Toundra: contra el odio sin usar palabras
El grupo madrileño ha publicado «Hex», su sexto trabajo de estudio, de nuevo, con mensajes pero sin letras
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Que la música puede transmitir mensajes sin palabras es el asunto recurrente en las conversaciones con la banda madrileña Toundra. El cuarteto, que acaba de publicar su sexto disco, «Hex», no ha incluido ni una sola en toda su carrera pero siempre se ha visto en la tesitura de justificarse. «Cuando me lo dicen, siempre contesto: ‘’Oye, ¿conoces a un tipo que se llama Johann Sebastian Bach?’’», bromea Esteban Girón, guitarrista de la banda, que ha compuesto su nuevo trabajo en torno a un concepto de tanta actualidad y presencia como el odio. Una canción de 20 minutos (dividida en tres partes por exigencias del capitalismo tecnológico de las plataformas de «streaming») que invita a superarlo como sentimiento hegemónico social: «La intransigencia y la intolerancia están más permitidas que nunca. Si me cuentan lo que íbamos a ver hace diez años no me lo habría creído y creo que hemos llegado hasta aquí cuando han conseguido individualizarnos, arrebatándonos la conciencia colectiva y convirtiéndonos en consumidores», explica Girón sobre el disco, que llega después de su versión de “El gabinete del doctor Caligari”.
Minorías
Paradojas de la profesión musical en 2022. La pandemia ha llevado a una situación casi insostenible a un sector al completo, pero Toundra capearon el temporal. «Nuestra debilidad fue nuestra ventaja, algo que nos ha pasado siempre. Como no sabíamos cantar, hicimos canciones instrumentales y pudimos girar por el extranjero más que por España y nos ha ido muy bien. Y como teníamos otros trabajos, es decir, que no éramos enteramente profesionales, eso era un problema para cuadrar calendarios profesionales, personales y musicales. Y siempre ha sido muy complicado. Pero claro, gracias a no depender del grupo para vivir, pudimos descansar sin una ansiedad o agobio. Así que es un poco mal consuelo, pero bueno, aquí estamos», cuenta Girón sobre el grupo, reconocido en el extranjero, fichado por Century Media, y... «minoritario. Siempre lo seremos y no pasa nada. No somos de consumo rápido y amable, lo sabemos». Lo cual nos lleva de nuevo al asunto de las palabras y las letras de las canciones y a una de las influencias que el guitarrista menciona para este disco: Shostakovich. «Leí sobre su vida en el confinamiento y vi que había sido portada de la revista ‘’Time’' con 42 años. Bueno, me encerré durante 12 años en un conservatorio y eso te deja una impronta. A veces escapas de ella y más adelante la abrazas. Y entonces vuelves a valorar, qué se yo, al Maestro Rodrigo, que está considerado un genio mundialmente... Nosotros somos una panda de ‘’mataos’', pero es que hay mucha música sin letra que transmite un mensaje. En las óperas, los libretos son mínimos. Muy pocas veces es explícito. Y así es como me quité los prejuicios acerca de trasladar emociones con el lenguaje de la música», explica Girón.
Volviendo al odio, el guitarrista reconoce que «desde que me convertí en un adulto hasta hace relativamente poco, he vivido enfadado». Sin embargo, dio un giro a su vida. Dejó Madrid, encontró el amor. Y ve las cosas de otra manera: «Creo que si nos regodeamos en el pesimismo seremos infelices. Hay que ser crítico, claro que sí. Pero hay que hacer el día más feliz a los que están al lado y repartir cariño». También le han cambiado los gustos y escucha menos a Fugazi. «Soy un gran fan, pero ya no los escucho tanto porque ya no estoy tan enfadado con el mundo. Bueno, y hay otro factor: a ellos les pasa como a Bruce Springsteen, que son buenísimos, pero sus fans son tan pesados que dejas de escuchar su música por su culpa».