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¿Por qué este insecto fue un objeto de lujo en España durante dos siglos?

Su precio llegó a superar el del oro gracias a unas propiedades únicas y la imposibilidad de cría en Europa
La Razón
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Los insectos son unos animales con gran presencia en todo el mundo. Su rápida procreación y crecimiento les lleva a monopolizar la mayoría de rincones del planeta. Sin embargo, pese a ser posiblemente los seres vivos con mayor número muchos temen su presencia.
Además, algunas personas cuentan con ciertas alergias por parte de estos animales que todavía aumentan más el miedo hacia ellos. No obstante, la mayoría de estos monopolizan los lugares más deshabitados también han aparecido en todas las grandes urbes del mundo.
Así las cosas, cada lugar del planeta cuenta con una naturaleza y fauna diferente. Por ello, tanto los animales como plantas que viven en esos lugares cuentan con unas características singulares que con el paso del tiempo se van adaptando a distintas situaciones.
Pese a que normalmente pensemos animales o vegetación en el campo las grandes urbes también cuentan con un ecosistema propio. Menos variado, eso sí, muchas ciudades tanto de España como del resto del mundo disponen de una fauna autóctona que conforma sus ecosistemas.
Volviendo al terreno de los insectos estos pequeños animales suelen estar por todos sitios. Incluso, Disney consiguió que muchos cambiaran de opinión acerca de estos seres gracias a la película “Bichos”. Muchos, aun así, todavía los detestan aunque hubo una época en España en que un tipo consiguió ser una pieza clave en la economía del país.
El insecto que valía más que el oro
En plena expansión del Imperio Español los comerciantes empezaron a vender todo tipo de nuevos productos. Uno de ellos, incluso, llegó a ser todo un superventas de la época con un valor superior al del mismo oro.
Así las cosas, la cochinilla (Dactylopius coccus) se convirtió en uno de los animales más codiciados del siglo XVI. Gracias a su uso como colorante en ropa o para pintores en la época el precio de este animal fue aumentando progresivamente.
La cochinilla se convirtió, así, en uno de los animales de moda entre 1650 y 1860, cuando empezaron a proliferar los colorantes artificiales. No obstante, su uso ya se utilizaba en la zona del actual México y Perú gracias a los Paracas o Aztecas, unas sociedades que habitaron la zona de Nueva España y que contaban con todo tipo de avances.
Sin embargo, fue en el momento de la llegada de los españoles cuando la cochinilla tomó especial relevancia en la economía. La obsesión europea por conseguir todo tipo de colores llevó a los comerciantes a vender este animal. Incluso, en el norte de Lanzarote, en Canarias, se llegó a crear una granja de este animal gracias al clima parecido del lugar.
Pero la llegada de los nuevos productos, no obstante, consiguió que el precio de este producto bajase exponencialmente con el paso de los años. Aún así, sus picos de precio llegaron a valer más del oro gracias a la gran y exclusiva utilidad junto a la imposibilidad de criar el animal en toda Europa.

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