¿Qué tienen que ver Velázquez y Juan Bautista Maíno?
El historiador del arte y escritor Antonio Muñoz Molina dirigirá la Cátedra del Prado 2019 con un claro objetivo: el de enseñar a leer un cuadro a partir de su historia
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El historiador del arte y escritor Antonio Muñoz Molina dirigirá la Cátedra del Prado 2019 con un claro objetivo: el de enseñar a leer un cuadro a partir de su historia
Cuando está delante de una pintura, ¿qué piensa? En sus colores, sus trazos, sus contrastes o los rasgos de las figuras... ¿Piensa en el artista? En qué circunstancias hizo el cuadro, por qué razón y con qué destino. ¿Busca conocer la historia que hay detrás de esa obra de arte o se limita a quedarse fascinado por su belleza? Quizá es la agobiante cantidad de imágenes a las que hoy se pueden acceder, de cualquier manera y desde cualquier lugar, la que nos prohíba, a veces, profundizar en una obra y descubrir la singularidad de su contexto. Para conseguirlo -pararse a mirar y a descubrir lo que, a veces, puede ser obvio-, Antonio Muñoz Molina habla de una herramienta fundamental: la arqueología de la mirada. “Si solo juzgamos lo estético, nos perdemos en el funcionamiento del cuadro”, comenta el historiador del arte. Es decir, si en una de las salas del Museo del Prado de Madrid, miramos un cuadro de Fray Juan Bautista Maíno (“La recuperación de Bahía de Todos los Santos”) y, justo en frente, otro de Velázquez (“Las lanzas”) por separado, ambos cuadros son impresionantes, impactantes ante los ojos de cualquier visitante. Pero, ¿y si los relacionamos? Entendemos que la sala hace alusión a una secuencia de victorias de la Monarquía española, y que esta relación culmina con la sala contigua, donde hay cuadros de Hércules, que, además de héroe, fue fundador de la Monarquía.
Esta idea de contextualizar y realizar una sintaxis del arte es la que plantea Muñoz Molina en la nueva Cátedra del Prado 2019: “Rondas del Prado: en el jardín de las imágenes”. “No es igual leer una palabra en un diccionario que leer la frase completa”, comenta el también novelista, planteando que, a través de esta serie de conferencias y seminarios que tendrán lugar en noviembre, busca transmitir que un cuadro no solo está para ser mirado, sino también para ser leído. Para buscar, tras su lienzo y pigmentos, el discurso político, divino o social que el pintor que lo hizo o la persona que lo encargó buscaban tras él.
“Cada obra de arte cuenta una historia”, apunta Molina, “sea visible o no, implícita o explícita, ambigua o descifrable, esta historia ha podido ser milagrosa o perturbadora”. Esto lo indicará tanto a los asistentes a sus conferencias como a los becados de sus seminarios -ambos casos con entrada gratuita- basándose en su experiencia y propios recuerdos. "Cuando era niño e iba a misa había un cuadro espantoso en la iglesia sobre los condenados al infierno", recuerda el historiador. "Esa obra no estaba ahí para mirarla -continúa- sino para dar miedo, para asustar". Por otro lado, recuerda un cuadro de la Catedral de Jaén de la Sagrada Familia. "Me decían que, si al mirarlo veía unas tijeras de la Virgen, no estaría en pecado". Con esto, su intención es hacer ver el milagro de la pintura, cómo las imágenes no solo decoran, sino que tienen un funcionamiento práctico y una razón, un mensaje. Que se realizaron bien para asustar, para transmitir milagros o incluso sensualidad y mensajes perturbadores, como es en el caso de los desnudos: "Estaban destinados para colgarse en las paredes de las habitaciones de los príncipes", cuenta Molina, "con el fin de despertar su sensualidad y así tuviesen hijos más bellos".
Un ejercicio intelectual
Esta cátedra, según explican desde el museo, trae dos novedades. Por un lado, la dirección de la misma por Muñoz Molina, cuyo nombre en la candidatura salió sin cabida a dudas, debido a su infinita curiosidad intelectual y a su manera de ver la realidad. Por otra parte, con motivo de la celebración del bicentenario del museo madrileño, la cátedra será gratuita para atraer al máximo público posible. A través de 4 conferencias -los jueves 7, 14, 21 y 28 de noviembre a las 19:00 y con acceso limitado- y de 4 seminarios para los 20 becarios elegidos -los viernes siguientes a las conferencias, a las 10:00-, se mostrarán las paradojas y realidades del mundo de la imagen, entendiendo a la pintura no como un trabajo, sino como un ejercicio intelectual.
Para el historiador, "es importante comprender cómo se veía antes el mundo, ya que los artistas eran personas como nosotros". Con ello, denuncia que "vivimos en un mundo egocéntrico". Se refiere a la proclamación del "yo", de que todo lo relacionado con el presente responda a la idea de la culminación del mundo. "¿Qué pasa con Grecia? ¿con Roma?", se pregunta Molina, quien pide que es necesario un esfuerzo que requiere atención, paciencia, humildad y respeto para nuestro pasado, sin mirarlo como una preparación del ahora y sin referirnos a él con condescendencia.
Vivimos en una época de congestión informativa, de una gran cantidad de posibilidades para acceder a grandes cantidades de documentos. En una época en la que todo el que tenga opinión opina. Ante esta saturación, a veces confusa, Muñoz Molina, a través de su especializado punto de vista hacia la pintura, pide "cautela y prudencia al hablar de arte". Dejar la palabrería a un lado y pararse a pensar cómo cada lienzo, con sus pigmentos y pinceladas, encierran una historia.
La matriculación para las conferencias estarán disponibles del 14 de junio al 7 de octubre de 2019 hasta completar aforo. Por su parte, la solicitud de becas para los seminarios, se podrá presentar desde el 14 de julio hasta el 7 de octubre. Se otorgarán a 20 jóvenes menores de 35 años y con titulación superior relacionada con los contenidos del curso.