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The White Stripes celebran "Elephant", el disco de la rabia y el éxito, con una edición especial

Reaccionaron a su éxito entregando un trabajo más crudo, casi una regresión hacia el blues punk que, paradójicamente, les trajo aún mayor triunfo
The White Stripes lanzan un versión especial de aniversario de "Elephant"Pieter M van Hattemmedia

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Lo hicieron en apenas dos semanas en un estudio de Londres y solo eran dos músicos, pero sonaban como un verdadero ejército. Uno de siete naciones, para ser más precisos. The White Stripes se metían a grabar su cuarto disco como los abanderados del garage, como una formación que está en estado de gracia y que ha creado de la nada una tendencia que se adueña del mundo. Así es como, hace 20 años, Meg y Jack White grabaron "Elephant", uno de sus trabajos más aclamados y una joya del siglo XXI. Ahora, publican una edición remasterizada que incluye su concierto del 2 de julio de 2003 en el Aragon Ballroom de Chicago.
Era el disco que llegaba después de "White Blood Cells", que ya les había traído la fama internacional y ante la que el dúo reaccionó entregando, por primera vez a una disquera internacional, un trabajo más fiero, rabioso y analógico que el anterior. Una regresión que, paradójicamente, les trajo aún más éxito comercial. A ratos minimalista y otros blues-punk, "Elephant" era menos complaciente en su tratamiento del amor y de la canción de raíz. Una verdadera joya del siglo XXI.
Temas como "Ball And Biscuit", "Little Acorns" o "The Hardest Button to Button" demostraban la rabia contenida y la raigambre sureña del dúo de Detroit llevada a coordenadas del nuevo milenio. No parecían los temas más indicados para la lista de éxitos masiva pero la coparon y tampoco eran el tipo de canciones que se llevan un Grammy y también lo consiguieron, aunque en la categoría de "música alternativa". En este trabajo, la escritura de Jack White, literaria, cargada de referencias y de crudeza, terminó de pulir el estilo por el que se han cortado sus semblanzas y por el que quedará en la historia.
Sin embargo, el éxito comercial estaba reservado para la inolvidable "Seven Nation Army", que se adueñó a golpe de un riff inolvidable de las masas en coro, aunque seguramente, como canción, no fuera la mejor o la más compleja del disco. Puede también que su versión más "hooliganiana" incomodase a White, que había concebido el disco como un alegato de los desposeídos. Después de este éxito masivo, llegaron algunas contradicciones para el dúo, incómodo con las exigencias comerciales y con su presencia mediática. Pero es esa clase de éxito que puede incomodar sólo a los cuatro privilegiados que han pisado el Olimpo. Y del que, aunque renieguen, nunca quieren olvidarse después.

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