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La farsa de la maratón: los 42,195 kilómetros fueron un capricho de la reina de Inglaterra (y no de FIlípides)

La prueba estrella del atletismo guarda poco rigor con la historia real: la monarca quiso que los atletas pasaran por su balcón; sin embargo, el mito está creado y nadie se plantea modificar la distancia
Kai FORSTERLINGEFE
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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La batalla de Maratón, además de un enfrentamiento que significó el desenlace de la Primera Guerra Médica, ha quedado en el imaginario popular como una de esas batallas míticas. Ocurrida en el 490 a. C., la historia se ha encargado de que llegue hasta nuestros días como el origen de la prueba más emblemática de cualquier Mundial de atletismo y de los Juegos Olímpicos como la repetición del trayecto que cubrió el soldado griego Filípides, muerto de cansancio después de haber corrido de Maratón a Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa.
Pero la realidad no es, como de costumbre, como nos la cuentan. Resulta que si ponemos en Google Maps (oráculo de nuestros días) cómo ir de Atenas a Maratón, el resultado no llega ni a los 35 kilómetros, pero, además, el buen hombre, Filípides (sobre el que también hay dudas de que fuera él), recorrió el camino de Atenas hasta Esparta para pedir refuerzos, lo que ampliaría el montante por encima de los 200 kilómetros.
Entre unas y otras, en los Juegos de Atenas de 1896, inaugurados por el barón Pierre de Coubertin, se incorporó la carrera de maratón, en honor a la gesta griega. Enntonces, el gran héroe fue un vendedor de agua griego (no podía ser de otro lugar) llamado Spiridon Louis, que fue seleccionado casi por obligación. Dos días antes de la salida permaneció en oración y ayuno y la táctica dio sus frutos: entró en solitario por la meta para delirio de sus compatriotas. Salvó así el pedigrí helénico.
Lo que no llegó a recorrer nunca Spiridon Louis fue la distancia actual de la maratón. El redondeo llevó la prueba a los 40 kilómetros a finales del siglo XIX, pero los actuales 42,195 se deben a los Juegos Olímpicos de 1908, en Londres. La distancia que separa la ciudad inglesa de Windsor del estadio White City. Más concretamente fue el balcón real el que marcó la distancia exacta, pues la reina quería que los muchachos pasaran frente a ella, que no pensaba moverse.
Así, la prueba quedó establecida definitivamente como única oficial en el congreso de la IAAF celebrado en Ginebra en 1921, antes de los JJ OO de París de 1924.
El keniata Eliud Kipchoge posee la mejor marca de maratón masculina de todos los tiempos (2:01:09), obtenida en Berlín el 25 de septiembre de 2022;3 y la keniata Brigid Kosgei es poseedora de la mejor marca femenina (2:14:04), conseguida en Chicago el 13 de octubre de 2019.4

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