Entrevista

Israel Fernández: «Si los gitanos sabemos hablar en flamenco, será porque nos ha envenenado»

Publica «Pura sangre», su álbum más íntimo, donde le canta a su familia, a la cultura que le vio crecer y a los valores que aprendió

Israel Fernández.© Jesús G. Feria.
Israel Fernández, cantaor de flamenco que publica su nuevo álbum, "Pura sangre".© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

El rojo es el color de la furia, y también de la vida. El rojo es sangre, es fuego, son las latas de bebida que nos refrescan y los ojos en un día de resaca. Israel Fernández está en uno de esos días cuando nos recibe para la entrevista, pero no por ello menos agradable y carismático. El rojo le acompaña siempre: esta vez, en la chaqueta y los calcetines. Así como en el título del álbum que publica: «Pura sangre». «El rojo espanta el mal de ojo», dice, y por eso siempre lo viste, sea en la ropa o en una pulsera. Lo aprendió de su familia, a quien le agradece su propia vida, y a quien le dedica el disco, que define como su expresión vital a través de la música y sobre su vida, la cultura gitana, los valores humanos y, cómo no, el flamenco.

¿Existe la «Pura sangre» en el flamenco?

Por supuesto. No lo digo por la raza ni por el mestizaje, sino porque algo es puro cuando es de verdad. Si tú eres de pura raza y tienes falsedad, no eres leal, no eres puro.

¿Es usted verdadero?

No me engaño a mí mismo. Intento llevarme desde el corazón, porque el corazón no piensa, solo ayuda. La mente tiene muchas dudas. Uno, cuanto mayor se hace, más responsabilidad tiene y más consciente es de ello. Aparte, también aprende y valora más la música, porque el tiempo siempre va en contra, aunque yo no miro el tiempo, sino que lo comparto con gente de mi gusto.

¿Cree en el «carpe diem»?

Sí, pero dentro de un orden. Eso del «carpe diem» está bien, pero hay que tener cuidado. En la vida, como en la música, el límite de la libertad está en el respeto.

¿El flamenco es un arte que pertenece al mundo gitano?

El arte y la música no pertenecen absolutamente a nadie. Es verdad que los gitanos hacemos flamenco, nos gusta mucho, y lo hacemos «gitanamente». Soy gitano, canto gitano. Pero no es más ni menos, ni mejor ni peor. Es como el chino que canta en chino. Es un idioma, una forma de hablar. Si los gitanos sabemos hablar en flamenco, será porque nos ha envenenado.

Israel Fernández, cantaor de flamenco que publica su nuevo álbum, "Pura sangre".© Jesús G. Feria.
Israel Fernández, cantaor de flamenco que publica su nuevo álbum, "Pura sangre".© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

¿Qué momento cree que vive el flamenco?

Uno muy bonito, precioso. La juventud está escuchando flamenco, y yo estoy muy feliz, porque la juventud es el futuro.

¿Cuál es la clave para seguir cuidando esa música?

La afición al cante y saber dónde están las bases. Lo que está bien hecho no hay que romperlo, hay que mejorarlo. Y las cosas se mejoran aportando, sin querer sorprender, porque la gente quiere sorprender mucho, y yo me meto en ese saco, humildemente, y con mucho cariño.

Hay que tener cuidado. En la música y en la vida, el límite de la libertad está en el respeto

Israel Fernández

¿Las apariencias hacen que se pierda la naturalidad?

Las apariencias engañan. Hay que ser natural, pero no hay que tener personalidad a la fuerza, porque se nota muchísimo. Hay mucha pretensión por ser original. Fíjate en un árbol: ninguna hoja es igual a la otra, todas son diferentes. Así es la naturaleza, lo natural. Pero los seres humanos pensamos tanto...

En la canción «Soleá de mi casa» hace un bonito homenaje a su casa, a su familia. ¿Qué valores mantiene de ella?

Quitarte lo tuyo, tu felicidad, para dársela al otro. Esa es mi familia. Prefiero sufrir para que otros estén felices. La familia es importantísima, lo que no podemos es ser hipócritas, que no te hables con ella. Como dice Dios, cómo me vas a querer si no le hablas a tu hermano, si a mí no me ves, pero a él puedes tocarlo. La familia hay que cuidarla, porque son tus principios. Cada vez que vuelvo de gira, lo primero que hago es visitar a mis padres, no veo ni a mis hijos. Mi tradición tiene mucha pureza, mucha bondad. Mi madre es muy sencilla, y en la sencillez está la grandeza, te hace tener los pies en la tierra.

¿Alguna vez sus pies se han levantado demasiado del suelo?

Cuando estoy de fiesta (ríe). Ahí se me va un poco la cabeza, pero no importa, porque hay que perderse a veces. Si uno no se pierde nunca, tampoco se encuentra.

Israel Fernández. © Jesús G. Feria.
Israel Fernández. © Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

El flamenco te cambia la vida, te hace ser mejor persona y te enseña a saber estar

Israel Fernández

Le dedica una canción al silencio, ¿también hay que callar?

Cuando compongo, necesito silencio, porque te hace escuchar. El silencio no se guarda nada, todo lo cuenta, eso dice la letra: «Cuando tú quieras silencio, seré silencio yo mismo. Haré callar a los vientos, pondré mi pulso más lento. Las heridas que se curan y se vuelven cicatrices, no las siento ni padezco. Pero sí al recordarlas duelen mucho si las pienso. Silencio, guarda silencio. No digas nada, déjale al tiempo que lo declara» (recita). Eso es el silencio.

¿Adónde sueña con llegar en la música?

Mi sueño es aportar al flamenco todo mi corazón, que el mundo disfrute de él. Quiero que se vea esta música como yo la veo, que se disfrute como yo lo hago. Es una maravilla, el flamenco te cambia la vida, te hace mejor persona, te hace saber estar... Si eres flamenco, además, te emborrachas con arte, y no haces el tonto.