Hugh Thomas, el hispanista que no habría entendido la situación de Cataluña
La Casa de América homenajea hoy la figura del gran hispanista inglés, una figura que luchó por Europa, descreía de los nacionalismos y que ayudó a España a entender mejor su pasado.
Isabella Thomas evoca la figura de su padre, el británico Hugh Thomas, un hombre polifacético y pasional que abordó la política y la historia con igual entusiasmo y que, junto a Raymond Carr, Paul Preston y John Elliott formó la escuadra de grandes hispanistas que recuperaron nuestro pasado del olvido y el triste oscurantimo que lo envolvía. Sentada en una silla, en una de las nobles estancias de la Casa de América de Madrid, que precisamente hoy rendirá un homenaje a este estudioso, autor, entre otros títulos, de «La guerra civil española», una monografía esencial, canónica para todos los que desean adentrarse la contienda del 36, comenta los ideales, esperanzas y pasiones que condujeron su vida. «Entre los documentos inéditos que conservamos de él están los diarios que ha escrito a lo largo de su existencia. Creo que tienen bastante interés porque reflejan aspectos de experiencias personales, pero también de su actividad política. Veremos si se publican».
Un libro clave
Hugh Thomas, recuerda Isabella, visitó por primera España en la década de los cincuenta, cuando su padre, destacado en ese momento en Ghana, África, decidió celebrar las Navidades en nuestro país. «Desde entonces estuvo encantado con España. No podía entender lo pobre que era esta nación en esa época. Me recordaba que había visto niños sin zapatos. Todavía, hay que señalar, era una población afectada por la dureza de la contienda del 36. Él quería entender los motivos del conflicto. Por eso escribió su libro, para comprender, por curiosidad. Recordamos que en aquella Europa de los treinta, muchas personas estaban fascinadas por este choque, por la lucha contra Franco. Enseguida entendió que era un tema muy importante». Hugh Thomas no tardó en involucrarse en la búsqueda de respuestas, pero «enseguida se dió cuenta de que la bibliografía existente siempre estaba escrita desde la perspectiva de uno de los dos bandos. Se debe tener presente que en esa España había asuntos de la historia que eran tabú; sin embargo, él consideraba que para avanzar hacia el futuro debíamos comprender el pasado. Lo intentó hacer con su estudio sobre la Guerra Civil, pero sin recriminar ni acusar a nadie, porque lo que él deseaba para España era la reconciliación; una obra que los dos bandos pudieran asumir perfectamente».
Hugh Thomas fue un historiador atípico que evitó circunscribirse a ninguna escuela, que, digamos, marchó solo por la senda de la investigación, apostando por una narrativa propia, alejada de escuelas impregnadas de ideología o marcadas por una teoría. Una apuesta que ha preservado sus textos del paso del tiempo, conservándose en una perenne modernidad. Su pasión por la historia resultó una vocación temprana, que despertó cuando tenía doce años, edad a la que escribió una historia anglosajona. Después llegaron ambiciosos títulos como «El imperio español de Carlos V», «Felipe II. El señor del mundo», «La conquista de México» o «Cuba. La lucha por la libertad». «Su experiencia como político le hizo mejor historiador –comenta Isabella–. Su conocimiento en este área le sirvió para entender mejor cómo se mueven los principales actores políticos».
Hugh Thomas era un europeísta convencido y plantó cara a aquellos que intentaban separar a su país del camino conjunto con Europa. «Vio horrorizado el Brexit. Estaba en contra de ese referéndum. Me comentó alguna vez que Cameron fue el culpable de lanzar ese referéndum de la UE y el de Escocia, porque, entre otras cosas, se podía contagiar, como ha sucedido con Cataluña. Para él, Gran Bretaña vivía en democracia desde el siglo XIX y no comprendía esas ideas. El referéndum sobre la UE fue un asunto que surgió en mi país en 1975. Lo propuso la izquierda para dejar Europa. Para mi padre los grandes errores que cometió Cameron fueron el brexit y Escocia».
A Hugh Thomas tampoco le gustaban los nacionalismos. «Tenía fe en la UE. Entendía que estas naciones jugaban un papel importante en la actualidad. Consideraba que si había cosas que no funcionaban se podían mejorar más adelante y pensaba que Gran Bretaña debía que estar presente, tenía que formar parte de la Unión Europea y trabajar para el futuro dentro de esta unión».
Isabella tampoco duda sobre la opinión que su padre guardaría de lo que está sucediendo en Cataluña. «Le ocurriría lo mismo que con el Brexit: estaría espantado. Además, no lo comprendería demasiado bien. Él creía en la Constitución de 1978. La veía como uno de los grandes logros de España. ¿Por qué ahora Cataluña amenaza ese legado y, de paso, también la estabilidad de Europa? Probablemente, quizá, porque él no está aquí para hablar, estaría de acuerdo con el Gobierno de España».
Hugh Thomas tenía una idea clara sobre la historia de nuestro país, como recuerda Isabella: «Sostenía que Cataluña nunca fue un Estado separado. Además de que tiene su lengua propia y disfruta de una gran autonomía. ¿Por qué el independentismo? Europa y España han hecho grandes progresos en las últimas décadas y enorme sacrificios para alcanzar una mayor prosperidad. Eso tiene su reflejo en la Constitución del 78 y ahora es muy peligroso jugar con ella y ponerlo en riesgo. Creería que los nacionalistas cometen un error enorme al arriesgar lo que se ha conseguido. Desde luego, es muy difícil de comprender las razones, la verdad».