A la potente luz de otro tipo de feminismo
Payal Kapadia apuesta en "La luz que imaginamos" por un delicado retrato de la amistad entre mujeres


Madrid Creada:
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En la última edición del Festival de San Sebastián, entre narrativas que hablaban obsesivamente de la muerte, reapariciones inesperadas y sacralizadas en exceso como la de Pamela Anderson y un puñado de historias extrañas y salvajes, se coló el título de una propuesta cuya estructura hace honor a su nombre. Especialmente si tenemos en cuenta que su proyección y descubrimiento se sintió como un rayo silencioso, discreto, digno, bello. "La luz que imaginamos" propone de la mano de su directora Payal Kapadia un acercamiento humanista a las mujeres y sus amistosos afectos centrándose en la historia de dos enfermeras que comparten apartamento en Mumbai y una tercera que acaba de jubilarse.
Contraste generacional
La configuración de sus preocupaciones, conexiones y sueños se sirve de un naturalismo lírico que deriva hacia la incandescencia onírica, desde el bullicio de la metrópolis a un remanso en la playa a orillas del mar. Kapadia subrayaba durante el encuentro mantenido con LA RAZÓN en el marco del certamen que "siempre suelo pensar en los títulos de mis trabajos muy pronto, pero en este caso tenía claro que el sentido de una de las palabras que aparece, la luz, iba a actuar como generador de diferentes sensaciones y percepciones de lo que vemos. Parte de esta historia transcurre durante el Monzón, que es una época muy pegajosa, húmeda, difuminada. Pero en Bombay es muy representativo, hasta el punto de que parece que perteneciera a la propia ciudad. Es el único momento en el que la ciudad consigue detenerse y me interesaba mucho centrar la atención ahí durante la primera parte de la película y en el sol a lo largo de la segunda".
"Siempre he hecho una observación muy detenida de las mujeres de mi familia, sobre todo al principio de mi carrera"Payal Kapadia
El contraste de generaciones entre estas dos mujeres que se acompañan y se descubren formaba parte, como afirma Kapadia, de "una observación muy detenida, sobre todo al principio de mi carrera, de las mujeres de mi familia. He tardado seis años de mi vida en hacer esta película y ahora tengo otra generación por detrás de la mía que se arriesga mucho más que yo. En ese sentido necesitaba interrogarme acerca de estos saltos generacionales entre mujeres y abrazarlos". Casi con la misma fuerza que nosotros hacemos con su historia.