Exposición

Fernando Francés, nombrado Miembro de la Orden del Imperio Británico

El director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga asegura que «hemos demostrado que es posible un programa de excelencia de calidad sin hacer concesiones».

Francés llegó al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga en 2003
Francés llegó al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga en 2003larazon

El director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga asegura que «hemos demostrado que es posible un programa de excelencia de calidad sin hacer concesiones».

Cuenta Fernando Francés que cuando le comunicaron vía telefónica que era uno de los elegidos para recibir el nombramiento de Isabel II iba conduciendo y tuvo que parar. Fue el pasado verano. Él estaba tan tranquilamente en Somo y se le nubló la vista. Lógico. Ayer, que se conoció la noticia, recibió una llamada tras otra y estaba pletórico. ¿Cómo ha sido?, le preguntamos. «No suelen decirlo», señala. Existe, sí, una comisión que valora los nombramientos. Así se lo explicó el embajador, que le preguntó si aceptaría el suyo. Una vez que Francés respondió afirmativamente siguieron su curso los trámites, resultó elegido y el viernes se publicó oficialmente. Pocos son los españoles que ostentan esta distinción: «Plácido Domingo, Tamara Rojo, el periodista Íñigo Gurruchaga y Francisco Vázquez, por ejemplo, lo tienen». Y la pregunta es obligada: ¿Cuál será el tratamiento? «De excelentísimo. Si eres súbdito británico, pasas a ser sir y si no, caballero honorario», dice. Y nos revela que, además, podrá añadir un posnombre como Miembro del Imperio Británico, las letras M. B. E.

La ceremonia se celebrará en unos meses y Francés ha preferido que sea en Málaga, en el Ayuntamiento, «porque esta distinción me la otorgan por el trabajo que he desarrollado en esta tierra y tengo que devolver la confianza que han depositado en mí». Mientras llega ese momento, el director que ahora es excelentísimo recuerda cuando aterrizó en su puesto, en 2003. Inauguró el CAC de Málaga en tiempos de bonanza que no eran ni de lejos los de ahora. De bonanza y despilfarro. «Ayer me preguntaba que con qué poco se puede cambiar una ciudad, la imagen, las sinergias, el espíritu. Haberlo vivido, como es mi caso, te da confianza en que las cosas pueden cambiarse», explica.

Éxito y visitantes

El centro que dirige marcha, y lo pone como ejemplo de que con ganas se puede: «Hemos demostrado que es posible un programa de excelencia de calidad sin hacer concesiones. Yo he contado con el esfuerzo ímprobo del equipo que ha sido capaz de llegar al público con exposiciones y programas de enorme calidad. Pongo el caso de Richard Long. Para la gente del arte es un tipo de primera que nos interesa, pero un visitante no iniciado puede que vea simplemente un conjunto de piedras sin más. Pues bien, hemos registrado 38.000 visitantes. Quiero decir que no somos por casualidad», asegura con orgullo. ¿Se puede medir el éxito por el número de visitantes? «Se puede; además, no hay que obviar el componente social», añade. Lo de él y su equipo ha sido como el milagro de los panes y los peces, pues con un presupuesto de 2 millones de euros han sido capaces de montar 14 exposiciones anuales, «siempre de producción propia. ¿Que cómo lo hemos hecho? Pues mojándonos, saliendo, no a comprar fuera, sino a vender lo nuestro, algo que ni el Museo del Prado ni el Reina Sofía han sido capaces de llevar a cabo. El CAC de Málaga es el primer museo que vende una exposición a la Tate. Y eso es lo que te puede equilibrar tu presupuesto. No olvidemos que estamos trabajando con dinero público». En 2018 finaliza su contrato «y me voy a volver a presentar para el puesto. Si lo gano, continuaré porque tengo ideas para seguir adelante. Y si no, no pasa nada», dice.