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Si Mozart levantara la cabeza... aplaudiría

La Fundación Excelentia y LA RAZÓN organizaron por segundo año un concierto para celebrar el Día de Todos los Santos. El programa, «Réquiem de Mozart» y la Sinfonía número 2 de Beethoven
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La Fundación Excelentia y LA RAZÓN organizaron por segundo año un concierto para celebrar el Día de Todos los Santos. El programa, «Réquiem de Mozart» y la Sinfonía número 2 de Beethoven.
Las buenas costumbres es mejor no perderlas. Así que la Fundación Excelentia volvió a celebrar, junto a LA RAZÓN, una cita que se está convirtiendo en habitual en vísperas del 1 de noviembre. El Teatro Real de Madrid fue de nuevo el escenario elegido, recinto que merece la calidad de la Orquesta de la Fundación y del Coro Santa Cecilia, que esta vez interpretaron una composición del genio de Salzburgo.
Su «Réquiem» ha pasado a la historia por ser la pieza que creó en los últimos momentos de vida. De hecho, no logró acabarla antes de morir y, convaleciente, dio guías y notas al músico Franz Xaver Süssmayr para que la finalizase. Pero, desde su origen, ya es una partitura misteriosa. Cuentan que un hombre encapuchado fue quien le pidió componerlo, hasta que se supo que era un enviado del conde Franz Von Walsegg, que queria el «Réquiem» para «regalárselo» a su mujer recientemente fallecida.
Además, todos estos acontecimientos se cuentan en una oscarizada película, «Amadeus» (de Milos Forman). Sin embargo, no se debe confundir la ficción con la realidad, ya que en el largometraje se toman la licencia de colocar a Salieri (contemporáneo y competidor de Mozart) en el centro de la trama, pero no fue quien demandó el Réquiem ni quien lo terminó con las indicaciones del músico.
Y si la música clásica ha sido llevada al cine (y no con el único objetivo de elaborar una banda sonora) es porque el espectador la conoce. De hecho, es uno de los motivos por los que la Fundación Excelentia eligió esta pieza, según comenta su presidente, Javier Martí: «Es una las obras más emblemáticas de la historia de la música clásica y sin duda es uno de los «Réquiem» preferidos por el público. En ese sentido, si el año pasado hicimos elde Verdi, este año era obligado ofrecer el de Mozart». Aunque el «Réquiem» era el plato fuerte de la noche, por si fuera poco, fue acompañado por la sinfonía número 2 de Beethoven, «que es la primera de su etapa más “clásica”», explica Martí.
La Fundación Excelentia es una institución privada de carácter internacional, ya que cuenta con músicos de numerosas nacionalidades y, lo más importante, jóvenes. De esta manera resulta un buen ejemplo para demostrar que la música clásica (a pesar de los estigmas que algunos le quieran imprimir) sigue muy viva y existe bastante gente interesada por ella. Y justo para que esa curiosidad sigue creciendo fue fundada la fundación.
Javier Martí indica que «toda nuestra actividad está orientada a acercar la música clásica al público, ofreciendo no solo un gran repertorio sino una calidad muy elevada que se traduce en destinar grandes recursos a formar una buena orquesta y contar con buenos solistas y directores. Por ello, un concierto como el del Teatro Real, que pretender ser una cita obligada todos los años, es una forma de acercar la música a las familias con el precio más asequible que se pueda».
Cabe subrayar estas palabras, pues realmente la cita con el «Réquiem» de la Fundación Excelentia se ha convertido en una oportunidad de disfrutar de un evento en el Real a un precio reducido y sin que las entradas se agoten tan rápido como para «Fausto», «La traviata» o «Norma» (aunque la Fundación Excelentia también agota las localidades cada año). Y el espectáculo, como en las nombradas óperas, está asegurado.
Director y solistas
Sobre todo por el talento de la orquesta, el coro, los solistas y el director. En esta ocasión la batuta la cargó el brasileño Lavard Skou Larsen, «que lleva afincado en Viena muchos años donde desarrolla una actividad musical en escenarios de prestigio scomo el Mozarteum. Es un gran conoccerod de la obra de Mozart y Beethoven», sostiene Martí. Subió al escenario con un chaqué azul al más estilo Werther (y no es casualidad pues quien escribió a este personaje novelesco, Goethe, es contemporáneo de Mozart, y ambos centroeuropeos), y sus gestos llamativos reclaman constantemente las miradas de un público al que le entretiene lo que oye, pero también lo que observa.
Los solistas (la soprano María Hinojosa, la mezzo Adriana Mayer, el tenor Roger Padullés y el bajo David Cervera), por su parte, demostraron que en España tenemos grandes voces jóvenes. Fueron llamados para este espectáculo porque «son de primer nivel», asegura el presidente, y porque «hay un denominador común en todos ellos, tener una calidad vocal muy propia para el Requiem de Mozart».
El acto, promovido por LA RAZÓN, tuvo como patrocinador a Seat. Así, los asistentes pudieron comprobar en el «hall» del Teatro Real el espacio interior con el que cuenta el Seat Tarraco, nuevo modelo de la compañía, su SUV de siete plazas. Además, colaboraron la marca de ropa para mujer The Extreme Collection, la agencia Gesmedia y las Bodegas Hispano-Suizas, que fueron los anfitriones del cóctel previo, en el que gustó especialmente su vino espumoso rosado «Tantum Ergo Pinot Noir».

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