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«Con quien vengo, vengo»: El enredo más divertido de Calderón

La compañía Amara recupera su actividad con el estreno en el Festival de Cáceres de esta obra hilarante y poco representada del autor.

Gabriel Garbisu lleva a las tablas del Festival de Cáceres «Con quien vengo, vengo», una de las obras menos representadas en el teatro de Calderón de la Barca larazon

La compañía Amara recupera su actividad con el estreno en el Festival de Cáceres de esta obra hilarante y poco representada del autor.

Empeñado como anda siempre en recuperar algunos títulos del Siglo de Oro que él considera excelentes pese a la escasa atención que han despertado tradicionalmente en las grandes compañías, el actor y director Gabriel Garbisu ha vuelto a colocarse al frente de una producción propia, después de muchos años sin hacerlo, para poner en pie, en esta ocasión, «Con quien vengo, vengo», de Calderón de la Barca. El Festival de Cáceres acogerá esta noche el estreno de esta propuesta «sencilla y versátil» en su escenografía en la que «se ha privilegiado la palabra y el juego escénico», según su director.

El montaje acudirá después a otras citas imprescindibles este verano con el teatro clásico como Almagro y Olmedo. Serán las mejores oportunidades, antes de entrar en la próxima temporada, para ver sobre las tablas un texto apenas representado de uno de nuestros grandes autores. «Creo que incidimos demasiado en los mismos títulos –dice Garbisu–, algunos directores de festivales, y muchos espectadores, empiezan a estar hartos de ver reducida la oferta de las compañías a “Fuenteovejuna”, “El perro del hortelano”, “El alcalde de Zalamea”, etc. Hay otras obras que quizá sean menores, pero que están muy bien escritas y siguen siendo muy interesantes». Y ese es el caso, a juicio del director, de esta comedia de enredo que cuenta dos historias de amor cruzadas: por un lado, está la relación de Leonor, a espaldas de su hermano, con don Juan; por otro lado, la de Lisarda, que ayuda a su hermana Leonor disfrazándose de criada, con Octavio, un amigo de don Juan recién llegado de la guerra que, del mismo modo que ella, se ha disfrazado de criado para ayudar a su compañero. Tras este planteamiento, los equívocos empezarán pronto a sucederse: Lisarda, atraída por Octavio, cree estar enamorándose en un primer momento de un criado, y más tarde del propio con don Juan, al que confunde con su amado. A Octavio, por su parte, le ocurre algo prácticamente igual: primero cree que se ha enamorado de una criada y luego, confundiendo a Lisarda con su hermana, cree que está disputándole la amada a su mejor amigo. «Es una comedia muy divertida que guarda similitudes con una obra posterior de Pierre de Marivaux, que es “El juego del amor y del azar”, o con “Donde hay agravios, no hay celos”, de Rojas Zorrilla, en cuanto al tema del señorito disfrazado de criado y, en este caso, también la señorita disfrazada de criada –explica Grabisu–. Es interesante cómo está expuesto todo el conflicto de sentimientos que esos equívocos generan en los personajes».

Coral y joven

Pero, además, en un autor de la envergadura filosófica de Calderón no podían faltar, ni siquiera en una comedia ligera como esta, algunas reflexiones importantes, como recuerda el director del montaje, acerca de las apariencias y de cómo estas pueden pervertir la idea del honor: «Calderón es un seguidor de Cervantes a tope y, así como este se reía en “El Quijote” de los libros de caballerías y de los ideales que en ellos se plasmaban, él también se ríe a su modo aquí del honor; lo que viene a decirnos es que el hábito no hace al monje».

Exceptuando al veterano Juan Meseguer, que interpreta a Ursino, el padre de don Juan, el resto del elenco está formado por seis actores jóvenes –Julia Olivares Polo, Raquel Ruano, Varo Mogrovyan, José Luis González, Luis Burgaz y Javier Calleja–, todos ellos exalumnos del propio Garbisu en distintas épocas. «Es una comedia muy coral en la que todos los personajes, salvo Ursino, son jóvenes. Mi idea era, por un lado, trabajar con gente que conoce perfectamente mi lenguaje, y mi forma de entender el verso y el teatro; y, por otro lado, hacer un reparto en el que la edad de los actores se correspondiese, más de lo que viene siendo habitual, con la edad de los personajes –asegura el director–. Porque, en algunos teatros importantes del país, todavía se montan funciones en las que los protagonistas tienen 30 años más que sus personajes. Quizá no tenga sentido poner a actores de 16 años para interpretar a jóvenes, porque algunos papeles son complicados y es difícil que puedan hacerlos bien; pero creo que es más eficaz y creíble que los hagan los cercanos a la treintena. Creo que hay que dejar paso a las nuevas generaciones; cuando nosotros éramos jóvenes, también nos quejábamos de que ese tapón».

«Con quien vengo, vengo» será la cuarta producción de una compañía, Amara, con la que Gabriel Garbisu inició una aplaudida andadura en el teatro clásico, y especialmente en el de Calderón de la Barca, allá por 2004, cuando puso en pie «El astrólogo fingido». La buena acogida que el público y la crítica dispensaron de nuevo a los dos títulos siguientes, «La vida es sueño» y «La dama duende», no fue suficiente baluarte, sin embargo, para que la crisis económica no obligase a interrumpir la actividad de la compañía. «Me he tirado a la piscina de nuevo pensando que el mercado ahora estaría mejor; pero estoy viendo que, en realidad, la situación no ha cambiado mucho», reconoce con escéptico humor Garbisu.

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