Música

La sentencia favorable a Paco de Lucía anticipa una revolución flamenca

Sus herederos recuperarán millones. Otros flamencos famosos podrían seguir el mismo camino

Paco de Lucía, en el documental «La búsqueda», de su hijo Curro
Paco de Lucía, en el documental «La búsqueda», de su hijo CurroZiggurat Films

Bienvenidos al reino de la picaresca, también llamado España, donde ganar dinero a costa del trabajo de otros es una práctica demasiado extendida, al igual que obtenerlo por cuenta del talento ajeno. El pasado miércoles tuvimos borrascón mediático por algo relacionado con esto último: los herederos de Paco de Lucía han visto prosperar una demanda en la que reclamaban la plena autoría para el guitarrista de 37 piezas musicales en las que durante medio siglo ha figurado como coautor, mientras que el 50 % restante lo ostentaba (o detentaba, en vista de la «histórica» sentencia) el compositor y arreglista José Torregrosa Alcaraz, fallecido en 2005, quien en los años 60 y 70 pertenecía a la plantilla de la discográfica Philips, donde De Lucía publicó sus primeros trabajos.

Tras un proceso de cinco años, un juez ha sentenciado que esos temas fueron creados de forma exclusiva por el artista de Algeciras. Los herederos de Torregrosa deberán abonar diez mil euros en concepto de «daño moral». Una fruslería comparado con el plato fuerte: la obligación de reintegrar todo el dinero percibido por esas composiciones. Dado el tiempo transcurrido, y la importancia de algunas de ellas, caso de la celebérrima «Entre dos aguas» (una rumba pegadiza como un kilo de chicle que nació de un relámpago de inspiración, y que fue la que le dio fama al músico), estaríamos hablando de una cifra millonaria, tal y como confirma para este diario Lucía Sánchez Varela, la segunda de sus cinco hijos: «Esa obra ha sido muy difundida a nivel mundial, interpretada por numerosos artistas y vendido muchísimos discos. ¿Millones de euros? Me atrevería a decir que sí. Pero ahora toca hacer una labor de investigación, una auditoría, casi, para determinar lo que ha generado esa obra y también las restantes».

MADRID.-Un juez obliga a devolver a la familia de Paco de Lucía los derechos de autor de 37 obras musicales
MADRID.-Un juez obliga a devolver a la familia de Paco de Lucía los derechos de autor de 37 obras musicalesEuropa Press

Lucía, abogada especializada en propiedad intelectual, fue la que detectó aquella anomalía y la que se lo comunicó a su padre, quien, tras verificarlo en la SGAE, le dijo: «Tienes que pelearlo con garras y solucionarlo», y ha cumplido la tarea encomendada con absoluta eficacia. «Intentamos llegar a un acuerdo extrajudicial, pero no hubo manera. Nuestra intención, que era el deseo de mi padre, siempre fue el reconocimiento autoral de su obra, no había un interés económico», explica. «Él quería que su obra estuviera al 100 % a su nombre y no en coautoría. Porque no había coautores en sus creaciones, como se ha acreditado. Una de las pruebas que aportamos es un vídeo de mi padre explicándoles a sus hijos pequeños que él es el compositor único de esa canción y cómo Torregrosa se apropia de ella. Lo expresó por escrito y lo dejó grabado en vídeo».

Sin estudios

De Lucía no estudió música, por lo que le silbaba lo que paría a Torregrosa y este lo llevaba a la partitura, y también se ocupaba de los arreglos de algunas partes orquestales. El techo de un arreglista es del 16,6 % de la obra, ya que a partir de ahí se convierte en autor. Los demandantes encargaron una prueba pericial y el informe que se emitió fue rotundo: los registros en los que figura la firma de De Lucía fueron alterados, fijándose un 50 % para cada uno de los titulares cuando los porcentajes originales eran del 80 % y el 20 %, y ni siquiera estos últimos tenían la letra del guitarrista. ¿Cómo deberíamos llamar con propiedad a lo que hizo Torregrosa, fraude, falsedad documental? «No lo sé», responde Lucía. «No soy abogada penalista y no te sé matizar el delito penal que en este caso se ha cometido. Son declaraciones juradas en las que se alteran una serie de porcentajes, porque hay alteraciones documentales y no sé cómo calificaría eso un penalista. Desconocemos cómo ha sido el proceso de las alteraciones, pero la caligrafía no era la de Paco».

Se abre aquí un melón de enorme trascendencia, el de los abusos que la industria discográfica ha podido cometer, a lo largo de varias décadas, contra los artistas. Y de todos ellos, los flamencos eran los más vulnerables, pues no solo es que no supieran música, es que muchos de ellos eran analfabetos, o semianalfabetos, y ni siquiera podían interpretar la letra de un contrato. ¿Les han llamado a los hijos de De Lucía algunos flamencos para decirles que a ellos les ha pasado lo mismo? Su hija responde afirmativamente: «Sí, y son artistas conocidos. Pero prefiero no dar nombres». Unas palabras que adelantan el tsunami que vendrá.

Los demandados recurrirán, pero Lucía Sánchez ve «muy difícil» que esa apelación prospere: «El juez ha tardado un año en dictar sentencia. Está muy bien argumentada y trabajada. No tiene pega, es maravillosa». Ha triunfado el arte, en fin, sobre las malas artes. «Sí», ríe Lucía, «ha triunfado la creación sobre las malas artes». Ay, esta España nuestra.