La lengua que nos une
La Real Academia Española (RAE), fundada en el siglo XVIII por el octavo marqués de Villena, está estrechamente ligada a la Corona desde sus orígenes. El apoyo y el compromiso de la Casa Real resultaron determinantes no solo al comienzo de aquella aventura romántica iniciada el 3 de agosto de 1713, sino a lo largo de estos trescientos años de andadura y, muy especialmente, en las casi cuatro décadas del reinado de Juan Carlos I. Fue Felipe V, primer monarca español de la dinastía de los Borbones, el firmante de la real cédula que daba carta de naturaleza a la RAE, un documento rubricado el 3 de octubre de 1714. Desde entonces, la colaboración de sus sucesores en el trono con la institución que tengo el honor de dirigir ha sido constante, leal y fructífera. Estoy convencido de que así continuará sucediendo en el futuro. El rey Felipe VI, a quien desde estas líneas, y en nombre de la corporación, expreso mis mejores deseos para que tenga éxito en el ejercicio de su misión histórica, conoce bien nuestra Casa. Nos ha visitado en varias ocasiones e incluso asistió a una sesión plenaria en 1999, en la que se aprobó la penúltima edición de la Ortografía. Después, vino otras veces. Una de las más recientes y significativas fue la presentación de la actual «Ortografía de la lengua española», acto presidido junto a su esposa, la entonces Princesa Letizia, el 17 de diciembre de 2010.
Un código de referencia
En esta última ocasión, Don Felipe recordó con afecto y conocimiento de causa su presencia entre nosotros once años atrás: «Era el preludio», dijo al recordar la Ortografía de 1999, «de una política lingüística que en los últimos años nos ha ofrecido obras capitales como el ''Diccionario panhispánico de dudas'', que se ha convertido en código de referencia general para todos; las grandes ediciones conmemorativas publicadas con motivo de efemérides, como el centenario de la primera parte del Quijote, o en los Congresos Internacionales de la Lengua Española; la ''Nueva Gramática de la Lengua Española'', esa obra monumental, que constituye la descripción más cumplida de la realización del español en todo el mundo; y, en fin, el reciente ''Diccionario de americanismos''».
Las sesiones de aprobación o presentación de algunas de las obras mencionadas por Don Felipe fueron presididas conjuntamente por los príncipes de Asturias, entre ellas el «Diccionario panhispánico de dudas» –en una sesión especial a la que asistieron representantes de todas las Academias–, el «Diccionario del estudiante» y el «Diccionario esencial de la lengua española». Doña Letizia nos ha acompañado también en distintos momentos. No hace muchos meses presidió en el salón de actos de la RAE el ingreso de la académica doña Carme Riera y, en fechas aún más próximas, participó en la inauguración del seminario anual de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), entidad que tengo el privilegio de presidir en nombre de la RAE. A esta cita, que se celebra en San Millán de la Cogolla, acude siempre Doña Letizia, que suele hacer gala en sus intervenciones de un doble compromiso: con el periodismo y con la lengua española.
La entonces Princesa de Asturias defendió, el pasado 28 de mayo, sin titubeos y con convencimiento, el «rigor, que es siempre la condición esencial en la práctica del periodismo, independientemente de la plataforma, canal o medio desde el que se ejerza». Asimismo, hizo una clara defensa de la lengua que compartimos cerca de quinientos millones de hispanohablantes en el mundo: «Nuestro idioma, el español, y su implicación en todos los órdenes de la vida, no solo en el ámbito intelectual, merecen un seminario como este, con sus reflexiones, consensos y discusiones. Un seminario desde el que se ponga en valor la lengua que nos une», señaló Doña Letizia en la sesión inaugural.
Colofón a una efeméride
En este nuevo período de la historia de España que acabamos de estrenar, coincidente con una situación social, política y económica difícil, llena de incertidumbres pero también de esperanzas, estoy seguro de que podremos contar con el respaldo inequívoco de la Corona. Dentro de unos meses, probablemente en octubre, espero y deseo que podamos contar con Don Felipe y Doña Letizia para presidir en la Academia la presentación de la vigésimotercera edición del «Diccionario de la lengua española». Con la publicación de esta obra, esencial razón de ser de nuestra corporación desde los tiempos fundacionales, culminarán las conmemoraciones del III Centenario de la RAE, que aún tendrán un brillante colofón en la Feria del Libro de Guadalajara (México).
A los libros y a los lectores dedicó precisamente unas certeras palabras Felipe VI, cuando inauguró el pasado 20 de octubre de 2013 el VI Congreso Internacional de la Lengua Español, celebrado en Ciudad de Panamá: «Un buen lector», señalaba Don Felipe, «es alguien dispuesto a dialogar y, en consecuencia, abierto y preparado para la discusión razonada de la cosa pública y de los problemas sociales». Aquel mensaje sigue siendo especialmente válido hoy, en este tiempo en que precisamos, desde la comprensión y la tolerancia, estar abiertos a los cambios y desafíos necesarios para lograr una sociedad más justa y solidaria. La lengua y las palabras que nos unen, y que no excluyen ni menosprecian a las demás por minoritarias que parezcan, son la mejor herramienta para lograr el entendimiento y favorecer la convivencia libre y pacífica que todos deseamos en este nuevo reinado.
Director de la Real Academia Española