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Cultura

Cómo llego a ser la rojigualda la bandera de España

Esta ondea como símbolo de unidad, historia y representación oficial del Estado español, tanto dentro del territorio como en embajadas y organismos internacionales

Bandera de España istock

La bandera actual de España, conocida como la rojigualda por los colores que la componen, no siempre fue el emblema nacional. Su historia se remonta al siglo XVIII y está profundamente vinculada con las necesidades estratégicas de la Marina y la evolución política del país.

Fue el rey Carlos III, en el año 1785, quien ordenó el diseño de una nueva enseña para identificar mejor a los buques españoles en alta mar. Hasta ese momento, las banderas empleadas eran predominantemente blancas con el escudo de los Borbones, muy similares a las de otras monarquías europeas, lo que generaba confusión durante las batallas navales.

Para solucionarlo, Carlos III convocó un concurso entre diseñadores y se presentaron doce propuestas. El diseño elegido fue uno compuesto por tres franjas horizontales: dos rojas en los extremos y una amarilla en el centro, esta última doble de ancha. A partir de ese momento, esta bandera se convirtió en la insignia oficial de la Armada.

Sin embargo, su uso no fue inmediato como símbolo nacional. Durante décadas, la rojigualda convivió con otras banderas oficiales y no fue hasta el siglo XIX cuando empezó a usarse en tierra de forma más generalizada, especialmente durante el reinado de Isabel II.

La rojigualda se consolidó como bandera nacional durante el reinado de Alfonso XII, y finalmente quedó establecida como símbolo oficial del Estado en la Constitución de 1931, aunque durante la Segunda República fue sustituida brevemente por la tricolor (rojo, amarillo y morado).

Con la llegada del régimen franquista en 1939, se recuperó la rojigualda, aunque con un escudo diferente. No fue hasta la aprobación de la actual Constitución de 1978 cuando se confirmó oficialmente como la bandera de España, con sus colores actuales y un escudo actualizado, que representa a las distintas comunidades históricas del país.

Hoy, la rojigualda ondea como símbolo de unidad, historia y representación oficial del Estado español, tanto dentro del territorio como en embajadas y organismos internacionales.