Rayden, de las batallas al pop
El rapero presenta «Sinónimo», su nuevo disco, hoy en Madrid, el 1 de febrero en Valencia y el 2 en Barcelona.
El rapero presenta «Sinónimo», su nuevo disco, hoy en Madrid, el 1 de febrero en Valencia y el 2 en Barcelona.
Define su música como libre, “libre total”, no se deja encasillar en un mundo de etiquetas obligatorias y por eso, en su pasado disco, lanzó un mensaje de hartazgo al mundo del hip hop con su tema “No hago rap”. Siguiendo con esa línea, últimamente ha colaborado con todo tipo de artistas, pero no ha realizado ninguna canción con otro rapero en su último trabajo porque según el alcalaíno “para colaborar con otro rapero, ya rapeo yo dos veces.
Además, en su último directo de Instagram comentó que un diamante en bruto no llegó a ver la luz en su último disco -por desgracia para muchos fans-: una colaboración con Kase-O y Residente. Por mucho que grite lo contrario, Rayden rapea, pero también escribe y declama poesía, canta “cada vez mejor” en tonos musicales y muestra con cada trabajo su eclecticismo y su capacidad de comunicar con cualquier formato a su disposición.
P: La primera canción y la última vienen del aforismo de Gloria Fuertes (Lo primero la bondad/ Lo segundo el talento/ Y aquí acaba el cuento). La tercera frase se queda en el aire.
R: Sí, es como el sujeto omitido. Estaré contento y habré conseguido algo si la gente al terminar el disco dice “Y se acabó el cuento”.
P: En Gargantúa, hablas de los raperos que se muestran con mayor potestad en el Rap que los demás. ¿Hay ciertos sectores en el mundillo que critican tu cambio de estilo en los últimos años?
R: Esto ha pasado siempre en la historia del arte, cada vez que sale una propuesta nueva parece que hay que erradicarla. Veo respiros a lo mejor más enquistados, más enquilosados, más envejecidos... que no han sabido crecer o evolucionar y que intentan hacer de Saturno devorando a sus hijos por miedo. Entonces me pareció muy bonito recurrir al personaje de Gargantúa: imaginario y gigante, para mostrar eso, que yo estoy fuera. Pero a ver, que a mí se me da bien escribir, que si jugamos yo también sé. Es una canción que habla del amor a la escritura y de lo que te debería motivar para escribir. Cada uno podrá hacer lo que quiera, pero creo que es por un lado ese intento de ofrecer algo más que tu discurso de matar al padre y, por otro lado, ofrecer algo más y aprender a crecer para no acabar siendo Saturno devorando a sus hijos.
P: Hablas también de la superficialidad de algunos artistas con temas como el dinero o la fama. ¿Aquí sigues refiriéndote al rap puro y duro o hay algún mensaje contra el trap?
R: No, no. Hablo de esas propuestas que no ofrecen nada y que luego utilizan nuevas tecnologías, como a lo mejor el autotune, que es totalmente loable y válido. El año pasado, por ejemplo, yo cantaba después de un cantante que decía gracias con autotune (risas), me parece una metáfora. Si en algo que dices, que en teoría tiene un sentimiento y que debería ser sincero, se nota artificial, pues creo que es un fiel reflejo de lo que estás proponiendo.
P: El ego del Rap, del que hablas en Gargantúa y en otras entrevistas, ¿lo percibes también en la poesía contemporánea?
R: Más, más... Parece que aquí estamos condenados a muerte. Cuando aparece algún poeta o poetisa que te dicen que han bebido de la escuela... Porque siempre te lo dicen: “yo que he bebido de la escuela de...”. Es como que te quitan el carné para poder escribir.
P: ¿Te han mirado por encima del hombro en la poesía por venir del Rap?
