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Gerard Butler: de héroe a enemigo público número 1

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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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Está acostumbrado a salvar al presidente, pero ahora él es el sospechoso de intentar matarle. El agente Mike Banning, interpretado por Gerard Butler, no cejará hasta esclarecerlo.
Tras estudiar Derecho y comprobar que no era lo suyo (las salidas nocturnas dieron al traste con su primer trabajo en el ramo), Gerard James Butler (Paisley, Escocia, 1969) decidió que su vocación era la interpretación. Así, a mediados de los 90 comenzó a frecuentar los sets de rodajes con pequeñas apariciones, entre las que se encontraba «El mañana nunca muere», un papel en la cinta de la saga Bond que tanto podría semejarse con algunos que ha desarrollado posteriormente el actor. La llegada del nuevo siglo le cogió en tránsito de ser un segundón a protagonista. Encabezó «Lara Croft: Tomb Raider» y «El fantasma de la ópera». Pero no se aupó a la liga de las superestrellas del «blockbuster» hasta «300» (2007), dirigida por Zac Snyder, y donde interpretaba al rey Leónidas, líder de los irreductibles espartanos. A partir de ahí, se consolidó como estrella de acción, un ámbito en el que no poco tiene que ver la saga «Objetivo» («Has Fallen», en inglés), que con esta cinta llega a su tercera entrega.
A diferencia de las entregas anteriores («Objetivo: la Casa Blanca» y «Objetivo: Londres»), en esta ocasión, con «Objetivo: Washington» –que se estrena este viernes– es la propia integridad del agente secreto Mike Banning la que está amenazada. No se trata ya de salvar países y gobernantes, sino su pellejo tras ser acusado de intentar matar al presidente de Estados Unidos.
–¿Es posible regresar a una franquicia que cumple ya tres entregas con la misma ilusión que al principio?
Lo cierto es que me apetecía mucho volver, sobre todo, porque en esta ocasión el guión era bastante novedoso y la trama te lleva por derroteros muy diferentes. Mi personaje es conocido por ser un tipo duro, pero al mismo tiempo tiene una gran calidad humana. En esta entrega vemos mucho más de esa faceta. El filme es más personal en ese sentido, pero también tiene bastante más acción que las anteriores. Es una montaña rusa brutal, una locura. También creo que se trata de la que más humor tiene de las tres.
–¿Cuál considera que es el atractivo principal de Mike Banning?
Que es un tipo real. Un padre de familia con una carga y tensión emocional muy grandes debido al trabajo. Pienso que la gente se puede identificar con eso. Por otro lado, es uno de los tipos más duros que hay. Nunca abandona.
–Sin embargo, en esta ocasión lo vemos un tanto cansado...
Las cosas por las que tiene que pasar en esta película no tienen nombre. Ha estado de forma callada lidiando con problemas en casa y en el trabajo. No comparte nada porque no quiere defraudar e intenta seguir haciendo el trabajo bien porque le gusta y cree en lo que hace. El país no está pasando por su mejor momento y de buenas a primeras todos creen que es un terrorista debido al ataque contra el presidente de EE UU, cuando en realidad es el único que puede averiguar quién ha sido el perpetrador del mismo.
–Me preguntaba si el hecho de volver a encarnarlo, y por tercera vez, hace las cosas más fáciles.
En el sentido de que conozco el personaje, a la franquicia y sé la dirección que vamos a tomar, sí. Pero más difícil en el sentido de que me pueden dar muchos palos. Es muy divertido dar vida al mismo personaje pero siempre que vaya en una dirección un poco diferente. Cada filme tiene su propia personalidad. En esta hemos ido más allá. Es mucho más sofisticado, más inteligente y nos hemos involucrado más emocionalmente.
–Un personaje dice en el filme que a la guerra se va o por dinero o por luchar por tu bandera. ¿Cree que hay mucha diferencia?
–Están los que luchan por sus países y los mercenarios, que realmente no tienen ninguna obligación con la bandera. No te sabría decir muy bien cuál es mi opinión al respecto. Puedo entender que en ocasiones hay países que tienen que contratar gente de fuera, pero al mismo tiempo muchos soldados no lo harían si no fuera por su bandera.
La trama está plagada de giros y puede resultar retorcida. ¿Piensa que en ocasiones la realidad supera a la ficción?
–¡Mira el mundo en el que vivimos, y las cosas que tenemos que presenciar desde las altas esferas de este país! ¿Te imaginabas que alguien...? Vivimos en un episodio de «The Twilight Zone». Así que pienso que nuestra película no es tan loca como puede parecer.
–Este verano le hemos visto junto a su compatriota Magnus MacFarlane en Haití como parte de la organización de «Mary's Meals» para repartir alimentos.
–Magnus y yo nos conocimos hace muchos años. Mi madre siempre me hablaba de lo increíble que era él y que estaba a cargo de esa organización, donde alimenta a niños de todo el mundo, especialmente en África, India e Haití.
–Lo conoció entregándole un premio, ¿cierto?
Fue pura coincidencia. Me dijeron que si le quería dar el que otorga la CNN a los denominados «CNN Héroes». Y nos hicimos muy buenos amigos. Unos meses más tarde estaba en Liberia con él y su organización. Y luego el año pasado, cinco días después del incendio de mi casa en Malibú, me encontraba en Haití a su lado haciendo un documental sobre su programa para combatir la hambruna. Es una de las personas más inspiradoras y con mejor corazón que he conocido, y me encanta pasar tiempo con él. Me dan mucho más de lo que yo le aporto.
–Fue curioso que apenas después de que le viéramos luchar contra el fuego en su propia casa, lo dejara todo para ir a Haití...
–Magnus se sorprendió porque mi hogar se acababa de quemar pero hice un evento para recaudar fondos para su organización cinco días después de que pasara. A la mañana siguiente estaba en un avión camino a Haití. Y aunque pensaba que era una locura y que a lo mejor debía cancelar el viaje, fue bueno para mí darme cuenta que lo que yo había perdido no significaba nada comparado con lo que esta gente había pasado. Solo el hecho de ir al colegio con el estómago vacío y andando kilómetros te demuestra el interés que tienen por aprender. Y pensé: «¿en serio?». Fue el antídoto perfecto para la situación por la que pasaba.
Un agente capaz de reventar otra vez la taquilla: 20 millones en su estreno
Gerard Butler dio un puñetazo en la mesa con «300», quizá la película épica más taquillera de lo que va de siglo. Desde entonces, además de su fama de tipo duro y musculado, se ha ganado un hueco en Hollywood como hacedor de pelotazos. La saga «Objetivo» lo refrenda. Las dos primeras entregas (de 70 y 60 millones de producción) recaudaron 161 y 205 millones de dólares en todo el mundo. En un final de verano bastante soso en la cartelera (con la cuota de superhéroes y producciones Disney ya amortizada hace semanas), «Objetivo: Washington D.C.» ha llegado a Estados Unidos arrasando. En su fin de semana de estreno, el pasado, recaudó más de 21 millones de dólares, una apertura potente que supone un estreno similar al de «Objetivo: Londres». En las tres entregas de la franquicia, Morgan Freeman, en el papel de presidente de Estados Unidos, ha estado mano a mano con Gerard Butler. El agente Mike Banning ha sido salvador del presidente, colaborador en asuntos extranjeros delicados y, ahora, el hombre que presuntamente ha intentado matarlo.

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