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Jean Michel Jarre: «Las máquinas serán capaces de hacer canciones»

El compositor continúa, 40 años después, la historia de su mítico álbum «Equinoxe» centrando el foco argumental en el avance de la inteligencia artificial
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El compositor continúa, 40 años después, la historia de su mítico álbum «Equinoxe» centrando el foco argumental en el avance de la inteligencia artificial.
En 1977, Jean Michel Jarre publicó «Oxygene», un álbum con una calavera en la portada que pretendía concienciar sobre los problemas medioambientales. Al año siguiente, publicó «Equinoxe», un trabajo conceptual en el que filas de vigilantes sin rostro observan al oyente. 40 años después, el músico francés se detuvo a pensar qué ha sucedido, hacia dónde ha ido la humanidad, y su visión la plasma en «Equinoxe Infinity», un disco que aparece con dos portadas: una apocalíptica y otra esperanzada. Sin embargo, las preguntas siguen ahí.
–¿Es el álbum una secuela del que publicó hace cuatro décadas?
–Me gusta más pensar en algo parecido a lo que hacen con las películas. Sería un «reboot», algo así como tomar ese universo y volver a pensarlo, como pasó con «Blade Runner». Me intrigaba imaginar qué pasaría con los personajes y la historia del disco tiempo después y concebí esta nueva banda sonora.
–No sé en 1978, pero hoy hay máquinas que nos observan.
–La evolución de la tecnología era la clave, porque pienso que está siempre observándonos, aprendiendo de nosotros. La idea del trabajoera la inteligencia artificial. Y como siempre he estado muy implicado en cuestiones medioambientales, esas sirvieron de impulso a este trabajo también. Por ello las dos portadas, la del futuro apacible y la del oscuro, apocalíptico.
–¿Y qué final tiene la historia en este caso?
–Quiero pensar que el optimista. Pero estamos en el momento de pensar qué deseamos como sociedad global. Veremos.
–¿Hace 40 años imaginó que estaríamos hablando de inteligencia artificial?
–Siempre he estado muy convencido de que eso existiría tarde o temprano, que quizá tardaría más... pero la intuición me decía que llegaría el momento en que habrá máquinas capaces de crear música a partir de algoritmos, incluso historias. Y podrías pensar que eso es lejano, pero también creo que pueden ayudarnos a mejorar como especie, a explotar mejor nuestras capacidades.
–¿Piensa que las máquinas pueden tener imaginación?
–Estoy bastante convencido de que estamos hechos de reacciones químicas y físicas y que todo el universo está creado así. Y que las emociones se pueden descomoponer en eso. Son ecuaciones muy complejas pero no hay nada más en el fondo. Y no lo sé seguro, pero es posible que suceda. Una canción mía se llama «Robots Don’t Cry» y podrías decir que «Los robots no lloran... todavía». Pienso que serán capaces de llorar y de sentir nostalgia incluso.
–Hablando de nostalgia, hace 40 años la electrónica no estaba pensada para la pista de baile, sino más para la reflexión. ¿Está de acuerdo?
–Hay una confusión entre la música electrónica y la música de baile: si tomas Masive Attack, Air, Moby o M83, que son del presente, son electrónica pero no necesariamente para el baile. Es mucho más amplia la electrónica que el baile.
–¿Sintió usted alguna vez la presión que mató a Avicci?
–Me siento muy privilegiado del reconocimiento a lo largo del mundo. Este año he estado en Coachella y he recibido la atención de los medios, aunque he llegado tan alto como yo quise y nunca hice nada que no estuviera convencido de acometer. En todo caso, sobrevivir como músico cada vez se hace más difícil. Por eso creo que es importante que las compañías tecnológicas remuneren justamente a los músicos.
–El Parlamento Europeo ha regulado para poner coto a Google.
–Eso es algo que debe hacernos sentir orgullosos de ser europeos, porque lo que se decidió en el Parlamento es que se debe reconocer el estatus de los autores frente a compañías como Google, que gastan miles de millones en «lobbies» para convencer a los parlamentarios de no compartir los enormes beneficios que tienen con argumentos estúpidos de que es una norma que va contra la libertad de expresión o el progreso. El mayor peligro que tiene la libertad de expresión es la censura económica que se puede producir por las grandes corporaciones. Ese es el terreno donde se debate el futuro de la identidad española, por ejemplo. La identidad se construye con la literatura, la música, el arte, el cine español. En España siempre ha habido una cultura muy fuerte por eso.
–Volvemos al inicio: ¿es Google una inteligencia artificial algo maligna?
–Claro... Es como la fusión del átomo. Te permite hacer la bomba atómica y muchos otros progresos potencialmente positivos. Ese es el riesgo, hay que usar la tecnología para el bien, es tan simple como eso.