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Luz Gabás: «Antes que a una vaca, abrazaría un árbol»

En «El latido de la tierra» le toma el pulso a la España vacía y asegura que se llena con gente como ella, que un día, viviendo en la ciudad, dijo «allá voy»
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os sumergimos junto a Luz Gabás en Majaelrayo (Guadalajara), un pueblo de la España vacía similar a aquellos a los que dedica las páginas de sus libros. En «El latido de la tierra» (Planeta) muestra su lado más romántico, mezcla la naturaleza, su esencia, el contraste del arraigo y la libertad, la decisión de una heredera de una mansión que se rencontrará con su pasado, e incluso toques de novela negra donde cada capítulo tiene su propia banda sonora. Dice que estas páginas le ha servido para conocerse un poco más.
–«El latido de la tierra», ¿ya sabe cuántos latidos tiene?
–Tiene muchos, pero muchos, variados y diferentes. Unos son más rápidos, otros más lentos, otros más intensos, y eso está bien.
–Si a la tierra la lleváramos al cardiólogo, ¿qué nos diría?
–Nos recomendaría moderación en todo para que no haya muchas taquicardias.
–¿Dónde ha encontrado más taquicardias?
–Creo que la sociedad tiene que evitar perder la ilusión, no puede caer en la apatía y en el «todo me da igual».
–Cada capítulo empieza con la letra de una canción. ¿Qué suena ahora en su cabeza?
–Sonaba una de las canciones de un grupo español que se llama Viva Suecia, «A dónde ir».
–¿Y a dónde quiere ir Luz Gabás con esta novela?
–Creo que me va a dar libertad en la literatura, y la necesitaba y la quería.
–¿Cómo se llena la España vacía?
–Con gente como yo que un día dijo: allá que me voy. Vivía en la ciudad y quise seguir en el campo después del mes de agosto, y que mis hijos vivan aquí. Llevo 12 años, y no me he arrepentido. –¿Hay más misterios en la España vacía o en la ciudad?
–Todos mis misterios son rurales. En la ciudad viví por estudios y trabajo y he aprendido la historia de mi país buceando en la historia local.
–Si la llaman para darle el Ministerio de la España Vacía. ¿Aceptaría?
–No, no querría, sinceramente, no; quiero seguir escribiendo.
–¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
–Nunca. Los idealizamos. A mí me encanta el siglo XIX, pero agradezco vivir ahora por los adelantos que hay. Se vive mejor que lo que vivieron mis dos abuelas.
–¿Cuánto tiene esta novela de autobiográfica?
–Muchas cosas, es la guía de una generación. Hay anécdotas que salen, formas de relacionarse que he recuperado de los amigos, pero al igual que en otras obras siempre practico el distanciamiento y la reflexión porque hay un momento en que es una novela, hay que construir una arquitectura, no es una narración en primera persona o un diario fiable.
–¿Dónde halla la luz?
–Siempre en la lectura, me ilumina, me encanta cuando alguien lee un libro y expresa una sensación que yo tengo y lo hace con unas palabras certeras me produce paz.
–En su libro existe un conflicto entre el arraigo y la libertad. ¿Hay que romper con todo para ser libres?
–No, hay que llegar al punto de asimilar lo recibido, comprenderlo, adaptarlo a tu forma de pensar y seguir adelante.
–¿Cuál es el miedo que le ronda ahora?
–El principio de la vejez, porque tengo que ajustarme.
–¿Qué lección le enseñaron sus abuelas?
–La constancia y la fortaleza a pesar de las adversidades.
–¿Ya está pensando en la siguiente obra?
–Sí. Cuando empiezas a separarte de tu novela, a mí me sienta bien ir tomando notas en otro proyecto. Mi reto es seguir escribiendo, tengo ganas de continuar.
–¿Sherlock Holmes podría haber sido pastor?
–Los pastores son muy observadores, pero creo también que Sherlock tenía una ironía que no sé... Aunque también he conocido a pastores muy irónicos.
–¿Qué es lo que más echa de menos de su infancia?
–La cierta inocencia. Porque con los años, como dice una de las citas del principio de la novela, la vida es como un bordado, ves como están puestos los hilos. A mayor vida vivida, mayor decepción. Preferiría esa ilusión inocente.
–Abrazar vacas dicen que quita el estrés...
–Las de ahora están asalvajadas, se están estudiando en el pirineo y advierten de que no se acerquen a ellas porque puede salir malherido. Yo antes que vaca abrazaría a un árbol. Pero tiene algo de conexión, se perciben vibraciones especiales y lo he hecho y lo hago, y a los caballos, los perros y las gallinas.
La lectora
Luz Gabás asegura que «me informo siempre por la Prensa, suelo leer un periódico fijo que me gusta y lo contrasto con otro. Me encanta leer las noticias primero de política, me gusta estar al día», añade.

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