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La «reina» de Freddie Mercury

La soprano y el vocalista de Queen hicieron historia con su interpretación de una canción que homenajeaba a la ciudad de Barcelona con motivo de los juegos olímpicos de 1992

Montserrat Caballé junto a Freddie Mercury, el dúo que reconcilió el rock y la ópera en la canción compuesta para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992
Montserrat Caballé junto a Freddie Mercury, el dúo que reconcilió el rock y la ópera en la canción compuesta para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992larazon

Las ideas y el «marketing» para los JJOO de Barcelona 92 surgieron del equipo de Pepo Sol. Antes de ganar el concurso de la mascota Coby, Mariscal propuso que en la ceremonia inaugural salieran los elementos que componen una paella y configuraran en el Estadio una gigantesca paella valenciana, pero no resultaba un plato muy catalán y la idea fue desechada.

Las ideas y el «marketing» para los JJOO de Barcelona 92 surgieron del equipo de Pepo Sol. Antes de ganar el concurso de la mascota Coby, Mariscal propuso que en la ceremonia inaugural salieran los elementos que componen una paella y configuraran en el Estadio una gigantesca paella valenciana, pero no resultaba un plato muy catalán y la idea fue desechada. La Fura dels Baus se encargó del evento. Una propuesta más mercurial para promocionar los Juegos Olímpicos y la ciudad de Barcelona, dirigida por Pascual Maragall, que había creado en el Ayuntamiento un comité de la modernidad para adecuar la Ciudad Condal a los cánones del «diseny» (tan catalán) y del arte contemporáneo, encargando esculturas a Frank Gehry, el «Pez» dorado, la «Cabeza de Barcelona» de Roy Lichtenstein, la caja de cerillas gigante de Claes Oldenburg y «L’estel ferit» de Rebecca Horn, fue unir en un dúo a la insigne cantante de ópera catalana Montserrat Caballé y al vocalista del grupo Queen Freddie Mercury con la canción «Barcelona». Un himno del pop operístico más kitsch que encantó por la confrontación de estas dos figuras tan opuestas y el amor a la Barcelona moderna y cosmopolita. Era la moda de los Tres Tenores y la incursión de los cantantes de ópera en la música pop. El éxito de «Barcelona» fue mundial y proyectó la imagen de una nueva Barcelona diseñada por Oriol Bohigas.

A esta idea urbanística de gran ciudad cultural que «se abría al mundo» y al mar solamente se opusieron los independentistas, capitaneados por el hijo de Pujol, que sin gran fortuna trató de boicotear la inauguración de los JJOO con una pitada y la pancarta «Freedom for Catalonia». El primer escándalo promovido por los representantes de la actual «Tractoria» fue reprobar a Mariscal por llamar «enano» a Pujol en una entrevista en «Las Provincias» de Valencia. Se salvó por Pascual Mara-gall, que le propuso pedir perdón en el programa de Ángel Casas de TV3 como una humillación pública, un aquelarre vergonzoso para Mariscal y para la libertad de prensa.

Nada impidió que el dúo de Freddie Mercury, en el cenit de su carrera, y la insigne Montserrat Caballé fuera recibido con división de opiniones críticas. La prensa inglesa la tildó de espantosa.

Nadie mejor que Freddie Mercury y Mike Moran, máximos representantes del rock sinfónico para escribir este apéndice de la «Bohemian Rhapsody» como un homenaje a Barcelona, capital de la modernidad española, que ya auguraba su adiós a la misma con su paulatino declive independentista. Freddie Mercury la escribió en inglés con alguna palabras en español en acuerdo con la diva catalana.

La canción fue presentada en un concierto en el club Ku de Ibiza en 1987, pero su estreno oficial fue al año siguiente en el «Festival La Nit de Barcelona» con motivo de la llegada de la antorcha olímpica procedente de Seúl. En la Plaza de España, ante las torres venecianas de la entrada a la Exposición Internacional de 1929, la fuente mágica de Montjuic refulgiendo apoteósica y el imponente Palacio Nacional de Montjuic, una gran orquesta respaldaba la actuación de estos dos divos de la canción cantando su himno a Barcelona. Freddie lo hacía en inglés con su inigualable falsete y la diva replicaba con su delicada voz los trinos que a voz en grito Mercury desgarraban la noche con un «Barcelonaaaaa!» triunfal, enmarcado con un castillo de fuegos artificiales.

Fue algo épico, típico de los finales operísticos de Montserrat Caballé en el Liceo y la puesta en escena nerviosa y grandilocuente del grupo Queen, capitaneados por su más carismático cantante Freddie Mercury, que daría con esta actuación en directo su canto del cisne: murió del sida en 1991.

Freddie Mercury siempre quiso cantar con Montserrat Caballé. Se lo propuso en el hotel Ritz de Barcelona. Allí le puso una grabación del tema «Exercises in Free Love», que había grabado a dúo consigo mismo. La diva aceptó el reto de trabajar con él para transformarlo en «Barcelona».

En ese encuentro le dijo que padecía el sida. El sueño dorado de Freddie Mercury de cantar junto a la Caballé en la Inauguración de los Juegos Olímpicos del 92 nunca se cumplió: murió seis meses antes, el 24 de noviembre de 1991. En 2012, la Caballé declaró: «No siempre tienes la suerte de cantar con alguien que se va, que lo sabe, y estar interpretando con él su último adiós».