The Beatles, con frac

Bueno es que entre aire fresco en las salas de conciertos, sobre todo si se van incorporando público jóvenes. Algunos muy jóvenes, llevados por sus padres, acudieron al Auditorio Nacional para escuchar canciones de los Beatles dentro del ciclo «Música para recordar» de la Fundación Excelentia. Esta fundación promueve conciertos para los que ha sabido crear su público. Entre lo más destacado de lo próximo se halla el tenor Joseph Calleja acompañado de orquesta.

Veinticuatro canciones integraron este peculiar concierto. Peculiar porque casi duraban más los aplausos entre pieza y pieza que la música. Peculiar porque por muy pop que fuese la apuesta, ésta no acababa de salirse del trasnochado corsé de la música sinfónica. ¿Qué sentido tiene tocar a los Beatles con frac? Es precisamente este repertorio el que debería propiciar el cambio de una fórmula que aleja al oyente.

Estuvieron muchas de las grandes, como «Michelle», «Eleanor Rigby», «When I’m sixty-four», «Hard day’s night», «With a little help of my friends» o, naturalmente «Yesterday», aunque algunos echarían de menos otras como «A day in a life». Otros habríamos preferido cuatro bloques, con uniones elaboradas entre las piezas y no tanto aplauso y, sobre todo, algo más de creatividad. Las canciones de los Beatles tienen calidad como para ser base de una elaboración, tipo por ejemplo variaciones, que supere los simples arreglos orquestales para un conjunto amplio como el que se dispuso con la Orquesta Clásica Santa Cecilia. Lo mejor llegó precisamente cuando se puso ese grano más de imaginación para enlazar «Hey Jude» con el «Bolero» de Ravel» o los «Bateleros del Volga» con «Back in the USSR». Entre pieza y pieza, el violinista solista –que tocaba con amplificación- pedía y lograba las palmas de acompañamiento de un público que disfrutó de una propuesta amable.