Miguel Poveda, sonetos y batallas
El cantaor, la voz más poderosa del flamenco actual, regresa a Madrid tras cerrar su lucha por su condición sexual pero con batalla discográfica recién comenzada
El cantaor, la voz más poderosa del flamenco actual, regresa a Madrid tras cerrar su lucha por su condición sexual pero con batalla discográfica recién comenzada
Ha pasado de soportar la presión de ser la promesa y la esperanza del flamenco para defender la exigencia de convertirse en «la gran voz» de este arte por calidad y seguidores. El cantaor que ha sido capaz de llenar la Plaza de Toros de las Ventas. Miguel Poveda (Barcelona, 1973) es intenso y explosivo, capaz de moverse por registros de lo popular, ya sea el arte más jondo o las poesías de Alberti, y es capaz de pasar de cantante a cantaor, de crooner a maestro y de la seducción al quejío. Poveda vuelve a Madrid cuatro noches seguidas con el repertorio de «Sonetos y poemas», su último disco, en el que lleva al terreno de su arte 15 composiciones de poetas como Lorca, Alberti, Quevedo, Borges, Aute y Gil de Biedma. Una cosecha que tiene que ver con el sentimiento del artista, la reflexión sobre el destino y el reconocimiento a la literatura como fuente de inspiración.
Catalizador
Desde que, con apenas 20 años, hiciera historia en el Festival de Cante Flamenco de las Minas donde consiguió la Lámpara Minera, Poveda ha crecido como artista demostrando su versatilidad. Canta en catalán y en castellano; acompañado de orquesta, de un quinteto o de su sombra apenas; se arranca por tangos (de Argentina) o se envuelve en la copla. Nada se resiste a su poder de catalizar unos versos en arte flamenco. Tampoco se resigna a sufrir insultos homófobos como los que le dejó grabados en el contestador el presidente de la peña flamenca Enrique el Mellizo, Antonio Benítez, al que respondió con una demanda y una declaración pública de su condición sexual. Poveda, que era socio honorífico de la citada agrupación y renunció a ella, venció esa batalla: su denuncia llevó al despido de Benítez. Hace algunos meses, el cantaor presentó a su primer hijo, concebido por gestación subrogada (madre de alquiler), gesto que explicó como una defensa de los derechos individuales. En una entrevista en «Vanity Fair», declaró que «es una labor social que los artistas conocidos salgamos del armario. He visto sufrir y llorar por la discriminación. A día de hoy no hay que tolerar la homofobia». Con casa en Sevilla y raíz en Barcelona, Poveda es flamenco, catalán y payo, así que no ha vivido la discriminación racial de sus predecesores (aunque para algunos integristas fuera «el payo ese de Badalona»), sino que se ha enfrentado a otro tipo de rechazo no menos universal. Tampoco calla ante el independentismo que crece en su tierra (declaró que Mas «me cae fatal y deja mal a los catalanes») ni le asusta molestar a los taurinos asegurando que no le gusta ver el sufrimiento animal en la plaza. Meridiano Poveda. Y por si quedaba algún molde por romper, el artista quiere terminar con el contrato que le liga a su discográfica, la potente Universal (grande en todos los géneros, pero muy especialmente en flamenco), con quien ha editado los últimos seis discos de estudio. Poveda desencadenado.
Hasta que tengamos nuevo trabajo del catalán, que dicen que podría ser su vuelta al flamenco más puro, pero que quién sabe cuándo podría llegar si no resuelve su situación contractual, tenemos los «Sonetos y poemas» con un repertorio exquisito, digno de leerse y beberse antes de ser escuchado. Basta decir que incluye «Hielo abrasador», de Quevedo; «Guerra a la guerra por la guerra», de Alberti; «La lluvia», de Borges»; «Amor mío si muero y tú no mueres», de Neruda; «Querido Guerra», de Aute; «Para la libertad», de Miguel Hernández; «Desmayarse, atreverse», de Lope de Vega; «Soneto de la dulce queja», de Lorca; «Enrique y Granada», de Sabina; «Abril se ha equivocado», de Muñoz Rojas y «No volveré a ser joven», de Jaime Gil de Biedma, todos sonetos, de todos los tiempos, textos infalibles pero no tan solubles en un tablao. Para lograrlo, contó con la ayuda del también poeta Luis García Montero y del cantautor Pedro Guerra. Un disco que, una vez más, trasciende el flamenco desde un punto de vista personal distinto de los anteriores renovadores del arte, pero con una verdad propia. Y con historias que seguir contando y batallas que seguir librando.
Actuar en Palestina
Poveda siempre se pone del lado de los desfavorecidos y de quienes viven la opresión y el dolor, como hizo a favor de las víctimas del terremoto de Ecuador en abril de este año, aunque algunos ya lo hayan olvidado. Una de las iniciativas más recientes en la que se ha involucrado es cantar en Palestina en el Festival Mediterráneo de Ashdod que Poveda defendió como un «gesto de paz, un intento de humanizar un mundo terrible». Sin embargo, algunas asociaciones pro-palestinas les acusaron de ser «cómplices del ‘‘apartheid’’ que se lleva a cabo en Israel».
Dónde: Teatro de la Luz Phillips. Gran Vía, 66. Madrid
Cuándo: hasta el 4 de septiembre.
Cuánto: 25 euros.