R: Sí, y en el Rap por escribir poesía. Pero a mí me hace gracia porque trabajo en una de las mejores cosas de la vida, que es componer, crear algo, aportar algo. No entiendo por que hay gente que le moleste que otra gente se siente a crear. Esto le pasará igual a Coldplay o a cualquier grupo. He escuchado algunos que dicen que lo que más odian es que un rapero haga una cosa o la otra. En serio ¿lo que más te molesta es ver a alguien crear? Que te pasa en tu vida para que lo que más odies sea ver a alguien crear. Si yo fuese diciendo “soy mejor que tú” pues lo puedo entender. Me podrían decir “no te flipes bájate de la parra”, pero mi discurso es de ofrecer cosas, de intentar transmitir y emocionar. A mí la anti-meritocracia y los “ignoranllosos”, que son mitad ignorante, mitad orgullosos, son un cóctel Molotov.
P: En “Caza de pañuelos” lanzas un mensaje muy necesario que es el de no culpabilizar a las víctimas de una agresión o un ataque sexual. ¿Ves una trinchera ideológica en torno al feminismo en el debate actual y, sobre todo con la irrupción de Vox en Andalucía?
R: No voy a contestar a eso, primero porque estoy en medio de un trabajo de deconstrucción y, segundo por que no voy a hacer la promoción a ningún partido, que es lo que quieren. Yo creo que lo que digo en las canciones está bastante claro y no quiero hacer la promo. Si me preguntas lo que está pasando con los partidos políticos te puedo decir que, igual que antes estaba el oro y luego estaba el oro negro -petróleo-, luego el oro blanco -cocaína-, luego el oro verde -que son Monsanto y todos los transgénicos-, ahora está el oro que yo denomino el oro gris, que consiste en, como decía Bauman, volver las emociones líquidas y rentabilizarlas, sacar rédito y rentabilizar el odio. Basculando entre blancos y negros, posicionándonos entre blancos o negros y enfrentándonos entre nosotros, jugando a crispar y haciendo que les hagamos la producción. Hoy en día un valor al alza es el odio, porque solo hacen falta dos idiotas que se mantengan el careo para hacerle a un tercero la “promosió”.
P: ¿Cómo ha cambiado la situación desde “no nacimos ayer” del 2012 a “Habla bajito”?
R: Yo creo que a peor. Porque ahora está de moda la posverdad, que es mentir mirando a los ojos. Al llamarlo posverdad lo conviertes en un término trendy y queda como cool, pero antes al menos intentaban ocultarlo más.
P: ¿Te sientes censurado en algún tema?
R: No, al revés. Mis amigos me llaman David “el huertos” por los jardines en los que me meto. No, a mí me encanta. Aunque es cierto que yo busco la elegancia. Porque se puede ser más incisivo, más agudo o más ingenioso sin caer en denostar. Prefiero poner cosas en evidencia con juegos de palabras. Ya que cada persona que haga su juicio de valor.
P: ¿Te has autocensurado en lo políticamente correcto alguna vez?
R: No, lo que pasa es que ahora me he dado cuenta de que siendo más elegante hago más daño. Pero vamos, hace dos meses estaba en el Parlamento Europeo señalando a los representantes de los partidos políticos, diciendo que ellos eran los que fomentaban el odio, lo mismo que te he dicho antes. Y encima lo que yo decía se tradujo a 5 idiomas simultáneamente. También me llamaron como embajador de Google para llevar un mensaje contra el odio y han salido escaldados.
P: ¿Notas un cambio de términos en el Rap? Por ejemplo, hace años que se escucha mucho menos algunos términos como “puta” o “maricón”. ¿Eso es autocensura?
R: No, lo que pasa es que vamos creciendo y vamos colocando según que cosas. Una cosa es censurarse con ciertos temas y otra es darse cuenta de que algunos discursos son muy tóxicos. Claro, es que el rap es un estilo musical bastante joven que ha ido ganando en madurez.
P: En Sinónimo tienes colaboraciones con Bely Basarte, Andrés Suárez, Rufus T Firefly, Iván Ferreiro o Pablo López. Ningún rapero aparte de ti.
