"Polarizados": la teoría "hooligan" aplicada a la política
El politólogo, periodista y cineasta Fran Jurado aborda en su último documental el origen, las razones y las consecuencias de la polarización social que intoxica hoy a la ciudadanía
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“Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo”. Con esta oportunísima frase de San Agustín sobre negro comienza el documental “Polarizados”, del cineasta, también periodista y politólogo, Fran Jurado. Se estrenaba el pasado martes en la sala Berlanga de SGAE, tras su presentación en Barcelona la semana anterior. En él, Jurado ha querido abordar el espinoso asunto de la polarización social: según el Barómetro de Confianza Edelman, España es, hoy en día, uno de los países más polarizados del mundo. Este barómetro señala cuatro causas: la ansiedad económica, el desequilibrio institucional, la división de clases, y la batalla por la verdad. El documental “Polarizados” va más allá y aborda el concepto en toda su amplitud, desde diferentes puntos de vista y con la aportación de voces de las política, la academia, el periodismo y la sociedad civil de todo signo ideológico.
“Eran un par de ideas”, apunta Jurado, “las que motivaron el impulso que me llevó a realizar este documental. Una es la preocupación por la degradación del debate público que provoca el clima de polarización. La otra, la de la hostilización del otro como instrumento”. Así, convierte Jurado este documental en un artefacto mediante el cual salir del bloque estanco del pensamiento y contemplar a gente muy diversa reflexionando sobre el tema desde posiciones distintas, de manera sensata, calmada y argumentada. Entre ellos, el sociólogo Luis Miller, especializado precisamente en polarización, fenómeno al que ha dedicado más de veinte años de estudio y autor del imprescindible ensayo “Polarizados. La política que nos divide”, que define la polarización como, fundamentalmente, alineamiento. “Es la creación de bloques”, explica, “que comparten identidades. Y esas identidades se construyen por características que, algunas son ideológicas (ser más o menos progresista, más o menos conservador), pero otras son sociales o de valores. El problema de la polarización llega cuando todas esas características se alinean generando identidades fuertemente enfrentadas”.
"La futbolización de la política es de una eficacia enorme para las élites"Fran Jurado
“Se ha dicho muchas veces que la política se parece cada vez más al fútbol”, tercia el director, “y tengo la sensación de que eso puede vincularse de modo muy obvio con la polarización, con cómo afecta a nuestra forma de pensar. Porque con el pensamiento en bloques se superan algunas de las etiquetas clásicas de la politología, como la archifamosa disonancia cognitiva. Por este fenómeno, si recordamos, las contradicciones a las que nos somete la política nos producían un malestar, una ansiedad que hay que gestionar de algún modo, engañándonos, sí, pero al menos ahí queda un resquicio de esperanza: tenemos que hacer un esfuerzo e invertir un tiempo para elaborar una explicación que calme nuestra desazón. Aún no estamos automatizados y mantenemos un vínculo con la coherencia, aunque lo falseemos. Con la polarización nos acercamos más al doblepensar de Orwell, a una solvencia y una soltura absolutas a la hora de afirmar una cosa y su contraria, de indignarnos o ser indiferentes ante acciones semejantes según nos convenga o no: el penalti clamoroso que nos perdonan en nuestra área y ante el que esbozamos una sonrisa, y el contacto leve a nuestro delantero en el área contraria que nos acciona con un muelle para saltar y manotear como energúmenos. La futbolización de la política es de una eficacia enorme para las élites que quieran tirar por esa vía: su cinismo va a encontrar en nosotros el eco de nuestro adoctrinamiento. El fin de la coherencia”.
Y prosigue Jurado: “Sumemos a esto otro problema de la polarización: su tendencia a escalar. El cinismo y nuestra incoherencia podrán ir aplicándose a retóricas cada vez más gruesas, más delicadas. Es posible que las acusaciones de trumpismo, en el sentido de lanzar sombras de duda sobre la rectitud de los poderes del Estado, de sus instituciones, sus diferentes organismos, no haya hecho más que empezar entre nosotros. Y en una lógica de polarización, esas acusaciones, que podrán ser cruzadas, no tendrán que vincularse necesariamente a una realidad fáctica, es decir, podrán ser ciertas en algún caso, en otras podrán ser pura retórica para descolocar al adversario, en otras una mera estrategia de ventilador que esparza la basura cuando convenga al líder desviar la mirada de la politización a la que estemos sometiendo a las instituciones cuando ejercemos el poder. No importará la verdad ni la mentira para los hinchas de los dos bandos, exactamente como no importaba si el penalti en nuestra área o en el área contraria habían sido verdaderos penaltis o no”.
"El cinismo podría ir aplicándose a retóricas cada vez más gruesas"Fran Jurado
Apunta el documental a siete posibles factores que que podrían ser causa del apuntalamiento de la polarización en nuestro país: los populismos, la política cotidiana, la comunicación política, la lucha por nuestro pasado, la división ideológica combinada con el problema territorial, las guerras culturales y las políticas de identidad y los medios de comunicación. A lo largo de estos siete bloques, indagando en su influencia en el clima social, se trata de dirimir dónde descansa la responsabilidad de la crispación y la apariencia de irreconciliabilidad. Para ello, cuenta el autor con la colaboración de personalidad de la academia, la comunicación y la política: el periodista Arcadi Espada, el columnista Iñaki Ellakuría, el sociólogo e investigador del CSIC Luis Miller, la periodista y politóloga Aurora Nacarino-Brabo, el profesor y escritor Félix Ovejero, el periodista Juan Soto Ivars, el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, la periodista Olga Ruiz o el escritor y diplomático Juan Claudio de Ramón, entre otros muchos.
“Fue algo complicado seleccionar con quién contábamos”, explica. “Primero fue una fase de documentación sobre el tema y tras eso, que era puramente periodístico, me doy cuenta de que debo contar con un abanico muy plural en las apariciones y puntos de vista porque me parecía la única forma de hacer un documental serio y que tuviese un cierto valor sobre el tema. El criterio fue, fundamentalmente, pensar en todos esos componentes de la polarización que quería abordar (populismos, medios, identidades, memoria histórica…) e ir pensando al mismo tiempo en perfiles que aportaran su conocimiento profundo sobre el tema. Y, al mismo tiempo, sin perder de vista la necesidad de cubrir razonablemente el espectro izquierda-derecha, nacionalistas-no nacionalistas, etc. Fue una cuestión, básicamente, de pluralidad y conocimientos específicos”.
Consigue así Fran Jurado articular un retrato coral y eminentemente plural del fenómeno de la polarización en un momento, además, que parece agudizarse: las inesperadamente adelantadas elecciones generales. Este hecho empujó al cineasta a acelerar las fases finales de la cinta para llegar a su estreno justo en un momento en que pensar en ello parece más pertinente que nunca. “El documental no tiene una vocación partidista”, señala Jurado, “sino de reflexión sobre la problemática. El hecho de que nos encontremos ahora en medio de una campaña pues por un lado es una casualidad y por otro hace que sea más oportuno”. “Que la polarización política es un problema social de primer orden”, concluye Miller, “es algo que nos ha quedado claro tras sucesos como el Brexit o el proceso independentista catalán, por ejemplo. La sociedad es consciente del problema y ese es el primer paso para buscar una solución porque, una vez se toma conciencia de ello, la pregunta es esa: ¿Cómo lo solucionamos?