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Luis Fonsi: «Si hubiese debutado con “Despacito” ahora sería insoportable»

El vídeo de su último single, «Échame la culpa», logra mil millones de reproducciones en sus primeros cuatro meses

El cantante latino, Luis Fonsi
El cantante latino, Luis Fonsilarazon

El vídeo de su último single, «Échame la culpa», logra mil millones de reproducciones en sus primeros cuatro meses.

Primero se bailó «La bamba», luego «La Macarena» y después «Despacito», el vídeo más visto de la historia, con más de 5.000 millones de reproducciones. Su autor, Luis Fonsi, quería ir «pasito a pasito», aunque ha batido todos los récords con un sonido pegadizo y una letra que tararean hasta los chinos, rusos y hawaianos. Su último single, «Échame la culpa», logró mil millones de visualizaciones en sus primeros cuatro meses. Pero él sigue siendo un hombre humilde y cercano, un embajador por el mundo del castellano.

–¿Vamos despacito o tiene prisa?

–(Risas) En general vivo con prisa, porque soy algo hiperactivo. Pero uno de mis propósitos es vivir más despacito y disfrutar de cada momento.

–Pues últimamente no ha ido «pasito a pasito»...

–Exacto, gracias al éxito de todo lo que ha pasado.

–¿Algún tropiezo por ir dando zancadas?

–Sí, claro, por eso quiero dar pasos firmes.

–¿De qué quiere que le echen la culpa?

–El gancho de esta canción es asumir la culpabilidad. (Tararea) ¿Sabes qué? No eres tú, soy yo, échame la culpa.

–Suyo es el vídeo más visto de la historia. ¿Cómo se digiere tanto éxito?

–Con humildad y sin perder la perspectiva de lo difícil que es conseguir lo. Esto no lo ha logrado nadie en la música.

–¿Me cuenta el secreto?

–«Brother», si lo tuviera no te lo contaría (risas). Pero no lo hay, y no saber lo que va a salir es lo que hace que esta profesión sea tan emocionante. Puedes hacer una colaboración con los mejores, pero si a la gente no le gusta... Dicho esto, lo importante es una buena música, una buena letra y una buena combinación de melodía con un sonido pegadizo que enganche. Ésa es la receta, aunque la proporción no se sabe.

–¿Es usted una nueva persona o sigue siendo el mismo?

–Quiero pensar que sigo siendo el mismo. Llevo 20 años de carrera. Si mi primera canción, con 18, hubiera sido «Despacito», lo más seguro es que ahora fuera insoportable. He llegado después de remar mucho. Sé lo difícil que es llegar y lo importante de mantener los pies en la tierra.

–¿Qué enseña la fama?

–(Piensa) Que al final del día todo sigue igual. Hay que tratar a la gente de la misma manera, vendas 1.000 discos o 10 millones. Lo de alrededor ha podido cambiar, pero yo sigo siendo el mismo joven, travieso y chistoso de siempre. Con las mismas pasiones, los mismos miedos e inseguridades, los mismos sueños...

–¿Es ahora más feliz?

–No, soy igual de feliz.

–¿No le da vértigo haber dejado el listón demasiado alto?

–En absoluto. Me inspira, me emociona, me da energía y hambre para seguir haciendo buenas canciones. No tengo ninguna presión por volver a llegar a los 5.000 millones de visitas. Nadie lo ha hecho antes. ¿Cómo lo voy a hacer yo dos veces?

–Con «Échame la culpa», en tan solo cuatro meses, ha logrado 1.000 millones de reproducciones del vídeo. ¿Qué tipo de pegamento le echa a las canciones?

–(Risas) Ésa es buena idea, eh. Que la gente quiera seguir escuchando las canciones y viendo los vídeos es lo que me hace feliz.

–¿Es la letra o el ritmo?

–Lo primero en lo que me fijo es la melodía. Luego intento saber de qué trata la canción. Nunca hay que cambiar una buena melodía por la letra.

–Fusiona ritmos latinos y urbanos. ¿A qué suena exactamente su música?

–A pop, que lo agrupa todo. Y hoy en día lo popular son las fusiones. La gente quiere escuchar canciones melódicas con ritmos urbanos. Hasta el reggaetón es pop.

–¿A qué sabe?

–A dulce y salado a la vez.

–¿A qué huele?

–A mar, a playa, a fruta tropical.

–¿Sus canciones son sexys o sensuales?

–Sexy-sensuales, pero no sexuales.

–¿Qué piensa cuando ve, por ejemplo, a un chino cantar «Despacito» sin tener ni idea de lo que dice la canción?

–Me vuela la cabeza, me emociona. Cuando pase todo esto, lo que más celebraré es que los chinos, los rusos, los hawaianos... cantaron «Despacito» en español.

–Trump, las crisis económicas, el terrorismo... ¿A quién echa usted la culpa de todo lo que nos está pasando?

–Hay que buscar soluciones para salir adelante.

–¿Y la música ayuda?

–Es la mejor medicina. Una canción no cura, pero durante esos minutos puedes sacar una sonrisa o desconectarte de ese dolor e inspirar para luchar.