R: Sí y que yo colabore con gente solo demuestra mi incapacidad, en según que canciones, para llevarlas al punto que se merecen. En el anterior disco y este, no colaboro con raperos porque para rapear con alguien, pues ya rapeo yo dos veces. Pienso en el bien de la canción y cuando veo que por mí mismo no puedo llevar a la canción donde creo que tiene que estar prefiero contar con personas y busco a la más idónea. Tengo la suerte de tener muchos amigos y amigas que, igual que yo les admiro, ellos me admiran a mí. Colaborar con gente como Pablo López, Rufus, Iván o Bely es una maravilla. Encima me parece que han hecho de las mejores cosas de su carrera para mi disco y es de agradecer, me siento bastante afortunado. Para cerrar la pregunta de una forma redonda, las colaboraciones vienen de mi incapacidad a veces, porque soy muy paquete, de llevar según que temáticas a donde quiero.
P: Cada vez se te escucha cantar más.
R: Y mejor (risas)
P: Igual acabas como Ferreiro.
R: Con Ferreiro la verdad es que muy bien. En la canción a veces no se nota cuando acaba uno y empieza el otro. Pero con Pablo López, la cosa se complica más. Soy muy afortunado, repito.
P: “Los dioses también sangran” ¿está basado en un caso personal?
R: Sí claro, hay uno de los peajes a pagar cuando trabajas a base de emocionar y de subirte a un escenario y es que a veces te puede volver un yonki del feedback. Llega un momento que solo te sientes vivo, o realmente vivo encima de un escenario. Pero los estímulos de a pie de calle, normales... Nada te llena tanto, y es un poco el desencanto del día a día comparado con subir a un escenario. También es muy difícil tener compañeros o compañeras de camino que se mantengan a tu lado y no se pierdan por el camino. No de personas sino de cosas que escribir, procesos... Pero nadie te sigue el ritmo. Por ejemplo, con las parejas se hace muy difícil.
P: ¿Solo un músico puede estar con un músico?
R: No lo sé. No te sé responder.
P: ¿Es difícil estar con un músico?
R: Yo creo que es difícil estar con alguien. Es una bomba de relojería.
P: Al final de la canción “Levedad”, ¿es tu hijo quien canta el principio de la canción siguiente?
R: Sí es mi hijo. Es hiper fan mío. De las pocas cosas que le gustan de la música son Arctic Monkeys y yo. Me di cuenta con “Caza de pañuelos” que a base de tocarla yo con la guitarra se la aprendió. Cuando empecé a cantar la que viene después, que empieza con ese cántico, pues veía que el niño la hacía y me dije “pues ya lo tengo”. Es un comodín que todo padre cantante puede usar solo una vez, que es a su hijo tarareando. Además, se nota que es muy pequeño. Estábamos en el Metro y es lo que se escucha de fondo.
P: O sea que Rayden sigue yendo en Metro.
R: Sí, sí, sí. A mi me encanta ir en Metro, aunque es verdad que cuando está lleno y la gente no se lava la sobaquera no me encanta tanto.
P: ¿Te gustaría que tu hijo fuese cantante?
R: No. Me gustaría que fuese notario (risas). Que gane mucho dinero y que no haga música. Que estudie mucho para que haga lo menos posible. Aunque tiene un ritmo (musical) que supera al 75% de la población adulta. Su ritmo y su coordinación. Yo me acuerdo de una de las típicas funciones de Navidad en la escuela infantil y ninguno seguía el ritmo ni de chiripa y estaba escuchando a alguien que sí que lo seguía y, ¡te juro que era mi hijo! Luego le vi las piernas y él marcaba el ritmo. Cuando hago algo con la guitarra él sigue con la batería de juguete y, sigue el ritmo.
P: Igual sí que acaba siendo músico...
R: (Risas) Estoy por mentirle y decirle que soy juglar, y que luego vaya diciendo “mi papá es juglar”.