Exposición

Fernando Durán, de las subastas a la galería

José Miguel Carrillo de Albornoz
José Miguel Carrillo de Albornozlarazon

«Una sala de subastas tiene que cumplir una función con un público que cada vez demanda más», comenta José Miguel Carrillo de Albornoz, el último nombre en llegar a Fernando Durán. Un rostro que la casa ha contratado para «darle un nuevo aire», en palabras del director comercial. Asegurador de arte durante años y buen conocedor del panorama galerístico internacional, Carrillo de Albornoz ha aterrizado en la firma de pujas para «abrirla al mundo del arte» con dos exposiciones al año: «Una, de un artista consagrado, y otra, de uno más comercial o joven –presenta–. Tener muestras de los grandes y ayudar a aquellos que no dispongan de espacios en los que tener un contacto directo con el público».

Es el objetivo que se ha marcado Fernando Durán para «mejorar la vida cultural madrileña», apuntan. «He entrado para darle una gran imagen exterior a la compañía y que Madrid figure en el recorrido internacional. Vamos a dinamizar los recursos que había en la casa. Los periodos entre subastas son tiempos de recogida de obras, así que entendí que son los momentos de utilizar esos espacios para algo más. Ampliar la firma para tenerla siempre en el mercado. Apoyar el mundo del arte vivo le da más a una sala de subastas. Se necesitaba una actualización en el modo de actuar y esto le va a dar mayor agilidad», desarrolla Carrillo de Albornoz.

La primera de las exposiciones puede verse –hasta el día 22– en la Sala Conde de Aranda 23: «Alquimia del crepúsculo», de Alwin van Der Linde. Una reflexión sobre la naturaleza, la realidad y el efecto del hombre en ésta. La búsqueda de la armonía en cada jardín dibujado en sus cuadros. Paisajes espirituales y composiciones de piedras de un artista que el comisario de la muestra clasifica entre «los tres mejores pintores realistas de este país». Casi una treintena de piezas –de 3.500 a 35.000 euros– que contribuirán a completar la oferta que ya ofrecía la casa de subastas, a la vez que la introduce en el mundo galerístico de la capital –«algo tocado tras los años de crisis»–. Una composición que han traído del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) porque «tienen que ser obras de calidad museística. Aquí no tendría nada que no pudiera colgar en mi casa. El arte ha perdido la confianza del mercado y hay que recuperarla. Es un valor seguro», explica el galerista.

Para la siguiente cita habrá que esperar hasta mayo: coincidiendo con la Feria de San Isidro, la nueva cara de Fernando Durán apuesta por Guiomar Álvarez de Toledo: «Una pintora taurina que viene muy bien en este momento de debate entre el toro sí o no. Madrid es taurina y por tanto debía estar».