que tendrá lugar hoy en el Palacio de Congresos de Cataluña, en Barcelona. Un total de 642 obras, todo un récord en la historia de un galardón que llega a su edición número 67, optan a un premio dotado con 601.000 euros para el ganador y 150.250 para el finalista. Si hasta hace pocos años, los originales presentados buceaban en temas de nuestra historia más reciente, especialmente en episodios vinculados a la Guerra Civil y sus consecuencias, las tendencias han cambiado. Eso es lo que subrayó uno de los miembros del jurado, Juan Eslava Galán, cuando comentó que en los finalistas del certamen hay mucho «de actualidad». Esa actualidad, en palabras de Fernando Delgado, otro integrante del jurado, es la de una nueva «novela social, pero no como la antigua que tendía a la política, sino que ahora se acerca a la visión de la mujer en la sociedad y las vicisitudes de nuestro tiempo. La voz de la mujer está enormemente presente, incluso en esas veces que se adivina que el autor del texto es un hombre».
Eso es lo que encontramos en obras como «El adiós», de Sandra Glaser (seudónimo) y que narra la historia de lucha, superación y supervivencia de tres generaciones de mujeres de una misma familia. Por su parte Paulina Ayerza (seudónimo), en «Violencia de género», expone una historia psicológica y transgresora en la que tiene gran importancia unas relaciones lésbicas. En «El ascenso» de James Sussex (seudónimo) varias voces cuentan el ascenso fulgurante de una joven en un mundo en el que los hombres están inmersos en la lucha por un poder político que piensan equivocadamente que solo les pertenece a ellos. Otra obra con acento femenino es la de Ariane Onna (seudónimo), «La sombra del cerezo», donde, con tintes policiacos, se traslada hasta la tragedia de una mujer aparentemente feliz que decide acabar con su vida y la de su hija de corta edad. Asimismo, en «Los perdedores», de María Díez García, el protagonismo es para una detective privada especializada en infidelidades» mientras que en «Ángela», de Leticia Conti Falcone, trata de reconstruir los últimos momentos de una joven uruguaya dedicada a la corrección de textos y a la escritura de relatos negros.
Como dijo Rosa Regàs, miembro del jurado, «la voz femenina está cada vez más presente. Caminamos cada vez más hacia la igualdad desde un punto de vista social, político y del placer de la vida».
Además de literatura, ayer también se habló de los retos del sector del libro, un mercado que se ha ido recuperando con paso firme en los últimos años. Pero para que todo ello funcione mejor hace falta cumplir una serie de objetivos, tal y como remarcó José Creuheras, presidente del Grupo Planeta. Fue él quien solicitó «un plan de librerías que son el puente entre el lector y el autor y hay que preservarlas. También se debe respetar la labor de los autores en un momento en el que ha subido la ''piratería'' un 12 por cierto, lo que quiere decir que hay 420 millones de descargas de libros, unas 800 cada minuto. Para ello, necesitamos un plan de derechos de autor. Igualmente hay que fomentar la lectura en los colegios».
Por su parte, el director de la división del Libro de Planeta, Jesús Badenes, subrayó cuál es el estado de salud del libro tras su paso por la última edición de la nFeria del Libro de Fráncfort, celebrada la semana pasada. A este respecto, Badenes explicó que «por las cifras de la feria se ha podido constatar que hay una gran vitalidad del negocio del libro. El libro es el sector de creación de contenidos con mayor crecimiento». A nivel internacional, «el mercado está creciendo en el sudeste asiático, se mantiene en Gran Bretaña y Estados Unidos, y en Alemania sufren lo que pasó en Francia y hace más años en España».
