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Las bibliotecas resisten al tiempo

En el mundo de las nuevas tecnologías las bibliotecas también tiene espacio. Ellas, antes que otros, han sabido reconvertirse... para sobrevivir
larazon

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En el mundo de las nuevas tecnologías las bibliotecas también tiene espacio. Ellas, antes que otros, han sabido reconvertirse... para sobrevivir.
Las bibliotecas, almacenes del saber, han evolucionado. De competir por la cantidad de volúmenes que atesoran han pasado a convertirse en los edificios más impresionantes o deslumbrantes del mundo. Ahora compiten en belleza arquitectónica o características técnicas.
En los tiempos de la globalización y de los avances técnicos ellas han logrado seguir adelante. Atrás quedan los tiempos de la gran biblioteca de Alejandría, allá por el siglo II antes de Cristo, el descubrimiento de la imprenta que supuso un acelerador al mundo de los libros o más recientemente la interconexión en redes de contenidos, pasando por los gigantes edificios del siglo XIX y XX en las principales capitales del mundo. Templos del saber acumulado.
Si algo caracteriza a las bibliotecas es su poder de adaptación a los tiempos, a la sociedad y a la tecnología. Las bibliotecas son pioneras en poner muchos de los recursos informativos y tecnológicos al alcance de las personas. Quieren acercar dichos recursos hacia las personas y que todas ellas tengan las mismas oportunidades de acceso. Buscan el bien de la sociedad y su crecimiento. A mayor información para la biblioteca de parte de los usuarios, crecerá también la información para los usuarios de parte de la biblioteca. Es así de sencillo. Con todo, las bibliotecas pueden manejar mayores cantidades de información que las que acumulan actualmente.
En ello estamos con, por ejemplo, las máquinas de autopréstamo para que sus usuarios puedan sacar los materiales de la biblioteca sin tener que pasar por el mostrador. Lo novedoso está en que dicha máquina de autopréstamo desaparezca de las bibliotecas. Bibliotecas que cuenten con la tecnología para identificar a los usuarios que entran y que sean capaces de realizar los préstamos pertinentes a los ciudadanos.
Este servicio, sin duda, daría mayor autonomía a los usuarios y descargaría de trabajo a los bibliotecarios... o les hará desaparecer. No sería extraño que en pocos años estos bibliotecarios sean también una profesión desaparecida. El futuro pasa por experimentar con nuevos soportes, como llegar a todas las casas con el préstamo online de contenidos digitales audiovisuales. Un mundo de posibilidades. De futuro.