No es país para las estrellas de Hollywood
La Academia, muy reticente a premiarlas
Todavía se recuerda la polémica cuando Nicole Kidman estuvo nominada por una película concebida en España, rodada en nuestro país y dirigida por uno de nuestros genios, Alejandro Amenábar: «Los otros». Vicente Aranda, en aquel momento el máximo competidor del madrileño, decidió no acudir a la ceremonia por considerar que la Academia no debía echarse en brazos del enemigo Hollywoodiense, que produjo la película de su rival en forma de cheque que Tom Cruise, entonces marido de la actriz, entregó al realizador español. Amenábar triunfó, pero nadie dudaba de que Kidman no iba a ser votada por sus compañeros ibéricos. Los socios de la institución tampoco recompensaron excesivamente a «Los crímenes de Oxford», la aventura británica de Álex de la Iglesia, a la que otorgaron tres Goyas técnicos de los seis a los que optaba. Con «Lo imposible», la película más taquillera de la historia del cine español, sus señorías se atrevieron a más, pues incluso nominaron a Ewan McGregor (en la imagen, junto a Juan Antonio Bayona), Tom Holland y Naomi Watts, aunque no les recompensaron con ningún premio. Eso sí, obtuvo el de mejor dirección, montaje, dirección de producción, sonidos y efectos especiales.
Queda pues demostrada la reticencia de la Academia a premiar a actores foráneos, a producciones españolas rodadas en inglés o extranjeras con participación española. Ya lo dijo Santiago Segura en su famoso monólogo de la edición de 2012: «Los académicos no votamos científicamente. Por eso Salma Hayek te digo que cuando hay una estrella internacional tenemos la manía de nominarle para que vengan a dar «glamour», pero luego se van con una mano delante y otra detrás». Por el contrario, otros premios internacionales, para empezar los Bafta, no tienen ningún problema en galardonar a producciones norteamericanas o a actores y directores de otras latitudes en las categorías principales (así les ha ocurrido a Pedro Almodóvar, Penélope Cruz o Javier Bardem); algo parecido puede decirse de los Cesar franceses o los Donatello italianos.