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Natalia Litvinova gana el II Premio Lumen de Novela

Su libro, «Luciérnaga», indaga en la «belleza y el terror» que aguarda en la memoria de los hombres y las mujeres que se han visto obligados a dejar su país natal
La escritora Natalia Litvinova
La escritora Natalia Litvinova RHM

Madrid Creada:

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La escritora Natalia Litvinova ha ganado la II edición del Premio Lumen de Novela, dotado con 30.000 euros, con el libro «Luciérnaga». Una historia de múltiples carriles que bascula entre el pasado y el presente. La obra se centra en esos emigrantes que viven en un país, pero que provienen de otro que han dejado atrás. Unas vidas cuyo devenir está marcado por la herida del desarraigo y la búsqueda de un futuro que, en ocasiones, resulta desesperanzador. «Acabé el texto pocos días antes de enviarla. Estuve muchos años con ella en la cabeza. La voz de la narradora, de hecho, la encontré en España hace más de un año. Estuve caminando en La Coruña, mirando el mar, y surgió».
La autora, de origen bielorruso, pero afincada en Buenos Aires, conocida por su poesía, debuta en la novela con el intenso relato de una mujer que, a la edad de 36 años, después de haber dejado a su pareja, regresa al domicilio materno. Una circunstancia que, de una manera insospechada, supone una imprevista vuelta a las raíces familiares, pero que también conducirá al reencuentro con la nación de origen y a un hecho capital: la explosión de la central nuclear.
El jurado, que estuvo compuesto por Ángeles González-Sinde, Luna Miguel, Clara Obligado, Lola Larumbe y María Fasce, resaltó en el acta que es «una voz deslumbrante y conmovedora, con la difícil cualidad de la sencillez. En la tradición de la mejor literatura rusa, pasa del realismo a lo mítico con naturalidad y sabe recurrir al humor y la ironía para narrar una historia que todavía no habíamos leído. La guerra y la emigración, la vida en Bielorrusia ("el país que se rompe") como telón de fondo sobre el que se narran los recuerdos de una infancia marcada por el desastre de Chernóbil y la resistencia de las mujeres. Una novela luminosa y radioactiva».
Para Clara Obligado «es luminosa para unos tiempos oscuros; sencillo y a la vez complejo; apegado a la realidad, pero también mítico; que reflexiona qué significa crecer y envejecer», comentó Clara Obligado. Según subrayó Luna Miguel, el tono poético impregna todo el texto y la narradora ha conseguido con enorme talento y habilidad «inventar el hilo común de una familia obligada a emigrar».
La escritora, por su parte, señaló que «la memoria está en todos mis libros. Es importante en mi vida personal, porque cuando dejamos Bielorrusia, tenía diez años, y sentí que algo se rompió en mí, en mi familia. La novela trata esta grieta inmensa. Durante años, para ganar recuerdos, amigos y amores, tuve que olvidar algunas cosas. Esta novela me conmueve porque con ella trato de comprender estos hechos que quise olvidar. Los hombres, a veces, tenemos que olvidar para poder sobrevivir».
Litvinova explicó que, en su caso, «la memoria está relacionada con el silencio de otros. La historia parte de esas mujeres que fueron silenciadas por la patria. Me interesaba buscar todos esos recuerdos rotos. A esto se suma otra capa, que es el silencio, lo que pasa si se presiona la vida de mi madre, si la hago hablar. Esto tiene que ver con los traumas y la resistencia de las personas. Pero cuando ese silencio se rompe sale el terror y la belleza».
La autora señaló que no ha abandonado la poesía por la prosa. «No creo que nunca pueda hacerlo», afirmó, pero aclaró que «la poesía es la música y los hechos bailan esa música. Al principio tenía textos fragmentarios, y se nota en el libro, porque me interesaba ese carácter propio que tiene lo fragmentario. La poesía transmite sentimientos y yo quería dar cobijo a la memoria de mis abuelos y mi madre a través de esos sentimientos. Esas son las historias que aparecen en la novela. pero yo no quería que este libro se transformara en un poemario. Quería meterme en una novela, que fuera como un mar, algo más profundo. La novela me podía dar ese tiempo para aplicar la reflexión en una historia que también era de ficción».