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Habemus «thriller»

Habemus «thriller»
Habemus «thriller»larazon

La elección de un nuevo Papa en un cónclave es un tema recurrente desde «Las sandalias del pescador», primera de la serie de Morris West publicada en 1963 y llevada al cine. Desde entonces, la mayoría de los relatos sobre la curia vaticana han seguido «velis nolis» un argumento similar, dentro del subgénero de intriga vaticana. En la nueva novela de Robert Harris, «Cónclave», tras la repentina muerte del Papa, muy parecido al actual Francisco, se reúnen en el Vaticano los cardenales para que, encerrados en la capilla Sixtina, resuelvan cuál de los 118 será el nuevo Papa de Roma. En realidad, nada esencial ha cambiado desde 1963, excepto el momento histórico y el acrisolado tono documental que imprime Harris a sus novelas, ya sean ficciones históricas de la Roma antigua («Imperium», «Conspiración» y «Dictator») o «thrillers» ambientados durante la II Guerra Mundial: «Patria», «El hijo de Stalin» y «Enigma», llevadas al cine con discreción.

Intriga documentada

En «Cónclave», el novelista inglés se toma su tiempo para recrear un preciso y documentado mundo vaticano. La intriga se va armando con lentitud, describiendo de forma morosa el escenario doméstico, los rituales de la votación y las personalidades de los cardenales que participan en el ceremonial. Una vez creado ese mundo, los protagonistas adquieren dimensión propia y resultan fácilmente reconocibles para el lector, momento que elige el autor para enriquecer la intriga con continuados golpes de efecto. Todo se va engranando con precisión: las ambiciones de los cardenales, los secretos que ocultan, la ideología progresista o conservadora de aquéllos que encabezan los grupos de presión y el juego del cabildeo de cuantos compiten soterradamente por imponer sus ideas.

Pero Robert Harris no es Roger Peyrefitte, aunque su protagonista tiene algo de Mons. Belloro, y sigue tanto las revelaciones de corruptelas, intrigas y argucias de «Las llaves de San Pedro» como las revelaciones de «Conversaciones secretas». Prefiere cifrar la tesis de «Cónclave» en el enfrentamiento moral entre servir a Dios o a la curia. La duda que asalta a Lomeli le hace reflexionar sobre el temor al cisma, preservando el don divino de la Iglesia única y universal, o el juramento a Dios.

Resulta evidente que Robert Harris ha devuelto el genero de intriga vaticana a sus orígenes, una vez pasada su etapa posmoderna, en la que las más fantasiosas teorías bíblicas lo arrojaba en brazos del folletín gótico, infectado por efectos sobrenaturales sacados del Apocalipsis. El quebranto comenzó con «La gloria del olivo», de J.J. Benítez, en la que unas ocultas fuerzas vivas mundiales conspiraban para que Juan Pablo II renunciara al trono de Cristo y se impusiera un Papa izquierdista: un jesuita militante de la Teología de la Liberación. Pero donde tuvo su más delirante representación fue en «Ángeles y demonios», de Dan Brown, cuya acción transcurre durante un cónclave. En ella, la intriga vaticana daba paso a una novela de misterio, sectas ocultas y esoterismo «New Age», definida por su autor como «auge conspiracionista». «Cónclave» es la vuelta a la novela seria, documentada y muy bien escrita sobre la lucha por el poder en un fascinante ceremonial en el que se describe con meticulosidad y magistral suspense las intrigas vaticanas.