El libro de cabecera

Ray Celestin: "La mafia y el jazz siguieron unos caminos paralelos"

El famoso autor culmina su tetralogía protagonizada por Louis Armstrong y la mafia con "Sunset Swing"

Louis Armstrong se convierte en un personaje de leyenda en este cuarteto
Louis Armstrong se convierte en un personaje de leyenda en este cuartetolarazonAgencia AP

Ray Celestin creció «viendo películas de gángsteres, cine negro, leyendo novelas policiacas estadounidenses duras, escuchando música también estadounidense. En ese momento no entendí esto como imperialismo cultural, pero, mirando hacia atrás, creo que hay un fuerte elemento de eso», comenta con humor. El escritor bromea y reconoce que de pequeño «era un niño raro»que estaba «fascinado por las viejas películas policiales en blanco y negro de Humphrey Bogart que pasaban por la televisión inglesa, las mismas que la mayoría de otros niños de mi edad encontraban aburridas». Por entonces, nada aventuraba en él la sombra del escritor que posteriormente surgiría. Precisamente, esa vocación tardía nació cuando «me interesé en el caso de la vida real del Axeman de Nueva Orleans, el asesino en serie de la primera novela de la serie. El texto combinaba las cosas que amaba: mafia, detectives y música de jazz». Ese primer volumen, «Jazz para el asesino del hacha», inauguraba una de las tetralogías más aclamadas del género negro de los últimos años, que se completa ahora con «Sunset Swing».

Este fresco es un destello de originalidad y ha contado desde el principio con un invitado especial como protagonista: Louis Armstrong. «El texto que abre esta saga estaba ambientado en la propia Nueva Orleans en 1919. Mientras pensaba en personajes, me preguntaba quién era la figura más famosa de la ciudad. Me di cuenta de que fue Louis Armstrong. Lo que me pareció aún mejor era que él se trataba de un adolescente en ese momento. Creo que en términos de cultura pop, la gente lo recuerda como un anciano, por lo que tenerlo como un joven en esta narración fue muy útil porque había una figura reconocible en él, pero se mostraba de una manera que la mayoría de la gente no había visto». Celestin explica que escribió el título inicial de manera independiente y que el editor le animó a seguir. «Inicialmente dije que no, pero luego seguí pensando en una extraña peculiaridad y me di cuenta de que esto podría ser la base de una serie. La peculiaridad fue que la música de jazz, Louis Armstrong y la mafia siguieron un camino paralelo a lo largo del siglo XX». Los lectores han ido de la mano del cantante y trompetista en este ciclo novelístico. Lo han seguido desde Nueva Orleans hasta Chicago («El blues del hombre muerto»), de Chicago a Nueva York («El lamento del mafioso») y de Manhattan a Los Ángeles, donde discurre «Sunset Swing». Aquí un asesino anda suelto durante los días de Navidad de 1967. «La historia paralela que he explorado era esa. Deseaba profundizar en cómo la cultura pop, la industria del entretenimiento y el crimen organizado terminaron estrechamente entrelazados».

−¿Cuál es, entonces, la relación del jazz con la mafia?

−Debido a la prohibición del alcohol, muchos lugares de música en la década de 1920 terminaron controlados por la mafia: eran los únicos en los que podía haber música y bebidas. Así que había músicos de jazz contratados por la mafia para tocar en sus clubes nocturnos. Este tema se explora en el segundo libro, que se desarrolla en Chicago. En su centro está el Sunset Café, dirigido por Al Capone, y en el que Louis Armstrong trabajaba como músico. Resulta muy divertido pensar que Capone fue el jefe de Armstrong, pero es cierto. Y esta situación tuvo un efecto duradero en la industria de la música.

−¿Por qué?

−Cuando se volvió a legalizar el alcohol, los gángsteres de los clubes nocturnos hicieron la transición a trabajos legítimos en la industria de la música. El representante de Armstrong fue un ejemplo de esto: pasó de mafioso de Capone a ejecutivo de dicha industria. Estos mafiosos estuvieron a cargo de gran parte de ese sector del entretenimiento estadounidense hasta la década de 1980, cuando las compañías discográficas comenzaron a ser compradas por las corporaciones internacionales. Así que afectó a la industria de la música durante muchas décadas.

−Y Armstrong estaba allí.

−Se encontraba en Nueva York durante la era dorada de la mafia en los años 40 y luego en los de 1950 y 1960, cuando la industria del entretenimiento se trasladó a Los Ángeles y Las Vegas, donde se fue la mafia. Armstrong estuvo allí actuando en casinos, haciendo apariciones en televisión, haciendo cameos en películas.

