El renacimiento de Russian Red
La madrileña regresa con nuevo trabajo una década después: «Volverme a enamorar», un disco sobre "perder el miedo al deseo"
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Hace diez años, Lourdes Hernández (Madrid, 1986), paseaba las canciones del tercer disco de Russian Red por escenarios de todo el mundo, pero un día colapsó. Su carrera podría haber cobrado una dimensión internacional pero ella no aguantaba más. Se bajó del escenario y tardó varios años en volver a subirse. Se estableció en Los Ángeles y allí trató de reinventarse o más bien de huir de una carrera que se había convertido en asfixiante. También de escapar de un demonio interior. Tuvo otras vidas. Ahora, ha decidido volver a los escenarios y publica un nuevo trabajo, «Volverme a enamorar». «Siento que he renacido», dice a este periódico en en la sede de su nueva discográfica, la independiente Sonido Muchacho, en Madrid.
Cuando logró aquel éxito fulgurante y repentino con «I Love Your Glasses» tenía solo 22 años. Pero la presión de la industria, su fichaje por una multinacional y la pérdida de la inocencia colectiva que supusieron las redes sociales en aquel lejano 2007 fueron demasiado. «Pasaron muchas cosas. Pero yo también llevaba un trauma que juega un rol principal. Había componentes externos, seguro, pero tenía una herida interna, que todo el mundo lleva y algunos pueden atajarla, pero yo no pude. Llegó un momento que me fui a la mierda, perdí el control. Me subía al escenario y me paralizaba y se me echó todo el mundo encima», cuenta Hernández. Aquel dolor ya cicatrizó. «Es la herida de la madre. Y está mejor. Está mejor mi madre y la herida», dice con una sonrisa. Sin embargo, de aquella primera etapa como Russian Red, guarda una carencia. «Nunca me sentí plena, porque era muy joven y, como la mayoría de personas, estaba traumatizada. No me había trabajado a mi misma. Esta surfeando la ola, disfrutando mucho, pero no estaba bien».
Así que se estableció en Los Ángeles. «Me dio la oportunidad de ser un personaje, de inventarme una identidad. Cuando me preguntaban a qué me dedicaba, me ponía elusiva, no me identificaba del todo. Evidentemente estaba en crisis. Pero ya había iniciado una despersonalización», cuenta. Fue encargada de un restaurante frecuentado por famosos y más tarde montó una empresa de eventos en una iglesia reacondicionada. «Exploré mi vena de CEO. Me teñí de rubio y conducía un Porsche, vaya personaje», ríe. Mutó, se transformó. Y eso que la vida en Los Ángeles... «Durante mucho tiempo fue un puto rollo. Yo caí de pie en ese entorno y encontré gente maja, pero es una ciudad súper dura, solitaria y donde no puedes conectar realmente con las personas. Todo el mundo va con su faceta profesional por delante, que tiene cosas positivas, pero a mí eso no me interesa nada. Yo priorizo mi vida antes que mi profesión, pero allí la gente se proyecta en su trabajo. Y además no puedes conectarte con nadie porque no puedes caminar, estás en tu burbuja todo el día».
La chispa se volvió a encender en Madrid, cuando en 2022 protagoniza la película «Ramona». «Fue un bautismo total. Le di la vuelta a la vida, porque convivir con un personaje cambió mi mente. Empecé a vivir de otra manera. Desde aquella experiencia entro a las escenas de la vida real como si las estuviera tachando del guion y he comprendido que la vida es frágil, que se acaba. He aprendido a cogerle cariño a las escenas de la vida, aunque sean tristes. Siento que soy más consciente del momento que atravieso y de qué personaje soy en cada momento». Interpretar le ha ayudado, entonces, a vivir el presente. «Eso es. Porque hay una coreografía escénica que te recuerda que no te puedes despegar del momento presente. Que si lo haces, no funciona. Y ritualizar eso fue lo que me cambió».
En esta nueva vida, Lourdes Hernández no tiene miedo a lo que venga. «Estoy mucho más preparada y me encanta, viéndolo desde la distancia, el personaje. Es decir, lo que me ha pasado en la vida». Mira hacia el infinito y se cuenta su historia, como una película: «La que tiene éxito, la que se marcha a América y desaparece y luego regresa». ¿Le gusta en quién se ha convertido? «Me encanta. Al final la vida es una historia que contar sobre ti en dos minutos. Y yo estoy a favor del drama bien llevado, no destructivo».
El nuevo trabajo de Lourdes Hernández es, ante todo, un conjuro, una celebración del deseo: «Es una oda a la pasión. Siento que cuando somos jóvenes estamos todo el rato en el deseo y cuando te haces mayor vas perdiendo la sensibilidad, la conexión con ello, buscas estar más tranquilo. Tienes pareja, está muy bien, todo tranquilito, todo en tu sitio. Y se te duerme el deseo a un nivel... Bueno, este disco es el perder el miedo al deseo cuando ya no tienes 20 años», dice la madrileña. Los conciertos de la gira, que constará de apenas 8 fechas, están concebidos en dos actos. «El primero es el de la psicomagia. En él, tocaré el disco nuevo al completo con algunos textos sobre mi investigación sobre el deseo. Iré vestida de ‘‘clown’’ y va a ser muy especial. Espero que surja el enamoramiento», ríe. En la segunda parte, tocará los temas clásicos de Russian Red. «Algunos de ellos hace años que no los canto. Y me ha cambiado mucho la voz desde que los escribí. Así que todo será desde un lugar diferente». Porque todo cambia.
Gira de "Volverme a Enamorar"
Marzo
01 Avilés - Teatro Palacio Valdés
08 - Barcelona - Palau de la Músia Catalana - Festival del Mil.leni
22 - Valencia - Espai Rambleta
23 - Madrid - Teatro Eslava
Abril
13 - La Coruña - Teatro Colón
19 - Gerona - Teatro Municipal - Festival Strenes