La Otra Arcadia

Bécquer, un poeta para recitar... y cantar

La Otra Arcadia recupera la palabra del sevillano en un espectáculo repleto de poesía

David Luque y Beatriz Argüello en un ensayo
David Luque y Beatriz Argüello en un ensayoPablo Lorente

Después del buen sabor de boca que dejó La Otra Arcadia con Me trataste con olvido en su paso por el Festival de Almagro (y su posterior gira), la compañía de Ana Contreras y Raúl Losánez vuelve a los escenarios (al Teatro Fernán Gómez, Madrid, del 3 al 12 de noviembre) con ese sello que se ha convertido en marca de la casa: palabra, música y movimiento en un solo espectáculo "guiado por el propósito de facilitar el reencuentro del público de hoy con Bécquer, el autor de algunos de los versos más recordados y populares de toda la historia de nuestras letras", invitan.

Esta vez, la pareja ha recurrido a un trabajo del que ya mostraron un aperitivo en el café de las Naves del Español (Matadero) hace justo dos años, Vano fantasma de niebla y luz, "pero esto ya es un montaje como tal; aquello fue un recital, una lectura dramatizada", sentencia Contreras –directora–. Lo que comenzó como un homenaje al poeta sevillano en el 150º aniversario de su fallecimiento, ha terminado convertido en la reivindicación de un hombre tachado, en ocasiones, "de cursi", para disgusto del aquí responsable de la versión y la dramaturgia, Losánez: "El paso del tiempo ha hecho que se le entienda desde un lugar un poco ñoño, pero eso no existe puesto que se ha hecho una lectura llevada a lo concreto y amoroso. Y precisamente lo amoroso es un pretexto para hablar de cosas que van más allá, temas universales, abstractos y profundos".

Contreras insiste en que "hay cosas que por usarlas demasiado se vuelven manidas y toca redescubrirlas. Versos que se convierten en una serie de frases hechas que van perdiendo su valor, como esas joyas de oro que de tanto usarlas se han ido apagando y hay que quitarles el polvo para que vuelva la belleza y el misterio". La relectura de la directora se ha encontrado con que las imágenes Gustavo Adolfo Bécquer "están basadas en el mar, el agua, la luz... Mirar con sus ojos el mundo de hoy nos ayudaría a pensar en el sentido de la naturaleza. De algún modo, fue un ecologista y nos hace darnos cuenta del planeta que tenemos y estamos destruyendo".

Raquel Riaño firma la letra de las canciones y pone voz al espectáculo
Raquel Riaño firma la letra de las canciones y pone voz al espectáculoPablo Lorente

La Otra Arcadia busca así poner en valor al autor español más leído después de Cervantes. Un poeta cuyos versos "trascienden lo concreto", apunta Losánez. "Gusta porque su poesía es contundente, posee verdad". Incluso se atreve a denominar a Bécquer como "antecesor de Joaquín Sabina" por su capacidad de partir de algo "muy poético y técnicamente muy bien escrito para conectar con diferentes sensibilidades y llegar a todo el mundo". Figuras retóricas potentes, metáforas y comparaciones unen al músico de hoy y con el poeta del XIX "para conmover a partir de una aparente sencillez".

Fantasma y musa

Si en aquel recital de 2021 la puesta en escena fue más estática por cuestiones del formato, en este estreno absoluto en la pequeña del Fernán Gómez (la Jardiel Poncela) la compañía lo pone todo sobre las tablas con Beatriz Argüello, David Luque, Jorge Bedoya (piano) y Raquel Riaño (voz). La niebla y la luz del verso de Bécquer que da título a la pieza se traslada al escenario a través de un juego de luces y humo en el que Luque representa la búsqueda de un ideal que es una quimera y Argüello es la voz del propio ideal, "aunque sea algo etéreo, intangible, y no se sepa si existe o no", apunta Losánez. El actor, por su parte, explica que se intuye, por momentos, que su figura es la del poeta, "pero en realidad es la voz de cualquier humano con ansias, esperanzas, angustias y alegrías. Bea, no, a ella no se la puede tocar, es esa sombra, ese fantasma". "La musa, que llamaban los románticos", puntualiza Contreras.

Riaño, como responsable de las letras, defiende la música como medio para "perder el miedo" a la idea irreal de que la poesía es elitista o compleja. "No tiene nada que ver con eso", comenta la cantante. Ante la cuidada métrica del poeta, el reto estuvo en "lograr que no se apreciase ese encorsetamiento formal", aunque con "alguna licencia sin traicionar la meticulosidad del autor".

Vano fantasma de niebla y luz se inclina por lo lírico y lo poético para transmitir el sentimiento romántico del anhelo de "una plenitud que Bécquer vislumbra, más que alcanza, a través del amor y de la creación artística", asegura la directora: "Transitando del gozo del hallazgo al pozo de la desesperación, el empeño de la puesta en escena ha sido danzar los poemas, poner música a los movimientos del espíritu, revelar el ímpetu y la tormenta que se agitan en el interior de las palabras".

  • Dónde: Teatro Fernán Gómez, Madrid. Cuándo: del 3 al 12 de noviembre. Cuánto: desde 13 euros.