−La corrupción sigue presente hoy en día.

−Sí, y creo que una de las principales razones por las que no hemos tomado medidas adecuadas sobre la crisis climática es que nuestros políticos han sido corrompidos por el dinero de los combustibles fósiles, y eso nos afecta a todos. Afortunadamente, la conciencia en la sociedad está comenzando a cambiar sobre este asunto.

−¿Qué ha aprendido con sus novelas?

−Todos los libros enfrentan a los individuos contra la sociedad. Los héroes saben que nada cambiará a pesar de sus mejores esfuerzos, pero luchan de todos modos y logran pequeños éxitos. Pero sin los pequeños éxitos no obtenemos los más grandes, así que aunque nuestras luchas parezcan insignificantes, no lo son en absoluto.

−Ha terminado. ¿Y ahora?

−Siento tristeza y alivio. Me alegro de haber acabado y de terminar la serie sin estropearla. Con el último libro me sentí como si estuviera tratando de aterrizar un avión. Pero es también triste. He estado trabajando en la serie durante una década y agregó una estructura y unos horarios a mi vida. Desde que terminó lo he echado de menos. Trabajo en novelas independientes y guiones, aunque me gusta la seguridad de trabajar en una serie, así que ya estoy buscando otra.

REQUIEM DE LOUIS ARMSTRONG

Por Lluís Fernández

Con «Sunset Swings», el novelista inglés Ray Celestin pone punto final a la tetralogía «City Blues Quartet». La peregrinación de la detective Ida Davis desde el Nueva Orleans de principios de siglo XX a Los Ángeles de finales de los años 60 cubre un periodo esencial en la historia de EE.UU. Un periplo vital que abraza el nacimiento del jazz en 1919, la conversión del blues lento en el acelerado de Chicago y su evolución en el be-bop de posguerra hasta el verano del amor, el hipismo y la música rock que acabará desplazando el blues negro a música ambiental para blancos. El Chicago de Al Capone y el Nueva York del Copacabana tocan a su fin. Cuatro libros, cuatro ciudades, cuatro aventuras policíacas y musicales que representan momentos cruciales de la evolución del jazz como metáfora de la sociedad norteamericana. La que va de la intolerancia racial a los disturbios raciales el año del gran incendio de Los Ángeles. De nuevo se repiten los cuatro protagonistas. Ida, la detective negra que investiga los crímenes, la carrera de Louis Armstrong, las ciudades en las que el jazz fue evolucionando a lo largo del siglo XX: Nueva Orleans, Chicago, Nueva York y Los Ángeles; y, por fin, la mafia y sus respectivos capos que, además de la droga, la prostitución y la corrupción, dirigen los clubes nocturnos, el cine de Hollywood, las editoras de música y las casas discográficas. En «Sunset Swings» los personajes han envejecido. La sociedad está cambiando, según el narrador, para peor.

Todo la novela tiene un aire de requiem, tanto por el deterioro físico de los personajes como por la destrucción inmobiliaria de Los Ángeles. Las cuatro ciudades se alzan como emblemas simbólicos de la evolución del jazz en paralelo al devenir de los protagonistas. Junto al pesimismo, aparece el sentimiento de nostalgia por el tiempo pasado, y la música de jazz como el leitmotiv que une los cuatro tiempos narrativos, hasta su conversión en música de ascensor para ricos blancos en un Hollywood en decadencia. De nuevo, como ejes centrales, la detective Ida, ahora retirada, y el trompetista Louis Armstrong con problemas de corazón. La historia se repite: el asesino en serie Faron vuelve para atormentar a Ida, acosada por un «copycat» apodado el Merodeador Nocturno que imita sus asesinatos como un artista. De telón de fondo, al igual que en las anteriores entregas de Ray Celestin, se repiten los capos, apodados como la Mafia Ratón Mickey de Los Ángeles. En connivencia con los policías y políticos corruptos y una CIA venal que anuncia que los tiempos están cambiando por la irrupción de los hippies y la protesta por la guerra del Vietnam. «Sunset Swings» es un cierre novelístico espectacular. Como quien le dice adiós a este ambicioso fresco histórico con un beso.

Lo mejor: El transcurso histórico de esta gran tetralogía desde el principio hasta el final.

Lo peor: Que se nota hacia el final un cierto agotamiento de la temática de la saga.