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Pilar Eyre: «Me he abierto en canal»

Acostumbrada a contar las intimidades de los famosos en prensa, radio y televisión, la periodista Pilar Eyre ha querido probar voluntariamente su “misma medicina” y se ha “abierto en canal” en “Mi color favorito es verte”, la novela con la que anoche se proclamó finalista del Premio Planeta.

El resultado de ese desnudo integral, por dentro y por fuera, le ha dejado a Pilar Eyre más que satisfecha, “muy, muy satisfecha”, por el reconocimiento público que supone recibir tan importante premio, que no duda en calificar como “el momento cumbre” de su carrera como periodista y escritora.

Pero también porque cree que su novela, asegura en una entrevista con Efe, puede ser de gran utilidad para las mujeres en general y “para las de mi edad”, precisa, en particular. Una edad que, seguro por coquetería, no concreta.

“Quiero que sepan que, como yo, a estas alturas de la vida pueden tener la misma oportunidad de vivir una historia de amor tan apasionado como el mío”, dice la autora de esta novela autobiográfica en la que, reconoce, se ríe de sí misma, entre otras muchas cosas. “De mis temores, deseos y miedos, de mis ansias,...”.

“Mi color favorito es verte”, presentada con el título ficticio de “Se llamaba Sébastien”, por una tal Coral Teide, cuenta la historia “más importante y potente” en la vida de Pilar Eyre.

Una historia que comienza cuando conoce por casualidad en una cena con amigos, hace un año y dos meses, a Sébastien, un corresponsal de guerra francés con quien compartió, en apenas tres días, “una relación muy intensa”.

Nada más verse, relata Pilar Eyre, el “flechazo fue instantáneo. Nos enamoramos y vivimos tres días apasionados y románticos, como pocas veces se pueden dar a lo largo de una existencia”.

Un amor que continuó después de que el reportero “freelance” viajara a Siria en los días más cruentos de la guerra que vive el país desde hace años. “Me dijo que lo esperara. Y así hice. El problema surgió cuando me contaron que le habían secuestrado cerca de la frontera con Turquía”.

Y hasta aquí cuenta Pilar Eyre de su libro y de su historia de amor, envuelta en una trama que ella misma califica de detectivesca. “Quería rescatarla y puse todo mi empeño en ello”.

Cuando Pilar Eyre contó lo ocurrido a su hijo, los detalles de su historia con Sebástien, aquel le animó a escribirla, a contarla en una novela, en la que ha desnudado, “y mucho”, su intimidad. “Es la historia del día a día de mi vida en estos últimos años. Un libro muy honesto, muy valiente”, y, ¿porqué no?, también terapéutico. “Quería -dice- contar al mundo mi historia”.

Animada por su hijo, y siguiendo el consejo que hace muchos años le diera la gran Ana María Matute -”escribe rápido y corrige lento”- se puso manos a la obra, hasta poner el punto y final a esta historia “optimista y con un final luminoso”, adelanta Eyre, quien rehúsa confirmar si continúa a día de hoy. Tan solo comenta que el amor “sigue viviendo” en su corazón.

“Es un libro -continúa- que refleja la pasión de vivir, que se introduce en el territorio del alma, la mía. No es una novela edulcorada. Es una novela de sentimientos, los de una mujer de mi edad que vive el amor sin límites de ningún tipo”.

La escritora y periodista barcelonesa, que no ha sentido pudor a la hora de desnudarse “física y psíquicamente” en las páginas del libro, reconoce sin embargo que por “pudor” no ha dejado leer todavía de principio a fin a su hijo su historia de amor novelada con Sebástien. “Ha leído solo algunos capítulos”, asegura.

Y confiesa que, aunque pueda parecer lo contrario, “sí” le importa lo que digan y piensen de ella quienes lean la novela. “Desnudo mucho mi intimidad. En ella hay pasión, sexo, aventura, secretos inconfesables...Estoy yo con mis heridas y cicatrices”.

“Soy fruto de una edad, de una generación, de una Barcelona que ya no existe”, decía Pilar Eyre anoche de madrugada tras convertirse en finalista del Planeta, cuyo premio principal fue a parar al periodista y escritor mexicano Jorge Zepeda.

Es muy pronto, comenta con una sonrisa socarrona, para decidir en qué se va a gastar los cien mil euros con los que está dotado el finalista del Planeta, pero al instante no descarta un viaje a Dubai, la ciudad que más le gusta del mundo. “Me gustaría -dice- vivir allí. Entre otras cosas, porque todo es nuevo”, bromea.