La copa negra, el examen más duro de los sumilleres
La nariz es la que manda en el concurso de sumilleres más importante de España. Reconocer en cuatro minutos la añada, variedad de uva, zona de producción, barrica y tiempo de crianza de un vino servido en una copa negra y hacer una cata completa del caldo es el examen más duro para estos expertos.
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Madrid ha acogido hoy una de las semifinales de este prestigioso certamen y, aunque el compañerismo y las ganas de aprender en las distintas catas y clases que se organizan de forma paralela al concurso reinan entre los participantes, los nervios no se dejan de lado.
Alejandro Rodríguez, del madrileño restaurante Ramón Freixa, ha sido elegido como el mejor sumiller de entre los 45 participantes de Madrid, Castilla León y Castilla la Mancha, con duros competidores como sus colegas de La Terraza del Casino (Madrid), El Trigo (Valladolid) o de vinotecas como Lavinia.
Además, otros ocho se han ganado una plaza en la final de la XXII Nariz de Oro, que se celebrará el 14 y 15 de junio en Madrid, después de otras semifinales programadas en Valencia, Barcelona y Santiago de Compostela, a las que se suman las ya realizadas en Bilbao y Sevilla.
Tras catar por la mañana cuatro vinos de un "coupage"diseñado especialmente para el certamen por la bodega Azpilicueta, esta tarde han tenido que identificar cuál de ellos se les servía en la copa negra y determinar la variedad de uva, la añada, la zona de producción, el tiempo de crianza y en qué tipo de barrica. En la final, el más difícil todavía, puesto que no hay cata previa.
La directora de catas de la Nariz de Oro, Vanesa Viñolo, ha explicado hoy a Efe que se trata del concurso de sumilleres "más prestigioso"de España y que ha contribuido a "dar reconocimiento"a esta profesión en sus 22 años de trayectoria.
Un ejemplo de su repercusión es que el hoy reconocido y premiado David Seijas se incorporó a la plantilla de "El Bulli", de Ferran Adrià, tras hacerse con la escultura de Antonio López que distingue al mejor sumiller español.
A lo largo de estas dos décadas, el jurado de la Nariz de Oro ha comprobado que el nivel de los participantes "ha ido en ascenso"hasta llegar a ser "estupendo"en estos momentos, "con mucha gente con ganas de seguir aprendiendo en una profesión en la que si estás tres meses sin catar te quedas fuera y con una nueva generación muy preparada a nivel internacional", apunta Viñolo.
No obstante, comenta, se observa mayor preparación en los profesionales provenientes de Cataluña, Levante y la zona centro del país, "donde se apuesta más por la formación".
También en estos años el concurso ha testimoniado la progresiva incorporación de la mujer al mundo profesional del vino, hasta el punto de que tres de las últimas cuatro ediciones fueron ganadas por féminas: Andrea Alonso, María José Vázquez y Montse Velasco.
La única mujer finalista de la prueba celebrada hoy, Nuria España, del restaurante Vaca Nostra de Madrid, explicaba a Efe que "el mundo del vino era antes de los hombres, pero cada vez se está normalizando más la cosa".
En su segunda experiencia en la Nariz de Oro, confesaba haber pasado "muchos nervios"en la cata a ciegas, "con un vino que al principio de servirse costaba mucho que se abriera, cuyos múltiples componentes olfativos te hacían dudar, y con muy poco tiempo para decidir".
Quien pasó con éxito la prueba en 2002 fue Lucio del Campo, sumiller del mesón segoviano La Cueva de San Esteban y hoy miembro del jurado, quien asegura a Efe que para alcanzar la excelencia en esta profesión "hay que trabajar mucho y generar la memoria olfativa, ya que el abanico aromático de un vino es amplísimo, desde las flores a los minerales".
Catas diarias de dos y tres vinos, comparación de aromas, cursos de actualización y aprendizaje continuo son las claves para llegar a ser un buen sumiller. Pero, para el resto de los mortales, abrir una botella de vino debe ser sólo sinónimo de "disfrutar", señala Del Campo.
"El consumo del vino ha bajado mucho en España y quizá se deba un poco a ese esnobismo, a darle mucha aureola. Hay que tender a la simplificación, porque un vino puede dar mucho disfrute, y no podemos dejar que algo tan nuestro como el vino se pierda", apunta.
Asegura que en nuestro país se pueden encontrar vinos de calidad en todas las regiones y, si bien los denominados vinos de autor "dispararon los precios", recuerda que existen "jóvenes y medio crianzas que tiene un calidad altísima, y es momento de disfrutarlos".