Crítica de libros

El principio de lo terrible

El principio de lo terrible
El principio de lo terriblelarazon

En 1994 se estrenaba la obra de la dramaturga francesa Yasmina Reza «Arte»; su éxito se comprendía por la habilidad con que denunciaba las supercherías mercantilistas de la creación plástica a través de unos personajes extasiados ante la excelencia de un simple lienzo en blanco, extraordinariamente caro, eso sí. Esta trama teatral se interrogaba sobre la función social de las artes plásticas, la esnobista modernidad que las acecha y la relatividad de los valores estéticos. Bajo la modalidad genérica de la novela policiaca, «El hombre inacabado», del periodista y ya avezado narrador Manuel Calderón (Peñarroya-Pueblonuevo, Córdoba, 1957) incide en alguno de estos aspectos potenciando de paso una densa reflexión sobre el perturbador poder de la memoria y la fuerza testimonial del pasado. Un periodista investiga a un afamado pintor que es también un imprevisto asesino, cuyo móvil remite a variados referentes, como la clandestinidad política antisistema, los oscuros compromisos civiles de las vanguardias artísticas europeas, el poder liberador de la belleza o la demoledora maldición de la soledad. Desde los sofisticados ambientes de la Factoría neoyorquina de Andy Warhol al pueblo natal del pintor, con su misterioso y hasta metafórico pantano, donde acaba recalando la acción de la historia, se desenvuelve una inquietante trama de intriga vinculada al sentido ético de la expresión artística y los insospechados resortes de la conducta humana. Conspicuos personajes con sorprendentes motivaciones, un característico tono escéptico y desencantado, las implicaciones morales de una investigación policial o las ambiguas percepciones de la equívoca realidad convierten esta novela en una apasionante reflexión sobre la validez del arte contemporáneo y la problemática función de la crítica. La asfixiante acción del relato genera una atmósfera de suspense y enigmática intriga conceptual. Se cita un incisivo verso de Rilke: «La belleza es el principio de lo terrible»; quizá ésta sea la clave de este relato magnético y sobrecogedor.