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Vetusta Morla: "Parar el grupo y alejarnos de la música es una declaración de intenciones"

Publican «Figurantes», su séptimo álbum antes de «desaparecer» hasta 2026. Presentan el trabajo el sábado 8 de junio en el Alma Occident Festival, en Madrid
Vetusta Morla@Gonzalo Pérez Mata
Vetusta Morla@Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata PHOTOGRAPHERS

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Acaban de publicar su séptimo disco, pero en el aire flota un tema de conversación más acuciante: Vetusta Morla lanzan «Figurantes» apenas unos meses antes de tomarse un parón durante un año, después de al menos cuatro seguidos sin descanso. Los madrileños lanzan un álbum de canciones (que presentan el sábado 8 de junio en el Alma Occident Festival) y que, esta vez, no van ligadas a un concepto y que ha terminado por convertirse en lo que ellos denominan «el más Vetusta de todos».
¿Es así?
Guille Galván: Nos lo han dicho algunos fans en una escucha que hicimos con ellos y claro, la pregunta era lógica: «Qué es ser Vetusta?». Porque nosotros mismos no lo sabemos. Supongo que cada uno tendrá en su cabeza algo, pero me atreveria a decir que lo nuclear tiene que ver con algo cercano a lo emocional. Porque estas son canciones que tienen mucha «patata», que siempre estamos con esa coña. El nivel de patata es alto, el patatómetro... (se lleva la mano al pecho). Creo que cuando se habla de Vetusta es la capacidad de ser emocional y potente.
Jorge González: Es el disco de una banda tocando junta, buscando la emoción y sacando lo mejor de cada canción con libertad y con experimentación. Pero no hay un hilo conductor ni un concepto que ponga las reglas.
No existe esa idea conceptual, pero sí que hay una temática que aparece en el disco, que es lo intangible de las relaciones humanas
G.G.: Eso es, habla de personas, de relaciones humanas, que es lo inasible. Lo bueno y lo malo sucede por problemas de comunicación, por el manejo de lo intangible. Tanto que ni esto mismo lo hemos hablado. «Figurantes» tiene que ver con darle importancia lo que no viene e el titular, porque esos gestos sí que levantan catedrales. Eran canciones que podían ser un EP o temas sueltos, también nos parecían figurantes a nosotros, y se han acabado por convertir en protagonistas.
En la portada del disco aparecen las fotos de sus seguidores.
G. G.: Son 1.800 fans de todo el mundo. El trabajo ha sido orientado a ellos y para ellos y, de hecho, el disco lo pusimos el día del concierto del WiZink, antes de que empezase, porque nos apetecia tener ese gesto con ellos, un regalo. Y algunos se dieron cuenta, pero muchos, no.
¿Quién es el figurante en un concierto, el público, la banda...?
G.G.: Yo diría que las canciones, porque son eso que no se ve y que hace que todo funcione.
¿Alguna vez se han sentido como figurantes de una industria voraz que funciona como una máquina?
G.G.: Casi a diario. Nos sentimos protagonistas en nuestro sello porque somos dueños de lo que hacemos y siempre hemos tratado de mantener ese punto de vista.
J. G.: Hay una frase que me encanta: «depende de la industria que quieras habitar».
David García: Es que hay una industria que te establece la generación de contenidos, las cosas estipuladas que tienes que hacer para esto o lo otro, y nosotros lo cuestionamos, lo analizamos desde nuestra propia idiosincrasia.
En la carta de «despedida» mencionaban un «nivel enfermizo» de intensidad. ¿Hasta qué puntose han autoimpuesto demasiado?.
G. G.: Cuando estas en una dinámica de discos y gira y presentaciones lo que te agota es la toma de decisiones constantes. Cuando eres una banda grande, haces un estadio grande como el Wanda o una gira internacional, hay ciertas cosas que vas cargando y que, aunque estés llevando tu carrera como has decidido llevarla, hay decisiones que se te escapan y no eres capaz de asimilar ni de procesar. Y esas cosas son las que van haciendo un sedimento que cada vez es más grande y re das cuenta de que no te quieres desprender de tocar música con tus amigos, de hacer nuevas canciones, al contrario.
Ahí entran los intangibles, de nuevo.
G. G.: Nosotros vivimos 24 horas al día pegados a la respuesta de las redes o de los compromisos como banda, pero eso le pasa a todo el mundo: hay quien tiene que atender el móvil por un asunto, un informe, cualquier cosa. Parte de la reflexión era alejarse de eso y sabemos que somos privilegiados de desconectar un año para ordenar tu casa, tu oficina, para formarte como músico sin dar explicaciones al exterior todo el rato. Nosotros hemos diseñado una carrera acorde a lo que íbamos queriendo, pero muchas veces te guías por intuiciones, no sabes qué hay detrás de cada puerta.
¿Hay que saber decir «hasta aquí»?
G. G.: Vetusta Morla podriría estar de gira diez años seguidos, pero hay un punto en que piensas en que quieres una carrera larga y estar bien como personas. Y eso hay que hacer que pase, combinar lo económico y lo personal. Yo me siento muy orgulloso eso. Es una declaración de intenciones de nosotros como personas. En la carta de despedida decíamos que parábamos poner lavadoras y esa frase nos la van a recordar mucho más de lo que nos imaginábamos. Yo no he hecho planes y me gustaría no hacerlos, porque entonces estamos igual. Me gustaría tener tiempo para descubrir.
¿Tienen miedo a que les cueste arrancar cuando vuelvan?
G. G.: Pues es uno de los miedos, porque parar la máquina genera cierto vértigo. Ahora estamos sacando discos, la escenografía es preciosa y el equipo humano es genial. Dan ganas de decir, dos años más. Pero cuando Toni Kroos anunció la retirada, pues te das cuenta de que está bien parar en el buen momento. Eso te da libertad. Paramos porque es lo mejor para los seis. Y volvemos en 2026 "si todo va bien", que es algo que nos pregunta mucho la gente... Bueno, es que hay que parar un año y puede ser que luego nos atasquemos en la vuelta. Pero no sabemos quiénes vamos a ser en 2026. Tengo confianza en que todo nos venga bien, yo tengo confianza y además hay un compromiso entre nosotros y con nuestra gente.
Dedican una canción a Madrid. ¿Qué es para ustedes?
G. G.: Es nuestra gente, nuestra familia, educación, amigos, el sitio que le dejas al que viene después, es algo que hay que defender aunque haya cosas que no te gustan y que sientes como ajenas y que estás incluso en contra de ellas. Pero en la dualidad, ese "lo dejo, me voy, no me siento bien", lo superas porque tienes un compromiso de resistencia.
J. G.: para mí se está convirtiendo en una desconocida. Creo que el entretenimiento lo copa todo, en el turismo, en las noticias, en la música... y he sentido cierta desconexión. En Lavapiés, en muchos sitios. Es que no es solo Madrid, es una cuestión de las capitales que están ocupadas por multinacionales que ponen cafés o hamburguesas. Yo para ver amigos muy pocas veces vengo al centro.

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