Elton John, el hombre de las mil gafas
Dexter Fletcher dirige un «biopic» musical sobre la vida del pianista británico a través de la más clásica tradición de Broadway
Dexter Fletcher dirige un «biopic» musical sobre la vida del pianista británico a través de la más clásica tradición de Broadway.
En la rueda de prensa de «Rocketman», el musical dirigido por Dexter Fletcher que hará felices a los fans de las gafas de Elton John, a Taron Egerton se le volvieron a saltar las lágrimas al hablar de la audición que hizo para ingresar en la escuela de interpretación, precisamente cantando «Your Song». La noche anterior, en la gala de presentación, lloró profusamente ante la ovación del público. Es posible que en ambos momentos estuviera ensayando para la noche de los Oscar, con el precedente del Rami Malek de «Bohemian Rapsody» como vencedor. Las comparaciones son inevitables, sobre todo sabiendo que fue Fletcher quien acabó el «biopic» de Freddie Mercury después de que la Fox despidiera a Bryan Singer. «Me siento muy orgulloso de que se me compare con Rami, pero “Bohemian Rhapsody” juega en otra liga».
Si ésta era el biopic de un músico, «Rocketman» es un musical biográfico. El orden de los factores sí altera el producto. «No es convencional, las canciones no siguen un orden cronológico, y nos hemos tomado muchas licencias», afirmó Egerton. Con el beneplácito de Elton John, que también ejerce de productor. «Elton es una idea, un icono, un fenómeno global, y era una enorme responsabilidad encarnarlo», explicó, «pero pasé mucho tiempo con él y hablamos de lo divino y lo humano». Es decir, de su persona y su personaje, que, en el periodo de la película, se convierte de niño ignorado a pianista y cantante prodigio, esponja de estilos musicales, homosexual declarado, alcohólico, cocainómano, bulímico, coleccionista de gafas y trajes extravagantes e incontestable estrella del pop.
«Rocketman» utiliza las canciones de Elton John en la más clásica tradición del musical de Broadway o del West End londinense. No nos extrañaría que, en un par de años, se estuviera representando allí, porque parece un «Mamma Mia» con los grandes éxitos del autor de «Crocodile Rock». Ofrece lo que promete, Egerton logra evocar a John sin imitarlo, Jamie Bell (que interpreta a su letrista) está conmovedor, no maquilla las zonas oscuras de su biografiado («no queríamos deificar a Elton, y él no se avergüenza de nada»), y algún número (el arranque de «Rocketman», en el fondo de una piscina) es inspirador. Y, sin embargo, uno piensa que, si Ken Russell estuviera vivo, con lo aficionado que era a los «biopics» musicales, con este material –incluido el sexo gay– habría hecho una película memorable. Mientras escribo estas líneas, me da la impresión de que ya la estoy olvidando.