En España, un 18% más
La batalla entre los libreros y Amazon en España es aún más cruenta que la que se libra en Francia en cuestiones de impuestos, pues la normativa permite al gigante de internet contar con un margen mucho mayor para fijar el puesto. La cuestión es que el IVA se fija según el país donde esté ubicado el comprador. Amazon tiene su sede europea fijada en Luxemburgo. Después de que la empresa se estableciera en este pequeño país, su Gobierno decidió rebajar el IVA de los libros electrónicos desde el 15 al 3%. Es el único junto a Francia (que lo fijó en un 5) que ha reducido el tramo impositivo en estos productos digitales, y, de hecho, la UE les ha amonestado por ello. En España, los libros físicos están gravados con un 4 por ciento, mientras que los ebooks tributan un 21. La industria editorial española ha exigido al Ejecutivo en no pocas ocasiones que opte por una decisión similar a la de Francia y Luxemburgo. Mientras eso se produce los ebooks servidos por Amazon en España solo pagan un 3 por ciento de impuestos, mientras que cualquier otra plataforma con dirección postal española debe impone un 21, es decir, pueden salir un 18% más baratos. No es de extrañar que los libreros se tiren de los pelos porque los grandes operadores (Apple incluido) no tributen en España, mientras que ellos tienen que hacerlo religiosamente. Estas diferencias escuecen aún más dadas las dimensiones de la herida de un sector en transición, que sufre especialmente la embestida de la crisis. Solo por la «piratería», los editores y libreros calculan que pierden unos 300 millones de euros. De hecho, en los últimos cinco años acumulan una caída del 40% del mercado y una pérdida del 30% del empleo. El libro de bolsillo, que durante años se vio como la esperanza de las tiendas, sufre ahora una competencia feroz con el ebook. Sus representantes aseguran que «las librerías no aguantarán hasta finales de año así». Y pone en riesgo un sector fundamental: «Las pequeñas editoriales irán detrás».