cultura
Crítica de 'Vulcano': El falso relato de lo que somos ★★★☆☆
Andrea Jiménez dirige una función muy atípica, escrita por Victoria Szpunberg
Autoría: Victoria Szpunberg. Dirección: Andrea Jiménez. Interpretación: Pilar Bergés (Adriana), Iván López-Ortega (Eliseo), Albert Ribalta (Manuel), Eneko Sagardoy (Manu) y Macarena Sanz (Inés). Teatro Valle-Inclán (Sala Francisco Nieva). Desde el 7 de marzo hasta el 13 de abril de 2025.
Una periodista (Pilar Bergés) y un cámara (Iván López-Ortega) trabajan en un reportaje sobre un trágico incendio que se produjo en una vivienda y sobre la actuación que tuvieron los vecinos para tratar de salvar a las personas afectadas. Entre los entrevistados, hay tres miembros de una familia que jugaron un papel importante: Manuel (Albert Ribalta) y sus dos hijos, Manu (Eneko Sagardoy) e Inés (Macarena Sanz). El encuentro de estos cinco personajes tratando de arrojar luz sobre los acontecimientos hará saltar por los aires la supuesta ‘verdad’ de los mismos, ya que cada uno tiene una versión un poco diferente y todos parecen ocultar o tergiversar algunas cosas.
Andrea Jiménez dirige una función muy atípica, escrita por Victoria Szpunberg, en la que ha potenciado la comicidad de las situaciones para que el resultado, a falta de contener en su texto un análisis muy sesudo de los temas que aborda, sí sea al menos entretenido de principio a fin. Y, a este respecto, ha sabido aprovechar bien las posibilidades de los propios actores con los que ha montado el espectáculo. Destacan especialmente Macarena Sanz y Albert Ribalta, que tienen una proverbial vis cómica hagan lo que hagan, y Eneko Sagardoy, en un registro muy curioso que poco tiene que ver con los personajes en los que le vemos habitualmente en teatro.
Es verdad que late en la obra una reflexión acerca de cómo manipulamos la memoria a la hora de construir nuestros relatos y de cómo necesitamos esos relatos, fantásticos o veraces, para dar sentido a lo que somos, pero Szpunberg no logra dar suficiente hondura a esa idea en su dramaturgia ni tampoco consigue que cobre una clara entidad poética, por lo que Jiménez se ve obligada en su propuesta a jugar con el concepto, creando algunas simpáticas situaciones, más que a desarrollarlo en un estricto sentido escénico.
Sin llegar al extremo del director José Martret en sus últimos trabajos, también aquí el uso de la cámara en directo se convierte en un elemento importante y sirve para mostrarnos cómo ya en el registro audiovisual de un hecho cualquiera se aprecia una desvirtuación, aunque sea mínima e involuntaria, con respecto a su estado natural en el momento en el que se producía. Pero no es una obra sobre la manipulación de la cámara o de los medios, sino, en todo caso, y se agradece su amplitud crítica, sobre la manipulación que ejercemos todos, tengamos al alcance el instrumento que tengamos, cuando queremos mostrar la verdad sobre algo.
· Lo mejor: La obra está entretenida y se enmarca en una producción atractiva.
· Lo peor: Hay algunos detalles, como la carta o la conversación final con el personaje de Ovidio, muy muy ñoñitos.