
Sección patrocinada por 

cultura
Manuel Medina: «Cuando yo no era nadie, Pemán me animó a escribir»
«El enjambre» es el nuevo libro del abogado andaluz, que presentó ayer con gran acogida en el Hotel InterContinental

Define la RAE el sustantivo «enjambre» como una «multitud de abejas con su maestra, que juntas salen de una colmena para buscar otra colonia». Es la metáfora del enjambre humano –con sus obreros y sus zánganos– la que hilvana y estructura el último libro –entre la autobiografía y la reflexión– de Manuel Medina –Manolo para sus muchas amistades–, hijo de Villanueva del Arzobispo (Jaén). En su 18ª obra literaria, «El enjambre» (Plaza & Janés), este abogado de profesión y poeta de vocación habla de los amigos, de todo signo político, que lo siguen desde hace tiempo y lo arropan en sus presentaciones haciéndole sentirse la abeja reina por un rato, pese a que Medina lleva la condición obrera en la sangre desde que varease olivos en su Jaén natal. «El argumento de la obra es el trabajo bien hecho frente a los zánganos, que se aprovechan de los demás: del dinero y del esfuerzo ajeno», resume Medina.
En sus páginas –en esos capítulos que separa como celdillas de un panal– también cuenta cómo fue su llegada al Madrid «verbenero» de los años sesenta, de taxistas con gorra, porteros visionarios y sabios serenos. Una ciudad que, a su juicio, ha cambiado mucho: «Madrid ha crecido hasta el punto de estar al nivel de la mejor capital europea. Es una ciudad mucho más internacional y bastante más segura que aquella de la Avenida de José Antonio, de oscuridad y olor a zotal».
El autor, que ha conocido las mieles del éxito gracias a su estajanovismo, la comparte con sus amistades y seres queridos; lo que no es óbice para que, como una abeja que defiende lo suyo, despache un aguijonazo para quien a su juicio lo merece: los polítcos «que sólo se tiran los trastos a la cabeza frente a una tragedia humana», los envidiosos que despotrican «sin siquiera haberme leído, porque dicen que tomo partido por unos u otros», quienes crucifican a los andaluces de vagos «cuando es una tierra donde la gente es muy trabajadora», los gaditanos que dieron la espalda a José María Pemán «a quien hacía la gente cola a la puerta de su casa para que les colocase en Astilleros o en Tabacalera»... En fin, tantas y tantas «abejas negras» que ensucian este rebaño aéreo.
De Margarita Robles a Martínez-Almeida
El anterior libro de Manuel Medina lo prologó Margarita Robles, Ministra de Defensa, mientras que el prefacio de «El Enjambre» corre a cargo de José Luis Martínez-Almeida, Alcalde de Madrid. Por citar dos de sus egregias y heterogéneas amistades que se dan cita, de tanto en tanto, en sus presentaciones. Cabe preguntarse cómo hace para mantener buenas relaciones a ambos flancos en momentos de tanto encono. Algo que él responde con sencillez que «respetando a la persona, independientemente de su ideología». Además, dice, «me encanta juntar a gente que piensa distinto y tratar asuntos que a todos nos unen». No se le cae el orgullo si tiene que darle la razón a alguien «porque todos piensan que la tienen, y yo si diciéndoles que ‘sí’ están contentos, no me importa mientras me respeten como amigo».
Sin duda, para Medina, los grandes zánganos de nuesta historia son los políticos corruptos, durante el franquismo y la democracia: «Por eso dedico un capítulo repasando los casos más sonados de los amigos de lo ajeno: Matesa, el aceite de Redondela, Sofico...» ¿Pero qué hay de la más reciente de las tramas, la que tiene a Víctor Aldama como abeja reina? ¿Hará caer el panal de Sánchez? «El gobierno de Pedro Sánchez está muy fuerte, muy implantado, muy seguro de lo que hacen. Pero favor no le va a hacer ninguno, desde luego». Sin embargo, «como jurista, no me gustan los juicios paralelos; cuando este señor [Aldama] pruebe algo de todas las cosas que ha dicho, entonces se discutirá y veremos la resolución», asevera el autor, que sabe de lo que habla.
En su epílogo, Manuel Medina deja caer que posiblemente «El enjambre» sea su último libro. Una idea que ha desechado tan pronto como se ha llevado este a la imprenta: «No me corto la coleta; ya me la cortará el tiempo», comenta; y es presisamente el paso del tiempo la temática de su futura obra: «Es una reflexión de la vida, de la infancia hasta la vejez: lo que uno aprende y lo que a uno se le olvida». Porque asegura este jurista jiennense que «la ilusión de escribir me hace más joven».
Hay un maestro fudamental en el gusto por la pluma de Medina: José María Pemán. «Me carteaba con él cuando era un joven que trabajaba en el campo; me respondía animándome a seguir», relata. «Como policía pedí un traslado a Cádiz para estar cerca de Pemán, y me acogía en su casa se San Antonio, 14. Ayudó a mucha gente en Cádiz, y luego lo olvidaron».
✕
Accede a tu cuenta para comentar

El "no" por respuesta