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«Tres días y una vida»

larazon

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El personaje tiene doce años y se ha convertido, por casualidad, en un asesino de otro niño. El lector se entera del suceso en la página 22.
El personaje tiene doce años y se ha convertido, por casualidad, en un asesino de otro niño. El lector se entera del suceso en la página 22. Después, la novela, construida como un reloj suizo por Pierre Lemaitre, llevará de la mano al lector por una serie de estructuras literarias que surgirán de ese núcleo dialéctico de la muerte, a semejanza en algún momento con el crimen que cuenta Camus en «El extranjero» o de las torturas morales en Dostoyevski: desde la culpa al análisis de la vida en un pequeño pueblo francés, desde la novela de iniciación de la adolescencia a la narrativa del género policiaco. Los pensamientos de Antoine, el niño protagonista, al que terminaremos conociendo finalmente de adulto, son una amalgama de percepciones de la realidad, pero también de imaginaciones, bastante cercanas a los «aventi» de Marsé, donde lo real y lo imaginado parecen estar siempre a punto de cruzarse, aunque esto nunca termine por suceder.
Pierre Lemaitre, ganó el premio Goncourt 2013 con «Nos vemos allá arriba», y antes ya había conseguido el éxito con una serie policiaca en la que inventaba al policía Camille Verhoeven, donde se entrecruzan los estudios de psicología de Lemaitre y su interés por el género negro, allí donde la culpabilidad, como en las novelas de Chandler, se esconde en el interior oscuro de todos nosotros. En una entrevista afirmará Lemaitre: «Creo que la novela policiaca permite al lector designar a un culpable, a uno solo; en la vida las cosas siempre tienen diversos culpables y en la novela solo hay uno y eso es tranquilizador. Pero también es verdad la otra variable: que la novela policiaca nos muestra pasiones que podrían ser las nuestras, ¿quién no ha tenido ganas en un momento dado de liquidar a alguien?».
Y de hecho, cuando Antoine, el niño asesino, asiste aterrado a las pesquisas que se hacen en el pueblo para averiguar la desaparición de su amigo, que sólo él sabe que está muerto, parece que hay muchos posibles asesinos, como si en cierto modo varios de los habitantes del pueblo pudieran ser los culpables de ese suceso. Quizá Pierre Lemaitre, como también sucede en las novelas de Agatha Christie, nos insinúa que todos en algún momento parecemos, y puede ser que seamos, culpables.