¿Cuándo llegaron los primeros humanos a Mallorca?
Un estudio colectivo sugiere, a partir de una estructura construida de manera artificial, una nueva fecha de llegada del ser humano a esa isla mediterránea
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Uno de los rasgos innatos de nuestra especie, y compartido por parte del resto de homininos con los que estamos emparentados, es nuestro instinto migratorio. Desde la cuna primigenia africana, nuestros antepasados partieron para ocupar casi todo el globo, asentándose en áreas climáticamente diversas para las que hizo falta una capacitación tecnológica que les permitiera acceder a unos territorios de difícil acceso y perdurar. Es el caso de las islas, pues obviamente resultaba obligatoria una mínima capacidad naval que les permitiese a nuestros ancestros salvar las peligrosas aguas de los mares y océanos.
Con respecto a Mallorca, se sabe que es una de las últimas grandes del Mediterráneo en ser pobladas aunque no exista un consenso científico sobre el momento de la primera llegada. Pese a que se han ofrecido varios testimonios arqueológicos que apuntan a una ocupación desde, al menos, hace nueve mil años, lo cierto es que tales evidencias no han resultado concluyentes. Recientemente se ha sugerido otra fecha, aunque esta propuesta no tiene como origen la aparición de restos humanos ni tampoco de arte suntuario o útiles empleados por los primeros habitantes de la isla, sino a través de una estructura construida por la que sería su primera población. Eso es lo que se propone en un interesantísimo artículo colectivo encabezado por Bogdan P. Onac titulado «Submerged bridge constructed at least 5600 years ago indicates early human arrival in Mallorca, Spain» y publicado en la revista «Communications, Earth & Environment».
Este ensayo se centra en la Cova Genovesa, también llamada Cova de’n Bessó, situada en Porto Cristo (Manacor). Se trata de una caverna de origen kárstico reconocida por su riquísimo valor geológico, biológico –es refugio para diversas especies de invertebrados endémicas de la isla– y arqueológico, que, además, es un destino apreciado para los aficionados a la espeleología subacuática, puesto que una parte significativa de la cueva se encuentra sumergida. Con respecto al legado arqueológico, se han encontrado en la Sala de les Rates-pinyades, la única estancia seca y que, además, se sitúa al fondo de la cueva, restos cerámicos. Se trata de fragmentos comprendidos entre el mundo contemporáneo y la Edad del Bronce, perteneciendo los más antiguos al período naviforme. Esta cultura autóctona de unos 3500-3000 años de antigüedad se caracterizaba por la construcción de grandes espacios semejantes a navíos invertidos haciendo uso de enormes piedras encajadas entre sí. En el interior de la Cova Genovesa también se aprecia una construcción de tipo ciclópea que, como es natural, fue identificada cronológicamente por la investigación previa con los restos cerámicos más antiguos. Esta aproximación, la más lógica, ha sido retada por el equipo liderado por Onac, que, mediante la aplicación de nuevas técnicas, propone una datación sensiblemente más antigua.
Consiste en varias intervenciones. En primer lugar, en la misma boca de la cueva aparece una rampa empedrada plenamente artificial acompañada por un murete lateral corrido que profundiza en la cueva. Allí, en un lago subterráneo, se haya otra estructura hecha por el hombre: una pasarela de unos 8,62 metros de largo y 0,5 metros de alto realizada con grandes bloques de piedra perfectamente encajados. Aunque en la actualidad se encuentre totalmente sumergida, fue diseñada como una suerte de puente que permitía superar un ya por aquel entonces inundado espacio hasta llegar a la citada Sala de les Rates-pinyades.
Partiendo de la sensata tesis de que este puente tuvo que ser construido antes de que el agua lo cubriera para facilitar su tránsito, han integrado diversas metodologías de investigación propias de la geología. Así, este estudio se basa en la datación de carbonatos por series de uranio (U-series) de la cueva y de su entorno, que han permitido analizar los sobrecrecimientos freáticos en espeleotemas (POS) y, por otro lado, las curvas del nivel relativo del mar (RSL) de la isla además de una marca de coloración encontrada sobre el puente que señala el momento en que el agua llegó a esa altura. Un nivel que, por lo demás, han certificado que se mantuvo estable por un período de cerca de seiscientos años. Todas estas pruebas han permitido afinar el momento de creación de ese puente. Se fecharía entre 5600 y 6000 años antes de nuestro presente. Es decir, esta cueva ofrece la datación más antigua hasta el momento conocida sobre la presencia humana en Mallorca aunque, obviamente, su llegada fuera anterior y aún haya margen para acreditar un establecimiento más temprano.Por otro lado, resta discernir el propósito de este lugar, aunque el imponente esfuerzo en su ejecución avala que fue una empresa colectiva y que tuvo un significado valioso para estos primeros habitantes de la isla si bien, lamentablemente, se haya perdido en el laberinto del tiempo.