«Buena salud»
En cuanto a facturación, Badenes enumeró la evolución del libro en España. Si bien entre 2009 y 2010 se alcanzaron las cuotas más altas al llegar a los 1.200 millones de euros facturación, la crisis hizo que estas cantidades descendecieran en un 30 por ciento. Este año «se llegará a los 1.000 millones de facturación, un crecimiento que se registra en todos los formatos». En Fráncfort también «se ha hablado mucho del audiolibro, aunque el impreso sigue siendo el formato principal, porque los lectores lo quieren así, no por decisión ni de los editores ni de los tecnólogos». Mientras, el libro electrónico sigue intentando hacerse un hueco entre los lectores españoles, pero apenas llega al 5 por ciento en nuestro país.
El Grupo Planeta goza de buena salud. José Creuheras hizo público que el grupo facturó unos 3.000 millones en 2017. También anunció que la venta de Editis, el segundo mayor grupo editorial de Francia, se cerrará «antes de fin de año», después de que se otorguen las autorizaciones necesarias.
Igualmente, el presidente del Grupo Planeta dijo que la familia Lara ha salido del capital de Banc Sabadell y que prevén liquidar Inversiones Hemisferio, su sociedad patrimonial. Así, se confirma la salida de la familia Lara, accionista histórico de este banco desde 2001.
Los diez títulos y autores (o sus seudónimos) de las obras son:
El adiós, de Sandra Glaser (seudónimo)
Violencia de género, de Paulina Ayerza (seudónimo)
Mirando a un cielo silencioso, de Elena Francis (seudónimo)
El ascenso, de James Sussex (seudónimo)
El arte de la fuga, de Daniel Tordera
La sombra del cerezo, de Ariane Onna (seudónimo)
Los perdedores, de María Díez García
Mate, de Hatshepsut (seudónimo)
Ángela, de Leticia Conti Falcone
El amante de la Viuda Negra, de Ray Collins (seudónimo)
El Jurado del Premio lo integran Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Belén López, secretaria con voto.

El Grupo seguirá en Madrid

Todos esperaban la pregunta y, al final, llegó. Después de hablar del furturo de los libros, de apelar al deber y el compromiso que debemos tener todos para apoyar a las librerías, de alertar contra el daño y los peligros de la «piratería», la política volvió a adentrarse en el terreno de la cultura. La cuestión era sencilla y todos la aguardaban porque en ediciones anteriores ya se había hecho: ¿volvería Planeta a domicilar su sede fiscal en Cataluña? La respuesta de José Creuheras, presidente del Grupo Planeta, fue clara: «El año pasado trasladamos la sede a Madrid para proteger nuestros intereses y los de los colectivos que dependen de nosotros. Nos mantenemos firmes en esta posición porque consideramos que las condiciones no han cambiado al día de hoy». En esta nueva edición del Planeta, la Generalitat ha decidido no enviar a la cena que antecede al fallo del galardón más prestigioso de nuestras letras a ningún representante. Algo inaudito, porque el gobierno catalán siempre había acudido a esta noche tan emblemática de la literatura. Cuando los periodistas volvieron a insistir sobre este asunto, José Creuheras volvió a ser directo: «La decisión que hemos tomado, insisto, es firme, aunque sé que en estos momentos se están produciendo movimientos, pero no nos hemos planteado nada en este sentido todavía. Nos lo plantearíamos, desde luego, si cambiara la situación. Y si las empresas decidieran en un momento regresar sería un signo de una vuelta a la normalidad». El 9 de octubre del año pasado, el Grupo Planeta anunció que cambiaba la sede de su domicilio fiscal debido a la tensa situación política que se había producido en Cataluña. El Consejo del Grupo aducía «la inseguridad jurídica que se producía» como uno de los motivos fundamentales. Pero, además, se añadía en un comunicado, que se trataba de defender los «intereses de los accionistas y el proyecto empresarial». También se comentó que este traslado no comportaba, algo que ayer recalcó de nuevo Creuheras, el movimiento de empleados fuera de Cataluña, porque este grupo cuenta con diversas sedes en distintas partes del país y no es necesario. Planeta es una de las compañías más importantes y destacadas que existe en Cataluña y, también, es una de las más representativas y emblemáticas del mundo editorial en toda España, con un Premio que forma parte de la vida cultural española desde mediados del siglo pasado.