Polémica

Guerra personal de Urtasun contra la Tauromaquia

El Ministerio de Cultura elimina el Premio Nacional de Tauromaquia y el sector y mundo rural piden la dimisión del ministro

Cerca de un millón de espectadores pasaron por los tendidos de Las Ventas en 2023
Cerca de un millón de espectadores pasaron por los tendidos de Las Ventas en 2023Alfredo ArévaloPlaza 1

Era un secreto a voces y un deseo expreso de Ernest Urtasun: eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia, que no se concederá en 2024. Uno de los primeros pasos de la batalla cruzada y personal que el ministro de Cultura tiene contra los toros. Y era un secreto a voces porque en la única oportunidad que el cargo público ha tenido para hacerlo decidió no otorgarlo. Prescindió de que ninguno de los premios recayera en la tauromaquia en la convocatoria de las Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2023.

Hace pocos meses que el presidente de la Fundación de Toro de Lidia, que además es un prestigioso y reconocido ganadero, Victorino Martín, ya le tuvo que recordar a Urtasun las limitaciones de su cargo: «Usted es el ministro de Cultura del Gobierno de España, no un activista antitaurino», aunque de poco sirviera.

El ministerio, aun así, ya ha comenzado su campaña antitaurina y ha eliminado el Premio Nacional de Tauromaquia, un galardón dotado con 30.000 euros, y que premia diversas áreas culturales.

El dato curioso es que este premio se creó en 2011. Un año que en el Gobierno estaba la Izquierda y era José Luis Rodríguez Zapatero el Presidente. La primera vez que se entregó fue a un torero de dilatada trayectoria y ya en el retiro, que marcó una forma de torear: Paco Ojeda. Se entregó en 2013. Y diez años después, en 2023, Julián López «El Juli», que el año pasado se retiró de los ruedos después de un cuarto de siglo al frente, recogió el último. Al menos hasta que Urtasun ejerza su cargo. ¡Qué cosas!

Todo esto confirma que la Tauromaquia está lejos de la derecha o la izquierda, pero sí se acerca a los gustos personales del dirigente de turno. Claro que en este caso es más curioso todavía, porque Pedro Sánchez da la cartera de Cultura a un conocido antitaurino, cuando la Tauromaquia está (debería) amparada y protegida por Cultura. Pero la polémica viene de atrás. Ocurrió ya con el bono cultural cuando el Gobierno dejó a la Tauromaquia fuera. Tuvo que ser nada menos que una sentencia del Tribunal Supremo que censuraba la falta de fundamentación de la exclusión de los toros, la que lo obligara a rectificar.

Urtasun ha mostrado en numerosas veces su posición antitaurina y en contra del toreo. Y en esta ocasión ha provocado una brecha en el propio Gobierno y García-Page, Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se ha desligado no solo de la decisión sino que ha impulsado la creación de otro premio.

El ministerio inicia desde este viernes la apertura de una consulta pública, que no es vinculante, y que es el primer paso necesario para modificar la orden ministerial que regula el conjunto de premios nacionales del Ministerio de Cultura.

La Fundación

Es por ello, que la Fundación, respondía con una misiva en la que alegaba: «El ministro Urtasun desconoce casi todo sobre la cultura, especialmente uno de sus aspectos más importantes, que es que la cultura no depende de lo que opine un ministro, sino de lo que expresa un pueblo en libertad».

Y recordaba la situación actual: «La tauromaquia vive un extraordinario momento de gran vitalidad. Cada año se reabren plazas de toros que el afán inquisitorial de algunas opciones políticas cerraron en su día. Cada día miles de jóvenes se acercan en libertad a los toros, desafiando los tristes intentos que ha habido por acabar con la cultura taurina».

Un cambio generacional que se aprecia en las plazas de toros, que no pisa el señor Urtasun. Sin ir más lejos, Sevilla, con sus precios, que distan mucho de ser asequibles, ha dejado una Feria de Abril 2024 histórica en cuanto a asistencia de público.

En datos reales, de gente que pasa por taquilla, que paga, y se fiscaliza con el torno de entrada, y en el año en el que Las Ventas apostó por la liberalización de precios, una dura prueba para el bolsillo del aficionado, se vendieron 868.784 entradas, de las que 608.433 eran de corridas de toros, con una media del 76% de aforo cubierto por festejo.

En las novilladas el número total es de 203.696 espectadores -con 10.185 de espectadores de media; mientras que los rejones tienen una media del 62%, con 56.655 asistentes. La Feria de Otoño llegó a contar con 17.034 abonados. Además, 12 tardes se colgó el «No hay billetes».

En San Isidro el aforo fue del 91% de media. ¿Qué espectáculo Urtasun, en Madrid, cita a 20.000 espectadores, de media y de pago, durante casi un mes?

Los datos que se filtran desde el ministerio es que «hay una mayoría de españoles que no comparte el maltrato animal», mantuvo. Con el verbo envenenado de definir la Fiesta, tan desconocida para él, como maltrato, claro. Y afirmar que la asistencia a los espectáculos se sitúa en el 1,9% de la población (datos del 2021-2022). ¿Qué hacemos con el cine, entre otras artes, entonces? ¿Acabamos con todo?