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Rut Nieves: «Con el estrés y el miedo el ADN encoge»

Presenta «Cree en ti», la guía convertida en fenómeno de ventas que demuestra que el poder para transformar la vida reside dentro de uno mismo.
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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

  • Carmen Macías (malo)

    Carmen Macías

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Presenta «Cree en ti», la guía convertida en fenómeno de ventas que demuestra que el poder para transformar la vida reside dentro de uno mismo.
Dejó su cómoda vida para irse a la Selva Negra en busca de respuestas y su esencia Pasó de diseñar edificios a ser arquitecta de emociones y en «Cree en ti», (Planeta), construye los pilares para comprender la fuerza que tiene el poder de la mente. Porque basta un solo pensamiento positivo para cambiar el rumbo de la vida y hasta mejorar la salud.
–«Cree en ti», ¿en qué cree usted?
–En el amor que reside en cada persona, que somos seres divinos y que hay un potencial inmenso que podemos utilizarlo para hacer bien o para hacer daño.
–¿Ha dudado de sí misma muchas veces?
–He pasado bastantes años dudando, sin tomar decisiones por mí misma a empezar a creer en mí. Nos han hecho creer que las circunstancias tienen poder sobre nosotros, cuando somos nosotros los que tenemos el poder de elegir dónde queremos estar y qué queremos vivir. De alguna forma somos creadores de circunstancias y de lo que generamos a nuestro alrededor.
–Habla de cambiar las creencias. ¿Eso cómo se hace?
–Primero, siendo consciente de que necesitas cambiarlas, escuchándote y aprendiendo a hablar de nuevo. Hay que aprender a hablar en afirmativo, de lo que queremos que suceda y no de lo que no, hablarnos con cariño y repetírnoslo.
–¿La gente con más fe consigue antes las cosas?
–Si son personas que a parte de tener fe hacen algo porque sucedan las cosas, entonces sí. Si no tomas acción, no va a haber cambio.
–¿Qué papel jugaría la religión?
–En el libro aclaro que cuando hablo de Dios no hablo de religión, sino de espiritualidad. Creo que Dios no pertenece a ninguna religión y que cuando la religiones hablan de él, cada en su idioma, hablan de lo mismo aunque lo llamen con otro nombre. Todos tenemos un origen divino, no estamos aquí por casualidad. Cuando seamos conscientes de que estamos conectados a una fuente de amor infinita que es de donde nos llega la energía de la vida, empezarán a despertar potenciales que estaban dormidos.
–Dice que nuestras creencias determinan nuestra biología. ¿Se cura un catarro con pensamiento positivo?
–No, lo que quiero decir es que nuestra forma de pensar afecta a nuestras células. Está demostrado que cuando tenemos ciertas emociones el cerebro segrega unas sustancias que van a todas las células del cuerpo. Cuando son negativas estas sustancias son perjudiciales para las células cuando lo prolongamos en el tiempo. Cuando una persona comienza a ver la vida desde todo lo bueno que le sucede, y experimenta emociones como la gratitud, el amor, la comprensión... está demostrado que el cerebro genera unas sustancias beneficiosas que ayudan a que esas células vivan más o se reproduzcan. Cuando estamos estresados o tenemos miedo, los científicos dicen que el ADN se encoge, que la célula de alguna forma sufre, no se oxigena como cuando está sintiendo gratitud y alegría.
–Cuenta en su libro que el ser humano no tiene miedo al fracaso sino al éxito... ¿Por qué?
–El miedo al fracaso es un miedo superficial, si profundizas en sus capas el temor a brillar y al éxito es grande, porque no estamos acostumbrados a ello. Hay personas que cuando les va todo bien dicen: «Ahora seguro que pasa algo malo». Hemos experimentado la felicidad en dosis tan pequeñas que en el fondo le tenemos miedo. Otras personas tienen miedo a brillar por perder el cariño de alguien, porque envidia o cosas así.
–¿Cómo se entrena alguien para el éxito?
–Con cariño y perseverancia recordando a tu mente cuáles son las cosas importantes, que cosas quieres sentir y ejercitarlo.
–«Las palabras pueden ser el GPS que te lleven a determinados lugares». ¿Cuál es la más poderosa?
–El poder de las palabras es infinito. Hay palabras que son como bombas que cuando te lo dicen puede llegar a hundirte y otras te suben hasta lo más alto. «Te amo», «eres genial», «tú puedes»... Para cada persona hay palabras que son más importantes que otras.
–¿Los verdaderos sueños están al otro lado del miedo?
–Sí. No nos han enseñado que nuestra voluntad es muy poderosa y cuando tu verbalizas algo tu subconsciente se pone a ello. Si no consigues algo en tu vida es porque hay un miedo que te impide conseguirlo y no has conseguido superar. A uno le puede encantar viajar en coche, pero el miedo a conducir le impide disfrutar de ello.
–¿Y cómo se supera?
–Siendo consciente de ello y enseñándote a ti mismo que las cosas pueden ser de otra manera y enfrentándolo. Hay que volver a educar a la mente, al subconsciente. A veces tenemos miedo de experiencias pasadas que a veces ni siquiera nos han ocurrido a nosotros.
–¿Cómo se engorda la autoestima?
–Dedicándote tiempo, escuchándote, preguntándote qué te gustaría que te dijeran los demás y eso mismo es lo necesitas decirte a tí mismo, ante el espejo y aprender a confiar en ti.
–¿Se puede confiar en uno mismo cuando el resto no lo hace?
–No, de hecho es súper importante rodearse de personas que crean en ti para que puedas hacerlo.
–¿Cómo se frena un pensamiento negativo?
–Con uno puesto, decirte lo contrario, creer que va a salir todo bien. O hacer alguna actividad que distraiga la atención.
–¿Hay millones de rendiciones camufladas en un «es imposible»?
–Creo que sí. Si quieres algo siempre es posible y rendirse es una forma de sabotearte ese sueño. A veces, cuando algo no sale es porque no lo queremos realmente.
–¿Qué hacemos con la gente que se queja de todo?.
–Podemos hacer dos cosas: darle a entender lo perjudicial de ese pensamiento e informarles. Si está abierto a lo que le estás contando, genial. Si no quieren cambiar y siguen quejándose hay que intentar limitar el tiempo que pasamos con ellos y explicarles que cuando son tan negativos lo que hacen es perder energía y quitársela a los demás.