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Concierto

Damiano David conquista a los madrileños con un debut sincero en el Movistar Arena

El ex de Måneskin se abrió al público mostrándose vulnerable y con desbordante carisma

Damiano David actúa en el Movistar Arena de Madrid Ricardo RubioEUROPAPRESS

"Estaba viviendo la idea de perfección de otros, pero no la mía". Sincero, vulnerable y con desbordante carisma, el ex de Måneskin se entregó a los madrileños en un concierto que confirma el inicio de una nueva etapa artística.

Lo que en un principio iba a ser una cita íntima en La Riviera acabó convirtiéndose en un sold out en el Movistar Arena. Más de 16.000 personas se reunieron este lunes para presenciar cómo Damiano David dejaba atrás definitivamente la sombra de Måneskin y se reafirmaba como un artista en solitario con voz y actitud propia.

El arranque fue fulgurante con Born With a Broken Heart, el tema más inmediato de su álbum debut Funny Little Fears. A partir de ahí desplegó un repertorio que viajó entre la energía rockera de Voices y Zombie Lady, la delicadeza de Mars y el desgarro de Perfect Life, con el que compartió sus reflexiones más íntimas.

Damiano brilló no solo con su música, sino también con sus gestos de complicidad hacia el público. En castellano, confesó que durante años vivió atrapado en una “vida perfecta” diseñada por otros, hasta que se atrevió a romper con todo. Y lo demostró con homenajes que pusieron la carne de gallina: desde las versiones de Sex on Fire (Kings of Leon) y Nothing Breaks Like a Heart (Miley Cyrus) hasta las sorpresas más celebradas de la noche, una emotiva Guantanamera de Guitarricadelafuente y el éxito viral Si no estás de Íñigo Quintero.

El público, cuanto menos variopinto—jóvenes alternativos, familias, fans de larga data, modernos de Malasaña y algún que otro despistado con camisa planchada—, bailó cada canción y respondió con entusiasmo a la mezcla de baladas íntimas y estallidos de rock. Damiano, en pantalón holgado y un top que no tardó en desaparecer, supo mantener la intensidad de principio a fin, confirmando que su magnetismo escénico sigue intacto.

Tras hora y media de espectáculo, llegó un cierre a la altura del mito que ya empieza a forjar esta vez en solitario: cigarro en mano, firma en la cámara y salida directa a un coche que lo esperaba tras el escenario. Una imagen icónica para sellar la metamorfosis de aquel chico que conquistó Eurovisión en 2021 hacia un artista que hoy busca, y encuentra, su propia idea de perfección.