Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por

Mumtaz Mahal: La reina cuyo amor y recuerdo se esculpió en mármol

El Taj Mahal fue construído en su honor como una inmensa declaración de amor por parte de su marido, el emperador Shah Jahan, en el siglo XVII
Mumtaz Mahal: La reina cuyo amor y recuerdo se esculpió en mármol
Retrato de Mumtaz Mahal en marfilMuseo de Lahore
Sonsoles Costero-Quiroga

Creada:

Última actualización:

Con la llegada de San Valentín, es el momento ideal para recordar historias de amor legendarias. Si bien muchos conocen al Taj Mahal como una colosal declaración de amor, pocos conocen la mujer detrás de este edificio. Construido en el siglo XVII por el emperador Shah Jahan tras la muerte de su cuarta esposa Mumtaz Mahal, este mausoleo es el testimonio tangible de un amor que trascendió el tiempo. Sin embargo, más allá del mármol, Mahal fue una mujer excepcional, cuya inteligencia, compasión y fortaleza la hicieron destacar en la corte mogol (no confundir con los mongoles. Esta dinastía persa islámica existió entre los siglos XVI-XIX y fue esencial para la historia de India, Pakistán, Bután, Nepal, Irán y Bangladés).
Mahal nació el 27 de abril de 1593 con el nombre de Arjumand Banu Begum, dentro de una influyente familia noble persa que estaba bien conectada con la corte mogol. Aunque no se conocen muchos detalles sobre su infancia, su carácter siendo adulta permite inferir que recibió una educación privilegiada. No solo era reconocida por su belleza y gracia, sino sobre todo por su agudeza, que la posicionó en el centro de la toma de decisiones del emperador.
Se comprometió con solo 14 años con el príncipe musulmán Yurram, de la dinastía mogol, futuro emperador Shah Jahan. Se dice que fue amor a primera vista, pero su matrimonio no se celebró hasta cinco años después, en 1612. La elección de la fecha estuvo determinada por los astrólogos de la corte, quienes aseguraban que la espera y esa fecha auguraba un matrimonio feliz y próspero. Desde entonces, Arjumand Banu Begum fue renombrada como Mumtaz Mahal, que significa «la elegida del palacio», un título que reflejaba el lugar que ocupaba en el corazón del emperador.
Mahal no fue simplemente una esposa más de la corte imperial, sino la emperatriz más importante de esta dinastía. Se convirtió en la confidente, consejera y compañera inseparable de Jahan al compartir su visión y fortaleza en su liderazgo. A diferencia de muchas consortes reales que permanecían al margen del gobierno, ella participó activamente en la corte e incluso tuvo en su poder el sello imperial (Muhr Uzah), símbolo de su autoridad en la toma de decisiones. A pesar de su proximidad al poder, el cronista mogol Motamid Khan la retrató como una figura desprovista de ambiciones políticas, en claro contraste con otras mujeres influyentes de la misma dinastía, como su tía y suegra, la emperatriz Nur Jahan. Sin embargo, es muy probable que Mahal aprendiera de esta gran figura política femenina y de su sabiduría para consolidar su propio papel en el imperio.
Una muerte prematura
Además Mahal destacó por su profunda conciencia social. Se preocupaba por los más desfavorecidos y supervisaba la distribución de alimentos entre los pobres. También promovió la educación femenina y se encargó de la supervisión de importantes proyectos arquitectónicos. Su buen gusto fue tan apreciado que diseñó su propio jardín en Agra.
A lo largo de su matrimonio, dio a luz a catorce hijos, de los cuales siete fallecieron. Incluso durante sus embarazos, estuvo presente en las campañas militares, demostrando una lealtad inquebrantable a su pueblo. Sin embargo, su último embarazo marcaría el trágico final de su historia. En 1631, en plena maniobra militar en el Decán, Mahal falleció dando a luz a su decimocuarto hijo. Tenía solo 38 años. Su muerte sumió al emperador en una profunda tristeza que cambiaría para siempre la historia de la arquitectura mundial. La pérdida de Mahal dejó a Jahan devastado. Se dice que se encerró en su palacio durante un año, vistiendo ropas blancas en señal de duelo y apartado de la vida pública. Su hija Jahanara Begum asumió el papel de reina consorte para seguir con la administración del imperio.
Movido por su deseo de inmortalizar a su esposa, Jahan ordenó la construcción de un mausoleo a la altura de su amor. En 1631, los restos de Mahal fueron exhumados y trasladados por su hija Jahanara hasta Agra, donde comenzó la edificación del Taj Mahal. Tardó 22 años en demostrarle su amor y miles de artesanos, arquitectos y obreros participaron en su construcción. El mausoleo, hecho de mármol blanco traído de Rajasthan y decorado con piedras preciosas, es una de las mayores expresiones arquitectónicas del amor inmortal. Aunque el Taj Mahal es el tributo más visible a su memoria, el verdadero legado de Mahal reside en cómo vivió: con dignidad, valentía y compasión. Fue mucho más que la musa de una obra maestra; fue una mujer que influyó en su tiempo y cuya historia sigue viva, como la idea misma del amor.

Archivado en: