Buscar Iniciar sesión

Luis Tosar: "No veo un relevo generacional muy claro entre actores"

El actor protagoniza, junto a Inma Cuesta, "Todos los nombres de Dios", la nueva película de Daniel Calparsoro rodada en plena Gran Vía de Madrid
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

Última actualización:

Un hombre, de mediana edad y barba canosa, sube tranquilo pero constante la Gran Vía madrileña. Es como si no pudiera detenerse. Y, de hecho, no puede si no quiere saltar por los aires. Dicho hombre es Luis Tosar y, además, lleva una bomba pegada al pecho. Así se comienza a resolver el acto principal de «Todos los nombres de Dios», película de Daniel Calparsoro que llega este viernes a los cines y en la que el actor gallego da vida a un hombre deprimido con la mala suerte de cruzarse en las intenciones de un grupo islamista. Por allí aparecerá como última esperanza Inma Cuesta, quien además de acompañarle en el encuentro con LA RAZÓN, interpreta a la comandante de la Guardia Civil encargada de lidiar con la amenaza. Pura tensión, puro thriller, puro Calparsoro.
«Es un guion que devoré en tiempo récord, no sé si fue más de un día. Te atrapa», explica Cuesta sobre sus motivos para sumarse al proyecto, antes de que Tosar matice: «Tenía unos cuantos ingredientes que sumaban. Sobre todo, esa mirada a cómo repercute que haya un terrorista dentro de un colectivo o de un barrio musulmán. Y cómo afecta todo ello a una familia entera, por ejemplo», apunta.
Luis Tosar, tomando la Gran Vía, en "Todos los nombres de Dios"
Luis Tosar, tomando la Gran Vía, en "Todos los nombres de Dios"TRIPICTURES
Y es que en el regreso al largo de Calparsoro tras las series «Operación Marea Negra» o «Hasta el cielo», la trama nos lleva hasta el taxi de Santi (Tosar), que recoge a un herido tras la explosión de una bomba en el aeropuerto de Barajas sin saber que se trata de uno de los terroristas responsables que se ha arrepentido en el último momento. «Uno de los grandes atractivos de la película pasa por ese hombre, que nunca explota, que se lo guarda todo. Curiosamente, está escrito por una mujer, o sea, que yo creo que algo tiene que ver», explica el actor sobre el protagonista, esbozo ya de un padre de familia que no se puede recuperar de la pérdida de una hija por culpa del cáncer.
«Esa perspectiva (la de Gemma Ventura, la guionista) suma mucho, porque así vemos la historia desde el prisma de su esposa, de la madre del terrorista o de la mujer encargada del dispositivo policial», completa Tosar antes de que siga Cuesta: «El mío, por ejemplo, no sé si es un personaje que estaría más destinado a que lo hiciera un hombre. Yo no lo había pensado, pero es cierto que la película muestra algo muy poco visto en el cine de acción o en los thrillers, que es la fragilidad. Y aquí se ve claramente el dolor que él tiene, la mochila con la que carga el protagonista», añade la ganadora del Goya.
Inma Cuesta, comandante de la Guardia Civil en el filme
Inma Cuesta, comandante de la Guardia Civil en el filmeTRIPICTURES
Pero, si por algo en concreto será recordada «Todos los nombres de Dios», más allá de por su acercamiento alejado de maniqueísmos a esas otras víctimas (madres, hermanas, familiares repudiados de los perpetradores), es por su rodaje en la Gran Vía de Madrid. Con apenas ocho horas de permiso, divididas en dos domingos entre las 6 y las 10 de la mañana, los plazos dramáticos se tuvieron que reducir drásticamente. «Para mí fue lo primero que rodé, por lo que no conocía demasiado bien a mi personaje y se hacía complejo», explica Cuesta antes de que narre su experiencia Tosar: «Había muy poco tiempo. No podíamos despistarnos con nada ni tener grandes conversaciones. Teníamos todo medido y muy matemático. Esa concentración y esa misma tensión ayudaban mucho. A medida que iban pasando las horas, se iba juntando más gente en la calle. La presión popular era muy ‘‘heavy’’, y había más riesgo de despistarse, pero estábamos tan concentrados que daba igual que hubiera uno o cien», concreta.

¿Dónde están los nuevos actores españoles?

Preguntados, Cuesta y Tosar, sobre lo complicado que parece el relevo interpretativo masculino en nuestro cine, atendiendo por ejemplo a las últimas tres nominaciones a los Goya, los protagonistas de "Todos los nombres de Dios" responden sinceros. "Todavía queda para que se equilibre", explica Cuesta sobre si ello tiene que ver con la nueva camada de relatos en femenino que domina nuestro cine de prestigio. Y sigue: "Yo no tengo esa sensación. Cuando llega la temporada de premios, pienso en ellos. El mismo Luis (Tosar), Quim Gutiérrez, Javier Bardem… Hay actores que trabajan mucho, en papeles muy importantes, que sabes que van a estar. Son buenos actores y hacen buenas películas", explica. Tosar, más reflexivo, se toma una pequeña pausa antes de responder: "Igual lo que puedo tener la sensación es de que no hay un relevo muy claro. Tengo la sensación de que, en el caso de actrices, están todas las generaciones cubiertas. Y en el caso de los actores igual un poco menos. De hecho, tengo la sensación de que justo ahora empieza a asomarse un relevo, pero con bastante distancia generacional, de edad. Parece que no hubiera nadie en medio. Hay gente de mi edad y de veintipocos, pero de treinta y tantos no veo tantos. Y los hay, pero no sé, no sé si es culpa nuestra o culpa de la industria", apunta meridiano.

En el mismo set de entrevistas con este diario, es el director quien termina de arrojar más detalles sobre la experiencia de rodar en la arteria principal de la capital: «Hemos tenido el apoyo de la Madrid Film Commision, de la Oficina de Cine del Ayuntamiento de Madrid, de la Policía Municipal... Sin ellos no se hubiera podido hacer. Y aún así, existían muchas limitaciones, lógicas porque no se puede cortar la Gran Vía sin consecuencias», agradece Calparsoro, antes de seguir: «¿Cómo lo hemos hecho? Preparándolo todo muy bien, haciendo viñetas por ejemplo de todos los planos, con un equipo de cinco o seis cámaras. El equipo técnico, gracias a la productora, era muy potente, y teníamos muchos medios. Lo más complejo, creo, era lo interpretativo, lo tonal. Tanto con Tosar como con Cuesta. Todo tenía que estar muy bien interpretado porque los minutos son oro. Pero tampoco puedes transmitir esa presión al actor, claro», completa, sobre un último tramo de infarto que casi discurre por la pantalla en tiempo real.