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Rafael Altamira, el gran humanista que ya reposa en su tierra 73 años después de morir en el exilio

El Rey Felipe VI ha presidido el acto de inhumación en El Campello (Alicante) del eminente humanista, pedagogo y escritor liberal que murió exiliado en México
Rafael Altamira, el gran humanista que ya reposa en su tierra 73 años después de morir en el exilio
GRAFCVA5321. EL CAMPELLO (ALICANTE), 10/02/2025.- El rey Felipe VI junto a la nieta María Luz Altamira a su salida del cementerio de El Campello (Alicante) donde ha presidido la inhumación del humanista y escritor Rafael Altamira, cofundador del antecedente del Tribunal Internacional de La Haya y dos veces propuesto al Nobel de la Paz y que tuvo que exiliarse durante la dictadura franquista hasta su muerte en México, en 1951. EFE/MorellMORELL
Manuel López Sampalo

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"Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: a Campello". Esta voluntad del eminente jurista, pedagodo y escritor Rafael Altamira ha sido cumplida este mediodía, más de 73 años después de su muerte en su exilio mejicano.
Sus restos mortales, así como los de su esposa Pilar Redondo, han sido inhumados en el cementerio municipal de El Campello -donde este destacado humanista veraneaba junto a sus padres-, un recoleto municipio costero alicantino, apenas una decena de kilómetros al norte de la capital de la Costa Blanca. El acto funerario, tras repatriar los huesos desde el panteón español de México el pasado mes de diciembre, ha estado presidido por el Rey Felipe VI, acompañado de representantes políticos locales y regionales.
Rafael Altamira nació en Alicante precisamente un 10 de febrero, pero de 1866. Estudio Derecho en la Universidad de Valencia, donde coincidiría con Vicente Blasco Ibáñez y Joaquín Sorolla, con quienes trabaría una buena amistad. Se trasladó en su juventud a Madrid, donde fue discípulo de Francisco Giner de los Ríos y se empapó de los valores de la Institución Libre de Enseñanza.
A fines de siglo XIX obtuvo una cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo, ciudad donde contraería matrimonio con Pilar Redondo. Coincidiendo con unos fastos universitarios, la Universidad ovetense le brindó la oportunidad de viajar cerca de un año por América, de Estados Unidos a Chile, para impartir más de 300 conferencias y estrechar los lazos españoles con Iberoamérica. En este periplo lo nombraron hasta 3 veces doctor honoris causa por diferentes universidades latinoamericanas. A la postre recibió 8 de estas distinciones en total, destacando la de Columbia y la de Cambridge.
 A su regreso a la capital de España, Altamira, en el cargo de director general de Enseñánza Primaria realizó una profunda reforma de la educación básica en nuestro país, y escribió 'Historia de España y la civilización española', libro con el que estudiaron todos los alumnos españoles hasta los años 30. También logró mediante concurso la Cátedra de Historia de las Instituciones Políticas y Civiles de América en la Universidad Central de Madrid.
Además, formó parte del Comité de los Diez, un grupo de trabajo conformado en 1921, que redactó las bases para la formación del Tribunal de la Haya, donde sería juez permanente hasta 1940.
Rafael Altamira
Rafael AltamiraAuguste León
En dos ocasiones estuvo Rafael Altamira nominado al Premio Nóbel de la Paz: en 1933 y el 1951; en esta última ocasión su muerte sobrevenida le impidió ser reconocido con la más alta distinción de la Academia sueca.

Exilio

Con el estallido de la Guerra Civil fue arrestado en Vitoria por unos requetés que lo llevaron ante el general Cabanillas en Burgos, quien le permitió salir del país. Con el tiempo, Francisco Franco desearía su regreso, pero este se negó a volver a nuestro país hasta que no hubiera unas garantías democráticas. 
Partió al exilio primero a los Países Bajos, donde continuó con su labor como juez permanentge en el germen de la Corte Penal Internacional, hasta que en 1940 las tropas alemanas tomaron La Haya, y se trasladó con su familia a Bayona (Francia). Precisamente de esa época tiene recuerdos su nieta, Mari Luz Altamira, quien durante el acto de memoria de sus abuelos ha reconocido que "Me llamaba poderosamente la atención su majestuosa barba, símbolo de sabiduría. Esta imagen perdura en mi memoria y representa la figura de un hombre que, a pesar de las adversidades, no dejó de ser un referente".
El avance de los escuadrones de Hitler hasta Francia llevaron a Rafael Altamira hasta Portugal un breve tiempo, desde donde partiría hasta México D.F., donde se reencontró con sus dos hijas, Pilar y Nela. Allí en tierras mexicanas, tras impartir clases en el Colegio de México y en la Universidad Nacional de México ya con una avanzada edad, falleció a los 85 años en junio de 1951. 73 años después de su muerte, y tras un intenso trabajo de repatriación por parte de sus familiares y de las instituciones, regresa a su patria chica: El Campello.

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